Extrañarte duele.

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Si le hubiera roto el corazón, definitivamente habría sufrido y llorado por un tiempo. Seguramente ese sería el momento más difícil de su vida, amar profundamente a la persona que te hizo sentir por los cielos y terminar destrozado por la misma.

Su rompimiento le habría quitado las ganas de seguir adelante, su vida se vendría abajo, se apagaría y se hundiria en una nube gris de tristeza. Perdería toda su confianza, su seguridad y autoestima sintiendo tentadoras las ganas de acortar su vida.

Y pasaría así el tiempo sin sentirlo hasta que llegara el día en que la herida de su corazón sanará y en un momento menos pensado volvería a latir con fuerza por alguien más. Quedando entonces el doloroso recuerdo de su amor en el pasado.

Después de todo, estaba seguro que volvería a sonreír con alegría y su vida tendría sentido de nuevo.

Pero Jungkook no tiene heridas que sanar, su corazón no está roto. Seokjin y él no tuvieron un doloroso rompimiento, no hubo palabras hirientes y confesiones rencorosas. No sé dijeron adiós, si no hasta pronto.

Y sin embargo, no hay día en que su ausencia le lastime el corazón. No hay noche que no llore hasta quedarse dormido, exhausto. Seokjin está en su mente todo el tiempo.

Siente que las cosas dejaron de importarle, ya nada puede tener tanta importancia como cuando estaba Seokjin a su lado incluso el mundo entero puede irse al demonio y el ni se turbaria.

Lo único que le hace levantarse cada día, es el deseo de volver a ver a Seokjin. Que él vuelva para que Jungkook pueda liberarse de esa promesa, Seokjin necesita regresar para que ese vacío en su pecho deje doler.

Porque para su fortuna o la de Seokjin, su corazón se niega a querer a alguien más Jungkook solo lo ama a él y está seguro que puede pasar el resto de su vida esperándolo y aun así. Su amor seguirá teniendo la misma intensidad.

Seokjin es su mundo y aunque esté sufriendo por su ausencia, nada ni nadie podrá cambiar eso.

Mirar las fotos que pudo tomarle a Seokjin antes de que se fuera al extranjero se ha vuelto una necesidad en su día a día eso le da un poco de ánimo y fuerza para realizar su trabajo en la cafetería aunque siempre termina teniendo consecuencias ya que la bella imagen de Seokjin solo le hace profundizar el vacío en su pecho.

—Jinnie... —Murmura su nombre con anheló. Desliza sus dedos por la foto perfectamente cuidada dibujandose en su rostro una sonrisa melancólica—. ¿Dónde estás...?

De sus labios se escapa un suspiro largo, la contempla por unos minutos más y enseguida la deja sobre su cama ya hecha. Su trabajo en la cafetería no puede esperar mucho menos ahora que el establecimiento es todo suyo.

Tuvo la oportunidad de serlo hace ya medio año cuando el dueño tuvo un problema personal muy fuerte con respecto a la salud de su hija, siendo Jungkook quien le salvará. Ser dueño de esa franquicia fue su manera de agradecerle.

Se viste encima una chamarra gruesa y se coloca los guantes tejidos que le mando su madre hace un mes. Es enero y el gelido frío es tanto que llega a quemarte los pulmones con solo darle un profundo respiro.

Antes de salir, saca el plumón rojo de su cajón y marca con una gran “X” el día de hoy en el calendario. Eso lo hace todos los días para recordarse a si mismo que Seokjin volverá pronto.

Pero ya ha marcado así 3 calendarios completos y Seokjin aún sigue sin regresar.

[...]

—¿Que le pareció hyung?

La relación entre Kio y él se profundizó para bien. Ahora el chico de cabellos rizados dejo de llamarle Sunbaenim para decirle con mucho cariño y respeto, hyung. Luego de todo este tiempo resultó ser Kio quien se mantuviera a su lado dándose cuenta de sus malos momentos, percatandose de su tristeza camuflajeada con tontas excusas y falsas enfermedades.

MI PROMESA (KOOKJIN) LIBRO #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora