➜ ᎒ 03

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Aún cabeceando, James se mantenía alerta, aún despierto. Había algo en él que le decía que no debía dormir, si eso le hacía estar cansado a la hora de la caminata. En ese momento, siguió su intuición y se quedó despierto, con Joe dormido a su lado, ahora tranquilo.

Suspiró, con la cabeza doliéndole tanto que le dejaba un fuerte mareo. Llevaba teniendo dichos dolores desde hacía bastante tiempo, intuía que era por su falta de sueño, sus constantes sacudidas en el cuerpo a la hora de trabajar, y por la falta de comida que ingería. Aún cuando el dolor de cabeza le martilleaba la cabeza de maneras descomunales, nunca dijo nada; porque su prioridad era cuidar de Joe, si eso le hacía dormir menos, sobreesforzarse más, comer menos. Nunca podría dejar a Joe sin algo de comer o un lugar donde dormir, no él estando con vida.

La cabeza le dio vueltas y sintió un regocijo en el estómago que lo hizo salir del coche para taparse la boca y contener las fuertes arcadas que le habían invadido. No vomitó, pero se sintió peor. Mareado, se apoyó en el coche, con la cabeza punzando más del lado derecho.

"Muévete, rápido." Había salido de sus labios, inconsciente y de la nada. Se desconcertó, porque estaba tan mareado que balbuceaba cosas que parecía que no era él.

Entonces, su cuerpo se movió hacia atrás del coche, como si se estuviera escondiendo. ¿Por qué? Y la pregunta del año: ¿Y de quién?

Como un cable enchufado, su cabeza se desconectó un momento y quedó en trance un rato, mirando a la nada y no sintiendo su cuerpo. Fue entonces que su cuerpo se asomó de hurtadillas detrás del coche, viendo como tres tipos encapuchados venían hacia su dirección con unos pinchos en las manos.

Movió su mano hacia su frente para concentrarse al estar muy mareado, pero sorprendentemente su mano no se movió. A continuación, él se movió a un lado del coche cuando los tipos pasaron a un lado. Fue ahí cuando se dio cuenta que no tenía el control de su cuerpo, se sintió alterado. ¿Qué estaba pasando?

"Pogo se salva a sí mismo." Dijo en un casi inaudible murmullo, diciendo para sí.

James, o bueno, quien tuviera control del cuerpo de James, se acercó a una de las llantas del coche y sacó algo de debajo del coche. Cuando alzó su mano, se dejó ver un pincho, corto, filoso y con rastros de tierra al haber estado oculta en la tierra.

Rio, tapándose la boca al carcajear de la nada. Frunció el ceño y apretó el mango del cuchillo, girando su mirada al ver a los tres tipos cerca de él, viéndolo de manera extrañada, pero a los segundos furiosa, para luego ser una aterrada al verlo levantarse empuñando su mano y carcajeando de una manera tan atípica que a los tipos se les revolvió el estómago.

Todo pasó muy rápido para su gusto, aún recuerda el momento en el que pinchó al primer sujeto, fue aburrido porque la sangre no le manchó. Luego fue una segunda, tercera, cuarta y quinta vez; el tipo cayó al suelo y él se puso encima suyo, tomando el cuchillo entre sus manos con el filo hacia abajo y clavó éste repetidas veces en su pecho. La sangre le salpicó, manchando la cara, la ropa y el suelo. Con la mente distorsionada, removió sus manos por todo el pecho del tipo y se bañó en su sangre, ensuciándose con una sonrisa en sus labios, mientras que las carcajadas no paraban de salir de muy dentro de él.

Hasta entonces se giró hacia un lado, viendo a los dos tipos que le quedaban tirados en el suelo por lo estupefactos que se habían quedado al ver al tipo al que habían ido a amenazar apuñalar hasta la muerte a su amigo mientras reía sin un ápice de remordimiento. Se espantaron cuando éste prácticamente saltó encima de su amigo y lo empezó a apuñalar. Era grotesco, porque la sangre salpicaba a todos lados y el culpable solo podía bañarse en ella y reír, como si estuviera gozando de realizar dicho acto atroz.

Dulce Hogar | Gustacio. [Ver. Original]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora