Jungkook.

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Luego de separar la ropa de color (que en realidad son muy pocas) de sus prendas negras, metió a la lavadora su primera tanda de ropa sucia. Después comenzó a revisar los bolsillos de sus pantalones antes de lavarlos también.

En uno de ellos encontró un papel rosado doblado por la mitad, lo abrió extrañado y leyó.

So Hye.

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Llámame cuando puedas ♡˖

“¿So Hye...? So Hye...”

Y entonces recordó. Era el número de aquella chica que se la paso casi toda la noche intentando llamar su atención en aquel bar, con la que se vio obligado a bailar por la insistencia de Ben y sus amigos.

Era linda, Jungkook no lo niega y acepta que si estuviera en otro momento de su vida sentimental, la llamaría. Quizás solo para divertirse un rato nadamás.

Sin embargo está calado hasta los huesos de amor por Seokjin, así que perder el tiempo con una chica como ella es algo que no quiere ni pretende hacer. Su corazón le pertenece solo al castaño.

Jungkook enseguida arrugó el papel entre sus manos y lo boto al cesto de la basura, para continuar con las tareas de aseó pendientes de su departamento.

Después de terminar de lavar su ropa, siguió con su habitación. Era todo un desastre, con cosas regadas por el suelo, algunos CD'S revistas y también por la orilla de su buró estaba un pedazo de pizza que no se terminó, la noche anterior.

Estar a cargo de la cocina de la cafetería es un trabajo pesado, pero ahora ser el dueño del establecimiento y ser responsable por completo de los pagos, los abastecimientos, los decorados y los empleados, es sumamente estresante teniendo que pasarse el tiempo completo a veces. Por esa razón se entiende que cuando llega de la cafetería lo único que quiera es descansar, no limpiar.

No obstante a Jungkook le gusta, ama su trabajo y lo mejor es que es su propio dueño. No podría pedir más, y ya solo falta que su castaño vuelva con él y será por completo feliz.

Primero recogió todo lo del piso y separó lo que fuera basura y lo que no, sacudió los muebles y aspiro el suelo a la perfección. Después con un trapo húmedo en mano se acercó a limpiar el espejo, pero antes quito con cuidado las fotos de Seokjin que tiene pegadas en el. No le gusta tenerlas guardadas ni ocultas entre páginas de libros, a Jungkook le gusta tenerlas en el espejo porque así al despertar es lo primero que ve y cuando llega, se duerme viéndolas.

Tiene cinco fotos, en tres de ellas salen  abrazados sentados en una banca del parque. En la cuarta se están besando mientras están recostados en el sofá de su casa.

Jungkook se sonríe ensoñado mientras las vuelve a pegar. Recuerda ese día que estaban intentando tomarla, fue un poco complicado por la posición y porque cuando se besaban Jungkook se olvidaba de tomarla a tiempo y salía movida o demasiado oscura.

Y en la última está solo Seokjin durmiendo hermosamente en su cama semidesnudo solo con la sábana cubriéndole lo necesario.

Esa es su favorita, pues la capturó la mañana que amanecieron juntos luego de tener su primera vez.

Jungkook beso esa en especial, la pego de vuelta y continuo con su aseó.

No obstante unos golpes sonoros a su puerta, llamaron su atención.

Se seco las manos y fue directo a abrir la puerta sin antes preguntar.

—Hola Jungkook ha, que bueno que te encontré —Saludo aliviada, tan pronto vio al pelinegro abrirle la puerta.

MI PROMESA (KOOKJIN) LIBRO #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora