Final

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-Ya olvide la última vez que abrí mi puerta y no te ví medio dormida esperándome -Le paso una manta encima a su novia esperándolo temprano por la mañana

-Buenos días -Le sonrió tallando uno de sus ojos, adormilada aún por ser tan temprano

-Tienes veintitrés años, princesa -La beso en los labios con dulzura para ayudarla a despertar- Ya estás grandecita para tener sueño a las ocho de la mañana

-Pero aquí estoy -Se señaló de cuerpo completo- Lista para molestar al amor de mi vida

-Que tierna -Giro los ojos con una sonrisa sarcástica- Vamos, pasa -Se hizo a un lado para invitarla a entrar- Aún tengo cosas que hacer y hace algo de frío

-Permiso -No tuvo que decirlo dos veces antes de que ella ya estuviera llegando a mitad de la sala

-Me tardaré un rato -Se encamino a la cocina, estaba preparando una gran dotación de alimentos para su abuelo y sus vecinos ya incapaces de hacer muchas cosas- No están mis padres si quieres duerme un rato en mi cama hasta que acabe

-Buenas noches entonces -Corriendo subió las escaleras teniendo un tropiezo a mitad de ellas

Abrió de un golpe la puerta de la recámara con más fuerza de lo que hubiera querido

-¡No azotes puertas! -Le grito Julio desde abajo, Mirabel no pudo evitar soltar una ligera risa

Con las manos en la espalda entro con cautela a la habitación como si algún secreto de Julio pudiera esconderse en cuanto la viera; inspeccionaba con la mirada los muebles, la ropa, los marcos de fotos, deslizando las yemas de sus dedos entre los cajones del buró azúl marino con decoraciones oscuras

-Ups -Fingio inocencia cuando por accidente abrió uno de esos cajones

Sabía bien en cuáles buscar alguna cosa o regalo y en cuáles solo encontraría ropa; tantas veces que se quedó en esa habitación esperando que Julio terminara de hacer algún trabajo en su casa, le dieron la oportunidad de desenmascarar hasta el más mínimo detalle de esa alcoba

Dando un último vistazo a la puerta para verificar que Julio no entrará en ese momento comenzó con su inspección rápida en búsqueda de algo para ella, él siempre le daba detalles pequeños pero hermosos que la habían mimado demasiado y ahora adoraba hallar esos obsequios ocultos entre las cosas de su pareja

-Ay dios.. -Por un momento sintió que su alma abandonaba su cuerpo

Entre sus manos sostenía una pequeña y bella cajita abierta que dejaba expuestas dos hermosas argollas de oro

Una explosión se escuchó en su cabeza, cientos de pensamientos la hicieron marearse, agotada por todas los escenarios posibles que creaba en su imaginación en tan solo unos segundos

Las fuertes pisadas de Julio en las escaleras la hicieron dar un brinco, guardando todo de vuelta en su lugar para no hacerlo enfadar por haber descubierto los anillos

-¿Que estás haciendo? -Con un paño húmedo se limpiaba la harina de sus manos, confundido de porque Mirabel estaba frente aquel buró

-Nada -Una risa nerviosa salió apenas de ella, sin saber cómo actuar ahora

-Nada -Una risa nerviosa salió apenas de ella, sin saber cómo actuar ahora

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°•Jurabel•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora