Cap 10

3 1 0
                                    

                             DESCANSO

(Narración)
La reina roja se encontraba inconciente en su asiento, ella no respondía y parecía tener fiebre.

Adara: Mi reina! Está bien?! *La mueve levemente*

R.Ismael: Que tipo de perro guardián no nota que su dueño esta inconsiente?! - Se acerca a Dalia preocupado -

Adara: Que tipo de maestro no nota que su disipulo se desmayo?! - Responde al comentario -

Doctor: Parece que a manejado mucho estrés últimamente, también tiene mucha fiebre y esta resfriada, 40 grados... *Pone el termometro a un lado* Tal parece que esas cosas no le hicieron nada de bien *Se levanta* Se que es difícil ya que estamos en tiempos de guerra pero su majestad necesita reposo. Despertará en unas horas más

R.Ismael: Esta bien, puedes retirarte *Dice serio*

Doctor: Si mi rey *Hace una reverencia y se retira de la habitación*

************************************
(Tres horas después)

(Narra Dalia)
Mi cuerpo se encontraba más pesado de lo normal, supongo que las consecuencias de tantos problemas asotando sin descanso al fin me alcanzaron *Suspiro* abrí los ojos lentamente, la habitación estaba iluminada solo por los finos rayos del crepúsculo. Reconocía esta habitación a la perfección, la gigante cama adornada con suaves mantas de seda y el elegante pabellón de finas telas rojas con rosado... A mi mente los recuerdos en esa habitación llegaron, parecía que nada había cambiado, seguro si revisaba el armario todavía estaría mi viejo uniforme de discípula y los viejos álbumes de fotos y dibujos, pero mis dulces recuerdos se fueron cuándo a mi cabeza llegó un dolor punzante y mis manos fueron instintivamente a mi cabeza como si eso fuese a aliviar mágicamente mi dolor, cerre mis ojos con fuerza para esperar a que mi dolor se esfumara pero unas suaves manos derrepente acariciaron mi cabeza y una aterciopelada voz tan familiar dijo mi nombre con cariño mientras encendía varias velas a la ves.

R.Ismael: Dalia, Te duele mucho mi niña?

El se sentó a mi lado y saco un pequeño frasco tan elegante y ostentoso como sólo el podía tener, No hay duda que este es mi maestro, tan amable y duro al mismo tiempo. Un rostro tan frío y una mente tan movida que al día de hoy no consigo comprender

R.Ismael: Toma *Le extiende una pildora* con esto te sentiras mejor *Sonríe*

R.Dalia: Gracias maestro - Tome la píldora de sus manos con elegancia y respeto para después tomarla sin dudarlo. Mi maestro me enseñó a comportar me con modales incluso si siento el dolor de mil cuchillas en mi cabeza -

El solo me sonrió con amabilidad mientras sacaba un abanico que reconocía muy bien, no pude evitar sonreír mientras más nostalgia invadía mi mente y remplasaba aquel dolor que estaba sintiendo anterior mente. El estaba loco, era una persona muy extraña y de mente retorcida pero aún si todos sentían miedo a su lado, yo realmente era incapaz de odiar le o juzgarlo.

R.Dalia: Veo que sigue usando mi regaló maestro *Mira el abanico*

R.Ismael: Es... sin duda digno de mí - No aceptaría fácilmente que lo hacía por amor y yo lo sabía pero igual bastaba con saber la verdad y el sabe que lo se -

R.Dalia: Acaso me extraña maestro? - Dije con una leve sonrisa mientras observaba su mirada perdida -

R.Ismael: Solo son viejos recuerdos, no hay de que preocuparce mi niña *Oculta su rostro con aquel elegante abanico*

The Diamond WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora