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ELIZABETH

Visualice a Mason junto a Corey sentados en una banca en el pequeño parque, justo donde mi amigo me dijo que estarían y debía recogerlos. Una vez más cerca, pude observar que están abrazados, Corey tiene su cabeza recostada en el hombro de Mason. Dios, son demasiado lindos.

Estacionó el Porsche enfrente de la parejita, atrayendo su atención de inmediato. Bajo la ventanilla y me subo la gafas de sol a la cabeza.

Mason y Corey intercambian miradas de confusión entre ellos y luego voltean a hacia a mí.

— Llegó su carroza, suban...— los invito a subirse. Ellos suben a la parte trasera del auto con una sonrisa en sus rostros.

— Wow, ¿Desde cuando conduces un Porsche, Beth? — preguntó Corey curioso.

— Ojalá fuera mío, lo que gano en la cafetería a penas me alcanza para comprarme un chicle — bromeo mientras los chicos se colocan el cinturón de seguridad. — El auto es de Jackson, me lo presto.

— ¿Cómo conseguiste que Jackson te prestara su auto? — exclamó Mason sorprendido.

— Un buen mago nunca revela sus secretos.— les guiño un ojo a para después voltearme y empezar a manejar a la primera parada del día. Mason ya me había dado una lista con todos los lugares a donde debía llevarlos.

[...]

— Bajen aquí, buscaré donde estacionarme.— ellos asienten y bajan del auto a la tercera parada del día. Los pierdo de vista una vez que entran al elegante restaurante de comida italiana.

Mi estómago ruge recordándome que no he comido nada desde el desayuno y son casi las cuatro de la tarde. Para mi mala suerte, no encontraba ni un solo estacionamiento en la zona. Llevaba alrededor de diez minutos simplemente dando vuelta a la plaza.

Mi rostro se iluminó cuando hallé un lugar vacío. Antes de que alguien más me lo ganara, acelere hasta llegar al aparcamiento y finalmente me estacione con éxito. Me baje del auto con la intención de buscar algo de comer, sonreí cuando identifique una cafetería del otro lado de la calle. El plan era entrar al establecimiento, pedir un café, comprar unas cuantas donas, pagar mi orden, salir del lugar y volver al auto. El plan era simple y rápido, volvería justo a tiempo para llevar a Mason y Corey a su siguiente parada.

Entre al local dejando sonar la campana anunciando mi llegada.

Había solo tres personas haciendo fila para comprar, me coloqué detrás de la última persona y tras pasar aproximadamente cinco minutos ya era mi turno, hice mi pedido, lo pagué y me senté en una de las mesas que estaban desocupadas en espera de mi comida. 

Si Bobby supiera que vine a almorzar a una cafetería que no es la suya, probablemente me despediría.
Tal y como escucharon, el entrenador Bobby Finstock además de entrenar al equipo de lacrosse y ser profesor en la preparatoria Beacon Hills, también tiene una cafetería llamada "Bobby's", yo trabajo allí de medio tiempo junto a Isaac.

— ¡Elizabeth! — escucho como alguien dice mi nombre provocando que salga de mis pensamientos. Levanto la vista y es la chica que me atendió, me está llamando para que recoja mi pedido.

Una vez con mi almuerzo en mis manos, me dirigí hacia la salida, justo antes atravesar la puerta, no me pude resistir y saqué una dona de chocolate de la bolsa dándole un gran mordisco para después dar un pequeño sorbo a mi café.

Salgo del establecimiento de lo más feliz con una sonrisa en mi rostro, pero está se borra al instante cuando veo una patrulla aparcada a un lado del Porsche de Jackson.

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