Continuación... Otra noche contigo

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Nadie estaba más emocionado y excitado que él, aunque los nervios cansaban su mente. La tarde había estado llena de excitación, así como de emociones que no había experimentado hasta ese momento. Su cuerpo se mantenía en un estado de excitación constante desde que había visto a Carol desnuda y le encantaba haberla visto porque la relación que había crecido entre ellos era emocionante. Le gustaba que estuvieran tan en sintonía con sus deseos sexuales, pero que pudieran ser cariñosos entre ellos también.

Estaba emocionado y nervioso en partes iguales porque sabía que todas las experiencias que estaba viviendo junto a Carol no volverían a repetirse, eran las primeras veces de ambos y lo recordarían siempre. Eso lo asustaba un poco, pero se sentía excitado de ser el único hombre que hubiera podido ver a Carol desnuda, saborear su humedad y escucharla gemir. Todo ella era un dulce regalo que no deseaba compartir.

Esperaba sentado en el borde de la cama mientras recostaba su espalda del cabecero, era la forma perfecta de acomodarse a tiempo si su hermano o cuñada entraban en la habitación. Aunque dudaba que lo hicieran, ya era bastante tarde y juraba que había escuchado algo parecido a un gemido cuando había ido al baño para cepillarse. Lo único que pedía era que nadie los interrumpiera.

La perilla de la puerta giró unos minutos más tarde y la sonrisa dulce de Carol apareció a la vista. Ella se acercó con pasos delicados mientras lo miraba a los ojos.

-No sabía si debía venir tan pronto -susurró ella volteando hacia la puerta con algo de nervios -escuché que Micaela y Kevin se costaron, pero me daba miedo encontrarlos en el medio del pasillo mientras venía.

-Una vez que están encerrados allí no hay que preocuparse mucho -comentó él con una sonrisa.

Carol se la devolvió y ambos rieron con suavidad.

-Supongo que tienes razón -asintió ella sin dejar de reír -mi habitación está mucho más cerca de ellos que la tuya y la mayoría de las noches debo escuchar música con audífonos para evitar escucharlos a ellos.

-O solo tienes que venir a verme -ofreció él con una sonrisa pícara -sabes lo mucho que me encanta tenerte en mi habitación.

-Oh, por supuesto que lo sé -aseguró ella y vio como sus ojos se llenaban de ese fuego que tanto lo excitaba -sé todas las cosas que te gustan hacer conmigo.

-Y quiero hacerte muchas más -aseguró Tony susurrándole al oído.

Carol se estremeció al sentirlo tan cerca y sintió como su cuerpo se humedecía, la excitación la recorría como agua hirviendo por sus venas. Tony se había endurecido en los lugares correctos, su erección ya se alzaba para Carol como si quisiera invitarla a acariciarlo y esperaba que lo hiciera. Quería que ella lo tocara, lo besara, pero estaba obsesionado con la imagen de su excitación hundiéndose profundamente en la garganta femenina con libertad.

Esperaba que pudieran repetirlo.

-¿Qué te parece si comenzamos con la ropa? -inquirió él a media voz -me excita tanto ver tu piel desnuda, tu figura sensual y perfecta solo para mí.

-Me encanta que me veas de ese modo -le dijo ella mirándolo a los ojos con algo cálido en esas profundidades -porque para mí, eres el hombre más sensual. Es verte desnudo y quererte en mi boca o en mis manos.

Él gimió completamente excitado y seducido por esas simples palabras. Se acercó a Carol con suavidad para comenzar a retirar la tela. Primero la camisa suave de franela que pertenecía al pijama y luego el pantalón ligero que llevaba. Era un conjunto que no estaba hecho para la seducción, pero ese hecho era lo que más le gustaba. Carol era una mujer simple que no acostumbraba a seducir y con él lo hacía todo. 

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⏰ Última actualización: Nov 30, 2022 ⏰

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