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A medio día, bajo el deslumbrante sol, por las calles de encanto Mirabel sonreía inmensamente mientras se dirigía en búsqueda de Julio, dando grandes pasos y saltos que de vez en vez hacían juego con la música que se oía en el pueblito

Julio! -Llamo al muchacho desde las vallas de madera del corral de ganado que pertenecía al abuelo Hernández

Desde dentro del corral, moviendo fardos de heno Julio sonrió de lado cuando vio a Mirabel esperando por él
El trabajo desde temprano siempre era pesado pero nada a lo que no estuviera acostumbrado, bajo el ardiente sol sobre su piel el sudor ya lo había empapado, por desgracia no había con que secarse a la mano

No quería asquear a Mirabel con su sudor

-¿Que hay, Madrigal? -La saludo manteniendo una cierta distancia- ¿Cocinaste? -Solto una leve risa al verla de cerca

-¿Cómo supiste? -Asombrada lo miro con sus grandes ojos brillantes bajo sus lentes, Julio sonrió al momento que pasaba una mano por su mejilla

-La harina te delata -Se recargo sobre la valla, él estaba dentro del corral todavía

Mirabel sonrió con torpeza al verlo tan relajado, ambos tenían ya varios meses de encontrarse por el pueblo para charlar, caminar, comer y a causa de Mirabel también bailar, así que entre los dos había surgido una muy buena relación, que ninguno sabía cómo llamar

-Ayude a mamá a preparar arepas y te traje algunas -Rebuscaba dentro su bolso, luego le entrego una envuelta en servilleta

-Definitivamente tú hiciste está -Le dió una amplia mordida mientras degustaba el sabor

-¿Por qué lo dices? -Se mordió el labio esperando saber su opinión

-Pues un lado esta quemado y el otro crudo -Masticaba con lentitud mientras fingía hacerlo con dificultad

-Olvidalo, mejor dámela -Trato de arrebatarsela pero Julio alzó el brazo para impedirlo, él era mucho más alto y eso facilitaba todo- Dame eso Hernández

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-Olvidalo, mejor dámela -Trato de arrebatarsela pero Julio alzó el brazo para impedirlo, él era mucho más alto y eso facilitaba todo- Dame eso Hernández

-Nanana -Mirabel estaba del otro lado del corral así que él solo se hizo para atrás para negarle la oportunidad de quitársela- Esto -Señalo la arepa- Es mío -Le dió una mordida más

Entre risas Julio vio a Mirabel subir por la valla de madera para tratar de detenerlo, por desgracia su larga falda azul quedó atorada e hizo que por poco cayera, de no ser por el muchacho que pronto se acercó para atraparla

Entre risas Julio vio a Mirabel subir por la valla de madera para tratar de detenerlo, por desgracia su larga falda azul quedó atorada e hizo que por poco cayera, de no ser por el muchacho que pronto se acercó para atraparla

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-Ten más cuidado Madrigal -Sus rostros estaban tan cerca que incluso lo escuchaba perfectamente mientras hablaba en voz baja

-Estas todo sudado -El momento y su cercanía con Julio hacia que su corazón se acelerará, no sabía en qué más pensar además del cuerpo bajo sus manos

Él rió cuando la noto tan nerviosa entre sus brazos pero comprendió que el sudor de su cuerpo podía llegar a ser molesto para las chicas, en especial a la que tenía cargando, así que la bajo con cuidado y una vez sus pies en el suelo se hizo presente la gran diferencia de estaturas
Mirabel tuvo que alzar la mirada para conectar sus ojos con los de Julio, las piernas casi le fallaron cuando él le sonrió

-¿Que pasa Madrigal? -Se burló mientras notaba su rostro enrojecido, dió unos pasos al frente para hacerla retroceder- ¿Te incómoda el sudor? -Puso su brazos sobre la valla detrás de Mirabel, acorralandola- ¿O te incómodo yo?

-Yo.. -Intentaba hablar, claro que lo intentaba pero las palabras parecían haber desaparecido de su cerebro

En blanco por completo no supo que hacer más que mirar sus ojos, por desgracia su subconsciente le jugó mal pues su vista se deslizó hasta sus labios

-Era broma -Se aparto él riendo nervioso, giro su cuerpo para evitar que Mirabel se fijara en su vergüenza, pero ella estaba ocupada tratando de calmarse a si misma como para notarlo

-Ya..ya pronto es mi cumpleaños -Con una mano rascaba su cabeza, nerviosa con ganas de alivianar el ambiente que se había formado

-Lo sé, llevas diciéndome eso casi dos meses -Julio rodó los ojos mientras sonreía recordando tantas veces que lo repetía cada que se encontraban

-¿Y que me darás de regaló? -Puso su rostro entre sus manos, esperando que le dijera, él se recargo en la valla para mirarla con los labios torcidos casi en una sonrisa

-Solo diré que ha sido un dolor de cabeza, y más que vale te guste -Tomo la cantimplora que tenía sujeta a su cintura dando un largo trago bajo la atenta mirada de Mirabel

-No puedo esperar -Se acomodo los lentes pensando en cientos de obsequios que Julio pudo haber preparado para ella

-Como sea -Estirando los brazos soltó un gran suspiro de cansancio- Debo ir a casa, necesito una ducha

-¿Te acompaño? -Julio arqueo una ceja sin saber si había escuchado bien o no

-¿Que? -Mirabel enrojeció una vez más cuando su cerebro proceso sus palabras

-A tu casa, me refiero a tu casa -Movia frenética sus manos para corregirse a si misma

-Que torpe -Le acomodó los lentes antes de caminar por su lado- Te veré en tu cumpleaños, Madrigal -Se despidió agitando la mano sin voltear atrás

Tres días faltaban para eso, podía esperar tres días para verlo, quizás así organizaba bien su cabeza y dejaría de decir cosas bobas cada vez que lo viera, salió del corral de la misma forma en la que entró, trepando la valla, directo a su casa sin prestar atención a nada más que a sus pensamientos

Todo el camino a casita, Mirabel regañaba a su cerebro por hacerla actuar tan torpemente

°•Jurabel•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora