Pretty Boy (Niño bonito) LawRusso

Llamarse novios

Capitulo 8
Llamarse novios

Daniel estaba comiendo un helado de vainilla, mientras caminaba junto a Johnny por la feria que estaba en la ciudad. Daniel tenía hambre así que ambos, después de haber llegado, fueron a un puesto de helados dónde el rubio le compro el que ahora llevaba en la mano.

Los dos chicos estaban muy silenciosos, y Johnny parecía no poder mirarlo a la cara, así que Daniel se sentía un poco incómodo. No sabía cómo romper el silencio, no tenía algún tema del cual hablar con Lawrence, y honestamente tampoco era como si tuvieran muchas cosas en común.

En lugar de eso, tras haberse molestado por la indiferencia del rubio, notó que el helado se iba derritiendo y deslizándose por el cucurucho, con su mente sucia, decidió usar su lengua muy pícaramente para evitar manchar sus manos.

—Humm— gimió levemente, lo cual llamo la atención del rubio.

Johnny giró su cabeza a la izquierda un segundo, y cuando la regresó su vista nuevamente al frente, su cerebro reaccionó casi de inmediato y volvió a posar su mirada en el azabache. Este tenía una mancha de líquido blanco en sus labios y mejillas, abrió la boca sacando su lengua, donde todavía había algo del helado deshaciéndose en su paladar. Diablos, se veía tan sexy, otra vez estaba provocándole, Johnny lo sabía perfectamente.

—Ahora no es momento para eso, Daniel— exclamó algo serio.

—No entiendo de que hablas— por supuesto que sí. —¿Hice algo malo?— preguntó con una falsa ingenuidad y con bastante insinuación.

—Solo quiero disfrutar de la feria, por el momento quiero que actúes como tú mismo.— dijo mientras tenía una erección que le estaba molestando en la entrepierna por lo apretado de su pantalón. —Solo hay que divertirnos, como personas normales, ¿Si?

—Yo hago lo que tú me digas, Johnny boy.

Entonces como si fuera una película romántica y cliché, ambos chicos subieron a la rueda de la fortuna. Ahí en el cielo, ambos se sintieron un poco más cercanos, el uno al otro.

—¿Sabes? Ahora que mi mamá sabe que soy gay, me está atacando con muchas preguntas.

—¿Cómo cuáles?— preguntó Daniel.

—Bueno, ella cree que tú y yo somos novios.

—¿Novios? Ja,ja,ja.

—¿Qué es tan gracioso?

—Bueno, pues es que, no somos novios.

—Si, bueno, eso ya lo sé, pero, podríamos serlo— se atrevió a decirlo el rubio.

—Johnny, honestamente no entiendo que hacemos, a decir verdad nunca antes me había pasado algo así, pero si de algo estoy seguro es de que no somos pareja. Somos, amigos, sí, amigos con beneficios, eso es todo.

—Sí, es cierto, eso es todo...— repitió decepcionado el rubio. —Pero, ahora que mi madre lo sabe, bueno, ¿qué evita que podamos llamarnos novios?

—¿Llamarnos novios? ¿Quieres que sea tu novio falso?

—No tiene que ser necesariamente falso, ¿entiendes?— el niño bonito no respondió, simplemente se quedó mirando aquella vista que la rueda de la fortuna le daba.

Johnny por su parte tampoco dijo nada más. Ya había sentido que su corazón se le había partido, y se le habían olvidado las ganas de seguir jugando en aquel lugar.

Al bajar de la rueda de la fortuna, lo primero que el rubio quería era escapar, sentía que todo lo que había hecho hasta ahora fue en vano, el niño bonito no lo quería, a pesar de lo que le había dicho mientras estaba borracho, tal vez la verdad era que Daniel no sentía nada por él.