Capítulo 2

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— Y uno, dos, tres, cuatro.

El coreógrafo marcaba el paso de sus doce talentosas estudiantes. Caminaba alrededor de las jóvenes observando sus movimientos. Había trabajado con ellas varios años y eran increíblemente valiosas. En esas chicas estaba plasmado el sudor y la disciplina que había inculcado en ellas cuando apenas era solo un joven coreógrafo más.

Recorrió a cada una con la mirada y no pudo evitar detenerse en una de ellas: la pelirroja. Su alumna prodigio. Y la que le había representado un mayor desafío.

Se había enterado mediante a sus padres que ella había sido una gran gimnasta que incluso podría haber llegado a las olimpiadas. Sin embargo las lesiones son pequeños obstáculos que un deportista está dispuesto a enfrentar en algún momento de su vida. La de Destiny fue algo más que eso.

Unos minutos después las jóvenes se encontraban en el suelo luego de un merecido descanso platicando acerca de las nuevas mallas de Ricardo, su coreógrafo.

— Nunca he sido muy fan del estampado de guepardo. —Comentó una, Penélope. Jugaba con su botella de agua mientras le daba una mirada de soslayo.

Ricardo se encontraba ocupado en una esquina jugando con su equipo de música.

— Eso solo nos dice algo. —Esta vez la que habló fue Tina. Ella lo miraba también pero era menos discreta.

Caro, a su lado, alzó su barbilla. — ¿Qué?

— Es toda una fiera. —Tina trató de hacer el sonido de un felino pero lo que único que logró imitar fue a un gato en agonía o al menos eso le pareció a Destiny que las observaba sin decir nada mientras tomaba de su botella de agua.

La clase había terminado ya hace unos minutos y varias de las chicas habían optado por irse. Destiny disfrutaba del momento de sus compañeras y probablemente sus únicas amigas. Por eso le gustaba esas sesiones de baile, en la universidad era mucho más difícil socializar que allí. Era un grupo reducido y luego de siete años era imposible no hacer amigas allí.

— Yo puedo asegurar eso. —Caro sonrió. Sus ojos prendiéndose con lujuria mientras por su mente pasaban breves imágenes.

Penélope se movió incomoda en su sitio dando otro trago a su botella de agua. — ¿Estás hablando del baile?

— Claro. El baile. — Caro le guiñó un ojo a su amiga.

Todas soltaron una carcajada a excepción de Penélope la cual no entendía del todo el porqué de sus risas. Era la más pequeña del grupo con solo dieciseises años y, además, era la única virgen entre las presentes. Se había unido hace apenas cuatro años y a veces era complicado no sentirse como si no encajara del todo.

Ricardo se acercó a las chicas con su típico andar lleno de gracia haciendo que las chicas sonrieran. Pasó su mirada por cada una de ellas antes de dar con la de Caro. Extendió su mano hacia ella y le hizo un gesto con la cabeza. El resto de las chicas los miraban con cierto anhelo. Incluso Destiny. Deseaba tener a Nick a su lado en ese momento.

— ¿Nos vamos? —preguntó con una sonrisa dirigida a su enamorada la cual rebosaba de alegría.

No era un secreto para ninguna de las chicas del grupo que ambos salían. Caro ya tenía veintidós años y podía tomar la decisión de con quién salir desde hacía un largo tiempo. Los diez años que marcaban la diferencia de edad entre ambos no era tanta para los ojos de la chica. Sus padres se llevaban quince y parecían llevar su matrimonio de la mejor manera. Además, de alguna forma Ricardo le complementaba en las zonas en las que necesitaba. Y el chico sí que sabía qué hacer en la cama.

How To Be A HeartBreaker.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora