La fiesta acabó entre palabras de ánimo hacia mi persona y abrazos, muchos abrazos, quizá demasiados. Eran más de las cuatro de la mañana, mi dieciocho cumpleaños tocaba su fin y sólo dormiría las que serían menos de dos horas, debería irme ya a la cama...
-Ahora no voy a dejar que te vayas.-Me dice Dani con los labios encajados a la perfección en los míos,
-Dani... -Consigo decir.-Tengo que levantarme dentro de dos horas.
Sus manos envuelven mi cuerpo atrayéndome lo máximo posible hacia él y no puedo hacer nada por evitarlo, tampoco quería.
-Yo tengo concierto. Lo mío es más importante.
-¡Que te den! -Intento separarme de su risa, su perfecta risa que hace que no quiera volver a mi casa a pesar del terrorífico frío que hacía fuera.
Él no deja que me vaya.
-¿Cantarás mañana más alto que nadie? -Sus labios rozan los míos.
-Te lo prometo. -Le susurro volviendo a hundirme en un beso en el que por primera vez de forma tímida encuentro su lengua con la mía.
Perfección. Esa era y siempre sería la palabra.
Mi hermano irrumpe el beso tras abrir la puerta para buscarme y ambos estallamos en un mar de risas. Mario, decide volver a dentro sin dar explicaciones, aunque su risa, deja todo más claro.
-Hasta mañana pillow talker. -Me susurra en el oído.
-Tienes que dejar de hacer eso Fernández. -Le digo sabiendo el efecto que producían en mí aquellos susurros.
-No prometo nada. -Deja un ligero beso en mi mejilla y se dirige al gran ascensor para despedirse por fin de mí con un guiño antes de que se cierren las puertas.
Mi cansado cuerpo, aunque aún sigue flotando en una nube, es capaz de encaminarse a la cama incluso de quitarse la ropa para poder vestir el cómodo pijama. Pocos segundos después, mis ojos se cierran hundiéndome en un profundo y placentero sueño. O al menos eso parecía...
Mis ojos se abren poco a poco, no hay ruido de ningún despertador. ¿Sería aún demasiado pronto? Trato de alcanzar mi reloj pero no hay rastro del pequeño aparato del demonio. Me incorporo con cuidado, quizá lo haya dejado en cualquier otro lado. Entonces, me percato. No hay ventana, no hay libros en mi mesilla, ni siquiera hay mesilla... No. No estoy en mi habitación. Tampoco estoy sola. ¿Quién esta a mi lado?
-Buenos días preciosa.
¡NO! ... ¡Por que estaba soñando con eso, ahora!
-¿Que haces aquí? -Pregunto incrédula.
-No me he ido en ningún momento.
Mi cuerpo se levanta de la cama, comenzaba a entrar en un estado no demasiado normal. Conocía esa casa, ya había estado en ella antes. Me encamino a la puerta, la abro. La luz de la mañana ilumina toda la estancia, por el momento no hay nadie más. Espero, que no haya nadie más.
Me prometí a mí misma que aquello había acabado para siempre, no es que ahora fuesen malos amigos, ni mucho menos pero, la relación acabó hace tiempo... Acabó. ¿Por que mi mente estaba castigándome de aquella forma? ¿Sería cosa del alcohol? Espera... ¿Alcohol? ¿Cuándo había...? Dios... Los recuerdos, vuelven a inundar mi mente. La tarde anterior, había empezado una relación con Dani, uno de los componentes del grupo español, Auryn. Estaba perdidamente enamorada de él, al igual que al parecer, él de mí. Acto seguido, Mario había organizado una fiesta en casa, en la que extrañamente, los cuatro chicos restantes de Auryn estaban presentes. Eran compañeros de fiesta. Todos me habían hecho un regalo, dos Meet & Great para el concierto del día siguiente, el concierto más grande de su carrera, el Circus Avenue Night. Bebimos, jugamos al juego de las preguntas cómo aquel día en el Mell's de Gran Vía. Se marchaban algo más tarde de las cuatro de la mañana, no todos, Dani se había quedado. Nos morreamos durante los que fueron los minutos mejores de toda mi corta vida y luego... se fue. Mis manos tiemblan ligeramente. Dani. Ahora estaba con Dani. ¿Por que no estaba soñando con sus buenos días? ¿Por que no estaba soñando con sus abrazos, con sus besos? Y lo más importante... ¿Por que otra vez con Sergio?
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(Des)Aparecer - Dani Auryn
FanfictionFanfic. ¿Que harías si aquella persona que tan lejana parece... apareciese en tu camino, en tu vida? Amaya, una Auryner de 17 años, jamás pensó que todo aquello fuese a ocurrir. De hecho, en ningún momento llegó a pensar, que su historia fuese real...