Enfrentamiento.

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Jungkook dejó aparcada la motocicleta a mitad de la glorieta del hotel y se apresuró a llegar al salón. Recorrió todo el lobby sintiendose tenso, ansioso y con el ceño fruncido tratando de hacer caso omiso a la opresión que sentía en su corazón. Pues a los pocos segundos de haberse marchado de la fiesta sin Jin, ya se había arrepentido.
Por el pasillo se cruzó con varios meseros que iban en dirección contraria a la suya, se percató de que le miraron con extrañeza y murmullos. Con un resopló, los ignoró.

Solo quería llegar ya con su lindo castaño y poderselo llevar de este lugar de una vez por todas.

—¡Pero que demonios!

Sin embargo él corazón se le aceleró de repente y su estómago se estrujó al encontrarse con el salón completamente vacío. Ya no había nada, ni mesas, ni los floreros y los adornos tampoco. Todo estaba limpió y en perfecto orden como si hace menos de una hora no se estuviera celebrando una boda.

Se dió una vuelta mirando por todo el salón, incluso corrió asomarse afuera al jardín, pero no había rastro del castaño.
¿Pero qué fue lo que sucedió para que todo terminara tan rápido? ¿Dónde estaba Jin? ¿Se había marchado, ya? Sí fue así, ¿por qué no le esperó entonces?

Se quedó un momento desconcertado preguntándose en silencio. Luego salio del salón y se dirigió hacia al lobby nuevamente teniendo una sensación desagradable en el pecho. Sacudió su cabeza, no podía ser que Jin se marchara así como así, pareció entenderle cuando le dijo que no tardaría en volver por él. Además estaba muy tomado como para poderse ir solo.

Se detuvo pensativo a mitad del vestíbulo. ¿Entonces que sucedió?

—¡Jungkook!

Al reconocer la voz del ojigris, Jungkook se volvió hacia su izquierda. Allí estaba Jimin, sentado en uno de los sofás del lobby. Al parecer él rubio estaba esperando por él. Se acercó viéndole desconcertado pues al entrar no lo vio, pero cuando él ojigris se quitó el pañuelo de la boca dejando ver la sangre en su labio roto, una sensación de alarma le hizo estremecer el cuerpo y corrió.

—¿Jimin...?

—¡¿Por qué te tardaste tanto idiota?! —lloriqueo levantándose del sofá.

Jungkook frunció su ceño y negó sin comprender.

—¿De que estás hablando? —se percató de que estuvo llorando y la desesperación que vió en sus ojos, le hizo estremecerse—. ¿Qué rayos pasó Jimin? —gruño tenso buscando al castaño a su alrededor— ¿Dónde está Jin? —le agarro de los antebrazos con fuerza al no recibir respuesta— ¡Contestame! ¿Que mierda le hicieron ese imbécil y tu?

—¡Yo no le hice nada! —exclamo echándose a llorar, le dolía que Jungkook le mirará con tanto recelo y desconfianza—. ¡Yo no! ¡Yo solo, traté...!

—¿Ah, no? ¿Y ese golpe Jimin? —le interrumpió molesto—. Hiciste algo... —le acuso con la voz peligrosamente baja— ¿Intentaste hacerle daño?

—¡Que no le hice nada! —chillo y se safo de su agarre—. ¡No tienes ni idea de lo que acabo de pasar por culpa tuya y la de él y aún así vienes y me tratas como la mierda...!

Jungkook rodó los ojos.

—Pues entonces, ¿dime que pasó y por qué no encuentro a Jin por ningún lado? —le pregunto impaciente— ¿Dónde está, Jimin?

—Ya no está aquí... —trago saliva— Hoseok, él se lo llevó —le solto.

—¿Que se lo llevó? —repitió y el corazón se le disparó. Entonces intuitivamente supo lo que había pasado, él pelirrojo había estado esperando a que tuviera que dejar solo a Jin para poder llevárselo—. ¡Ese hijo de...!

MI PROMESA (KOOKJIN) LIBRO #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora