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-Estoy tan~ aburrida -Se quejaba junto a su mejor amiga

-Pues no estés aburrida -Jimenez no prestaba mucha atención, estaban en el estudio de su casa mientras ella confeccionaba una nueva falda

-Comienzo a pensar que estás más encariñada a las telas que a mí -Se estiró con pereza extendiendo los brazos

Ese día en particular no tenía nada que hacer así que desde temprano fue a casa de las Jiménez para charlar un rato, teniendo en cuenta que Pepa había castigado a Camilo y este tenía prohibido ir a ver a su novia
Mirabel no contaba con que ella estaría bordando sin hacerle caso, tampoco podía contar con la compañía de Julio que, desde hace medio año estaba ocupado con sus compañeros de clases

Si bien la escuela en encanto no era exactamente una gran carga, seguía siendo importante para muchos, en especial para el joven Hernández que desbordaba de responsabilidad por todo el cuerpo
Tal y como había prometido se hacía tiempo para ir a pasar el rato a su lado pero nada comparado a como antes era, pues sus citas y charlas se reducían a simples dos horas, y no diariamente

Mirabel comprendía la situación en la que él se encontraba, el trabajo con el ganado, el trabajo en su casa, el estudio en la escuela y sobre todo ser el encargado de su clase
Era sorprendente que hasta la fecha no se hubiera vuelto loco ya

-¿Por qué no visitas a Julio? -Con cuidado y destreza pasaba la aguja entre la tela- Hoy no hay escuela y sus padres están con su abuelo

-¿Cómo es que sabes eso? -Entrecerro los ojos cuestionando de dónde pudo haber obtenido esa información, Jiménez rodó los ojos recordando los celos de su novio casi con la misma expresión que Mirabel

-Él y su clase nos encargaron que hiciéramos su ropa para el evento de despedida que harán -Señalo la montaña de telas sobre una mesa al fondo de la habitación- Él viene cuando puede para algunos detalles

-¿Y por qué yo no sabía eso? -Se levanto de la silla, pensando en tantas veces que pudo haber pasado el rato en el estudio Jiménez junto a Julio

-No lo sé, pregúntale a él -Solto un suspiro, entendía muy bien lo que significaba querer estar todo el tiempo junto al chico que le gustaba pero no era muy fan de los celos, principalmente porque nunca los había experimentado en la misma medida que Camilo o Mirabel

-Eso haré -Se puso encima el bolso azúl que tanto quería, Jiménez hecho un vistazo a cuan desgastado se veía, era tiempo de uno nuevo- Por cierto, Camilo dijo que se iba a escapar a media noche, que dejaras la ventana de la cocina abierta para que él entre

-Ese tonto -Se rio ella negando con la cabeza, su novio hacia locura tras locura, feliz continuo su trabajo con una gran sonrisa

Bruno se topo con Camilo entrando a la casa y lo regreso con Pepa

[...]

La casa Hernández no estaba lejos de la de Jiménez, solo un par de vueltas en unas dos calles y pronto estuvo frente a la puerta de la casa, indecisa sobre tocar o simplemente irrumpir en ella como muchas veces había hecho ya

Antes de decidirse a hacer algo la puerta se abrió con un rechinido agudo, dejando ver a una muy desaliñada persona

-María -Mirabel retrocedió un paso, sorprendida de encontrarla en casa de Julio a las nueve y media de la mañana

-Mirabü -Saludo con una sonrisa adormilada mientras se tallaba un ojo tratando de ezpavilarse- Buenos días bailarina bonita

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-Mirabü -Saludo con una sonrisa adormilada mientras se tallaba un ojo tratando de ezpavilarse- Buenos días bailarina bonita

Paso a su lado dando un enorme bostezó estirando ambos brazos hacia el cielo, con un rápido gesto de mano se despidió de ella y se fue seguramente a su hogar

-Maribel, ¿Que haces aquí? -Ahora Julio entro en escena, más demacrado que ninguna otra vez que lo haya visto

-Mirabel -Corrigio enojada, él apenas asintió mientras se masajeaba la sien con una expresión de disgusto

-Abran paso -Un chico aparto a Julio y salió de la casa seguido por otras dos chicas, eso desconcertó aún más a Mirabel

-¿Que rayos hiciste? -Prestando más atención en él se fijo en sus grandes ojeras, cabello alborotado, ropa arrugada y una ligera barba apenas creciendo

-Estos idiotas decidieron venir a mi casa a ensayar -Con una mano trato de abofetearse para despertar, Mirabel lo impidió- ¿Qué hora es?

-Casi las díez -Un poco decepcionada le dijo, él no se encontraba de la mejor manera para pasar el rato con ella, una vez más sería un día sin su compañía

-Dios -Se cubrió el rostro resoplando con fastidió, no parecía nada contento con las decisiones de sus compañeros

-Desbes descansar, parece que no dormiste nada -Sujeto la correa de su bolsa, lista para irse pero entonces la mano de Julio se lo impidió

-Ven -Fue lo único que le dijo antes de jalarla dentro de la casa

Cerró la puerta detrás de ellos una vez que ambos ingresaron, todo parecía un desastre en la residencia Hernández, entendió entonces un poco del martirio del chico, pues después tendría que encargarse de recoger todo eso
Confundía se dejó guiar por la estancia, por el comedor, por un pasillo y por las escaleras

El segundo piso de la casa le resultaba nuevo, un área que todavía no exploraba, en especial la habitación de Julio en la que ahora se estaba metiendo

-¿Julio que estás... HACIENDO? -Solto un pequeño grito cuando la arrojo sobre la cama

Luego él se tumbó a su lado, abrazándola de tal forma que su cabeza quedará escondida en el cuello de Mirabel, su aliento chocando contra su piel hizo que un gran escalofrío le recorriera el cuerpo entero

-Me disculpare luego, solo.. -Su voz sonaba cansada, definitivamente producto de una terrible noche en vela- Fue una noche de mierda, consienteme un poco

Sus brazos hicieron más presión alrededor de su cintura, atrayendo más su cuerpo hasta el suyo
En silencio Mirabel aguardo hasta que su mente se despejará, muchas emociones la recorrían en ese momento, en especial el pánico
Justo cuando sintió a Julio caer rendido se relajó un poco, escudriñando con los ojos toda la habitación, un lugar que se consideraba como el santuario para muchas personas, una habitación define a una persona y también reflejaba mucho de ella

Era simple con colores cálidos, ordenada a dónde quiera que volteará, un armario bien cuidado con un espejo en ambas puertas, una mesa de noche con cajones amplios, y en la cama se fijo que cambian tres personas fácilmente, cuatro si se decidían a juntarse mucho

Con decidía se fijo en el rostro de Julio, tranquilo y pacífico disfrutando aparentemente de el reconfortante olor de Mirabel, eso la hizo avergonzarse
Con una mano comenzó por acariciar su cabello, metiendo sus dedos por entre hebras de cabello castaño oscuro, tan suave que le costaba trabajo pensar que se trataba del cabello de un chico

Dejándose llevar por el momento y el ambiente, Mirabel también cayó dormida en los brazos de Julio
No necesitaba que estuvieran despiertos para pasar un buen rato a su lado, el hecho de estar así la reconfortaba tanto como si charlaran horas y horas bajo el radiante sol del encanto

Dolores pensó que sería bueno que Julieta charlará con Mirabel más tarde

°•Jurabel•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora