Capítulo 14

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Apenas tuvo la oportunidad de dar por terminada la salida con su hermano, lo hizo. Realmente deseaba poder quedarse más tiempo con él, pero las circunstancias no se lo permitían. Tal vez si terminaba con todo eso, podría regresarle el gesto yendo junto a él a algún lugar donde él quisiera ir. El acuario al que solían ir con sus padres cuando eran pequeños era una buena opción.

Miró la dirección que mostraba el GPS de su celular. No quedaba muy lejos del lugar como para arrepentirse de no haber traído el carro, pero sí que le ahorraría una gran carrera. Finalmente decidió tomar un taxi que la llevara hasta ese lugar. Le pasó el celular al chofer y dejó que la guiara por las calles de la ciudad.

Se preguntaba la razón del encuentro. Tal vez tenía cosas que decirle, pero no estaba segura de poder hacerlo sin una preparación previa. No le daría el placer de lucir débil, no le daría la oportunidad de ver que le afectaba. Necesitaba mantener su cabeza fría en todo momento para no perderse entre sus emociones.

Por supuesto que todo eso era pura palabrería y esperaba que al menos pudiera comportarse a la altura de la situación.

Dedicó el tiempo que le ofrecía el recorrido para observar por la ventana. Reconocía las calles, la ciudad no era tan grande como para guardar demasiados secretos entre sus calles, tal vez no había pasado mil veces por ese lugar, pero al menos tenía vagos recuerdos de haberlo hecho un par de veces antes.

El taxi se detuvo y el chofe le devolvió el celular mientras ella buscaba el dinero para pagarle. Salió del taxi y cerró la puerta del auto distraída por la construcción que se alzaba delante de sus ojos. Bastante interesante e impactante si no fuera porque conocía el lugar totalmente. Había pasado varias noches ahí, ¿cómo no pudo reconocer a donde se dirigía?

Tocó el timbre de la puerta, pero esta cedió ante su toque. Frunció el ceño y simplemente se permitió entrar sin previo aviso. Del otro lado de la puerta se encontraba una chica pelinegra con impactantes ojos miel. La evaluó de arriba abajo e hizo una mueca desaprobatoria antes de señalarle con la cabeza a la habitación derecha. Destiny le dio una última mirada antes de seguir el camino que ella le indicó. La chica le resultaba vagamente conocida pero no recordaba realmente de dónde.

No estaba planeando demorarse mucho así que entró al salón con paso firme y sin detenerse a admirar ningún aspecto del lugar, ya lo conocía demasiado bien como para detenerse a hacerlo.

– Pensé que no llegarías nunca –exclamó la rubia sin ocultar su fastidio

Destiny se encogió de hombros. – ¿Qué hacemos aquí?

– Soy ahijada de los Arango. Mi familia y la de ellos se conocen de años, ¿sorprendida? –preguntó levantándose del mueble donde la pelirroja la había encontrado sentada– Sí, eso significa que un día seré más rica de lo que ya soy.

– Es una pena que ninguna cantidad de dinero en el mundo te pueda comprar una personalidad.

Ella rio con ganas y aplaudió ante las palabras de la chica. – ¿Por qué tan agresiva? ¿Es que acaso alguien mejor te ha quitado el novio o qué?

– Qué –respondió mordaz– porque dudo realmente que haya sido por alguien mejor.

Savannah se limitó a sonreír. Si estaba enojada o dolida por lo que le decía, no lo demostraba.

– Supuse que te habías acobardado.

Destiny rodó sus ojos. Si ella no hacía el esfuerzo por ser cortés, ella tampoco lo haría. – Sin rodeos, ¿para qué querías que venga, Savannah?

How To Be A HeartBreaker.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora