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-¿Y como van con esas reuniones en familia? -Julio fue el primero en hablar, habían llegado a un bonito espacio en el que podían estar los dos solos, tendió una manta sobre el césped para que ninguno se ensuciara la ropa

Mirabel rodó en la hierba apenas llegaron

-Es demasiado cansado -Se quejo recostada observando el cielo, estiró los brazos a ambos lados para quitar la tensión en ella- Yo propuse eso de sentarnos cada siete días para hablar sobre algo que nos moleste pero aún así..

-Es demasiado cansado -Se quejo recostada observando el cielo, estiró los brazos a ambos lados para quitar la tensión en ella- Yo propuse eso de sentarnos cada siete días para hablar sobre algo que nos moleste pero aún así

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-Es difícil que cambie la gente de un día para otro ¿No? -Supo que el mayor obstáculo debió ser la abuela Alma

-Exacto, yo sé eso -Se sentó al darle la razón- Ya sabía que la abuela tendría problemas para aceptar por completo el cambio es solo que..

-Esperabas que las cosas se dieran mejor -Le paso una empanada sobre una servilleta- Ya es alguien mayor, dale tiempo, decirle a una persona que su forma de actuar toda la vida es la incorrecta no hará que cambie por arte de magia -Sacaba más cosas de la canasta mientras hablaba- Incluso si tu familia si es mágica -Mirabel sonrió ante el mal intento de Julio por bromear, él devolvió la sonrisa y dió un sorbo a su café

-Los cambios son difíciles -Miraba atenta a su empanada, como si está fuera a darle el consuelo que buscaba

-Difíciles pero no imposibles -Puso una mano sobre su hombro, Mirabel agradeció el gesto, no esperaba que el muchacho Hernández fuera tan bueno para comprenderla- ¿Cocada? -Extendio un plato con dulces postres

-Definitivamente -Sus ojos brillaron ante los deliciosos manjares que traía Julio- ¿Dices que TODO esto te sobró del desayuno? -Cuestiono al ver la gran variedad de cosas que traía

-Si..-Mirabel no le creyó, rendido soltó un suspiro con algo de vergüenza- Bueno no

-¿Lo hiciste para..que exactamente? -Las manos de Julio comenzaron a sudar, no esperaba que ella cuestionara todo

-Bien -Solto un suspiro y alzó los brazos en señal de rendición- No me acostumbro a no tenerte fastidiandome desde temprano

-¿Me extrañaste? -Se burló pero su expresión cambio cuando vio las orejas rojas de Julio- Ay por dios ¿Me extrañaste?

-Callate y come -Con voz temblorosa imploro que dejara de hacer preguntas, no era bueno para lo cursi y aún le provocaba bastantes nervios pensar en que eso era una cita

-Cuando era niña -Mirabel tomo la iniciativa para cambiar de tema- Le dije a Camilo que una guayaba representaba de una forma poética y hermosa el silencio que se hacía en el mundo

-¿En serio le dijiste eso? -Era de familia decir tonterías

-No, solo le dije que se estuviera callado como una guayaba -Le dió una enorme mordida a su empanada- Y el tonto sigue usando esa expresión

-Así que fue tu culpa -Un misterio menos pensó él

-Cuentame algo de Julio pequeño -Sacudio sus manos, lista para escuchar una historia

-¿Algo en específico que quieras saber? -No se le venía nada a la mente que pudiera ser interesante

-No se, sabes montar, cocinar, según entiendo fábricas algunas cosas, eres bueno cuidando del ganado, en la escuela te va bien con tus notas, tienes una buena condición física -Enumeraba lo que sabía de él sin darse cuenta de que cada palabra lo hacía encogerse por pena- ¿Cómo es que haces todo eso pero no sabes bailar?

-¿Cómo es que lo único que te sale bien es bailar y cantar? -De hecho no recordaba nada más en lo que ella fuera experta, salvó quizás en provocar accidentes- Supongo que nunca lo ví como algo necesario para mí, asumí que nunca habría alguien que quisiera verme bailar

-¿Quieres que te enseñe a bailar? -Entuciasta se levantó y le tendió una mano para que la siguiera

-No me gusta bailar -Aún así no ignoró el gesto y se levantó junto a ella

-Soy buena maestra, tu sígueme -Tomo una mano para ponerla en su cintura, enseñaría algo básico que podría usar en cualquier ocasión

-Bueno, maestra -Mas alto que ella la miro hacia abajo, puso presión en su agarre y la atrajo hacia él- Enseñeme a moverme -Las palabras quedaron ahogadas en la garganta de Mirabel, ese chico la traía mal

Casi en la puesta del sol estaban de regreso en la casa Madrigal, fue una tarde agradable en dónde ambos disfrutaron su compañía, volviéndose un poco más cercanos de lo que se habían vuelto meses atrás
En la entrada de su hogar Mirabel no sabía cómo debía despedirse, la comida fue placentera así como el rato que pasó con Julio, nunca antes había sentido la necesidad constante de reír sin sentido mientras veía los ojos de algún muchacho

-Pero si es mi Julio -Aparecio Félix de pronto, tiempo atrás él y su familia se quedó con los Hernández el tiempo que estuvieron sin hogar- ¿Que te trae por acá muchacho?

-Yo solo vine porque..-Felix vio a los adolescentes frente a él y soltó una risa

-Ya entendí, ya entendí -Asintio con la cabeza en señal de aprobación- Tuvieron una cita -Antes de que Mirabel pudiera contestar Julio fue quien hablo primero

-Si, la invite hace un rato, fue un poco repentino pero resultó bien -Mirabel lo miro asombrada, hasta ese momento no se había permitido pensar que eso fuese una cita para no hacerse ilusiones- Tengo que irme -Se despidió de Félix- Te veré otro día -Le sonrió a Mirabel

-Vaya vaya -Felix sonreía ampliamente, a sus ojos su sobrina había conseguido novio- Primero te hace el cuarto y ahora la comida, te agarraste uno bueno Mira

Mirabel vio a su tío irse de nuevo a quien sabe dónde a hacer quien sabe qué, pero aún así en su cabeza solo se repetía una cosa "Primero te hace el cuarto" ¿Significaba aquello que Julio fue quien había hecho el arreglo para que su habitación se ampliará de tan encantadora forma?

Sus nervios se alteraron aún más cuando al mirar al segundo piso vio a su prima Dolores viéndola con una sonrisa de orgullo

°•Jurabel•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora