Capítulo 24

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Destiny estaba saturada mentalmente a tal punto que creía que estaba a punto de explotar o de desmayarse, no estaba segura pero lo que pasara primero. En ese momento ya ni sabía qué hacer o cómo sentirse, todo se sentía tan raro, ella se sentía rara. Le asustaba lo rápido que las cosas podían cambiar, cómo en un momento todo parecía estar bien y después todo se iba por la alcantarilla.

Su hermano seguía abrazándola, llevaban casi veinte minutos de esa manera más en ningún momento se sintió incomoda. De hecho, tenía la sensación de que, si el albino la dejaba de sostener, se caería en miles de pedazos que no tenía la fuerza de reunir.

El policía que se había encargado de recoger los testimonios de sus padres se había ido unos minutos atrás y había dejado a la familia sola y conmocionada. El ambiente estaba cargado de tensión y estrés. 

—¿Qué haremos ahora? —preguntó Sterben sin dejar de acariciar el cabello de su hermana con dulzura.

El señor Stevenson le dio una mirada a su primogénito antes de regresarla a su esposa. Maureen apretó su mano en un acto cariñoso y de soporte. Fred también parecía que en cualquier momento podría explotar y, al ser del tipo de personas que no perdía la calma fácilmente, verlo de aquella manera sobrecogía a la pelirroja.

—No lo sé, eso es asunto de la policía, cariño —murmuró la mujer con una sonrisa ladeada—. Lo que sí sé es que debemos de mantenernos alerta —hizo una pausa para cambiar la dirección de su mirada y posarla en su hija— en caso de cualquier situación.

Pensar en los tipos de situaciones con las que podrían lidiar hacía que Destiny sintiera que su estómago se revolvía. Aun así no demostró el miedo que las palabras de su mamá causaron. 

—Creo que sería mejor que nos quedemos en casa hasta que todo esto se solucione —propuso Fred con un suspiro.

Sterben negó con la cabeza tan rápido que Destiny sintió que en cualquier momento podría salirsele. —No, no podemos sucumbir ante el miedo, papá.

—No pienso poner la vida de mi familia en riesgo.

—No puedes poner una vida a salvo si no existe una vida que proteger —determinó el joven, con firmeza—. Tendremos cuidado, papa, pero me rehúso a que me quiten parte de la normalidad que aún nos queda.

La severa mirada de Fred se enfocó en su hijo, estaba a punto de despotricar contra él, pero el suave apretón que le dio su esposa logró calmarlo. Sabía que estaba perdiendo los nervios y luego de unos segundos se dio cuenta que desquitarse con su hijo no era la respuesta a sus problemas. Por otro lado, no sabía cual era la verdadera respuesta así que solo atinó a quedarse en silencio y dejar que Maureen tomará el mando de la situación.

—Max, tu padre tiene razón —dijo la mujer con aquella tranquilidad y dulzura que le era característica. Sterben no era capaz de usar con ella el mismo tono que había utilizado con su padre—. Al menos por unos días, cariño. Todo esto es muy reciente y lo que necesitamos ahora es algo de tranquilidad.

Sterben le sostuvo la mirada por un largo tiempo hasta rendirse ante sus palabras y asentir.

—Destiny, cariño, ¿qué opinas tú?

La pelirroja levantó la mirada, distraída. Apenas y había escuchado algunas partes de la conversación que mantenía el resto de su familia pero las suficientes para saber de lo que hablaban. Su mente divagaba sin pedirle permiso y empezaba a abrumarla.

—Yo... —Carraspeó. Su voz había salido demasiado rasposa y baja para su gusto—. Creo que estará bien lo que decidan.

Maureen le dedicó la más apacible mirada que le había visto dar en años. La mujer tenía el don de hacer ver el mundo hermoso, aunque todo se estuviese cayendo a pedazos. Destiny deseaba tanto tener esa misma visión del mundo, ese mismo control de sus emociones, pero ella no había sido afortunada, su hermano sí aunque en ese mismo momento dudaba de aquello.

How To Be A HeartBreaker.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora