Capítulo 19: Todos los caminos llevan a ella

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Después de tragar con cuidado el medicamento, y ver cómo Dani salía de la conversación con esa chica un tanto molesto; me permito el lujo de cerrar los ojos durante unos segundos. Mi corazón bombea bastante más deprisa que hacía unos segundos tras ingerir la glucosa y demás componentes correspondientes a la medicación a la par que mi cabeza lleva el mismo ritmo, provocando un dolor soportable, pero dolor al fin y al cabo. Escucho la voz de Dani cada vez más cerca, después de haber oído la misma, en modo túnel; cómo si estuviese a kilómetros de distancia y el trecho que nos separaba fuese un empedrado túnel. Esta vez, oigo a la perfección sus advertencias:

-May cielo, no cierres los ojos.

Aquella frase resulta ser una orden automatizada por mi cerebro, que no hace más que abrir mis párpados más rápido de lo que me gustaría. Me topo con su mirada azulada nada más abrir los ojos, y aún noto los brazos de Blas sosteniendo mi peso ligeramente a pesar de estar consciente. Sonrío a ambos de lado haciéndoles saber que me encontraba en condiciones.

-¿Estás bien? -Me pregunta Blas sin dejar de soltarme.

-Sí... Me suele pasar así que ya estoy acostumbrada. -Le digo algo cansada, sosteniendo mis articulaciones cómo si de plastilina se tratase.

-Vamos a esperar un poco a que haga efecto, ¿vale? -Me dice Dani acariciando mi mejilla con cuidado. Asiento con la cabeza a modo de respuesta y Blas deja un beso en mi cabeza antes de volver con el grupo, preocupado por mi estado de salud. -Así fue cómo nos conocimos. -Me hace saber el chico en un susurro y se acerca con cuidado a mi rostro con la intención de besarme...

-Vaya, cielo, ¿te encuentras bien? -Hace saber una voz situada a mi derecha que irrumpe sin descaro mi beso con Dani.

Rina.

-Sí, gracias. -Le digo no queriendo sonar demasiado cortante.

-He visto que casi te desmayas y digo; jolin a ver que le pasa a la chiquilla. -Me hace saber con la dulzura habitual que parece tener siempre, en cualquier situación. Y muestra una sonrisa que podría calificarse cómo una de las mejores sonrisas que había visto hasta el momento.

-Gracias por preocuparte, de veras...

-¿Amaya? -Otra voz se acerca al grupo y Dani se separa de mi rostro sabiendo que iba a ser imposible un beso en esos momentos. Esta vez, la voz me resulta más que conocida.

-¿Michael?

-Con que has sido tú la del casi-desmayo. -Dice entre risas, provocándola también en Rina.

-¿Os conocéis? -Interviene Dani con las cejas en alto.

-Realmente no. Pero la hostia que nos hemos llevado esta tarde no se olvida fácilmente.

Esta vez, soy yo quién ríe primero.

-Ha sido culpa suya eh, que conste en apta. -Digo señalando al chico aún notando la pesadez en mis brazos.

-Ha sido un accidente Amaya, no me lo tengas en cuenta.

-May. -Le digo a la par que Dani quizá, le fulmina ligeramente con la mirada. -Llámame May.

La rubia cruza sus brazos y sonríe en lo que parece ser una sonrisa triunfante que dirige a un celoso Dani.

-May, entonces. Olvidemos este suceso para recordarlo cómo anécdota a contar en un viernes de borrachera con los cuatro amigos de turno.

Río de nuevo.

-Trato hecho.

Dani y Rina parecían no estar presentes en aquella extraña, aunque cómoda conversación. Realmente juraría haber estado conversando únicamente con Michael todo este tiempo que dura la conversación, pero es en el momento en que Dani roza ligeramente su mano con la mía, cuando me doy cuenta de la presencia de los dos rubios.

(Des)Aparecer - Dani AurynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora