Continuación... Una despedida

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Andrea y Ronni habían pasado tardes enteras, entregados a las caricias de sus cuerpos, era extraña la forma en la que debido a las restricciones de sus padres ellos se habían encargado de complacer sus deseos y sus nulas experiencias junto a alguien de su propia familia. En algún momento ella se había preguntado si sus padres habían sospechado de algo como lo había hecho su hermano, después de todo ella pasaba las tardes encerrada con Ronni en su habitación o en la de él, dependiendo del día. Ninguno de sus progenitores había dicho nada nunca ni se había negado a su tiempo junto a su primo.

La verdad era que luego de que su hermano se hubiera ido de su casa de nuevo a su departamento ella le había contado a su primo la extraña conversación, ninguno de los dos había sabido darle un significado distinto al que ella ya se había imaginado, por lo que aunque se sentía un poco extraña al imaginarse viviendo con Alex la semana siguiente. Sí, las clases terminaban y la semana siguiente ella debía mudarse con su hermano a su departamento en la ciudad para poder hacer el proceso de inscripción y quedarse allí hasta que comenzaran las clases como proceso de adaptación. A ella se le había hecho extraño que sus padres no entraran en pánico porque ella se fuera, hasta que supo que no se quedaría en las residencias universitarias si no por el contrario su hermano mayor se encargaría de cuidarla.

No es como que si ese conocimiento la hiciera feliz, pero la extraña afirmación de Alex la semana pasada le había hecho pensar que tal vez no cambiaría todo para ella, tal vez quedarse con su hermano le diera nuevas oportunidades para experiencias no vividas. Era por esa razón que ella había decidido cumplir con las palabras de su hermano y no avanzar más allá de los toques superficiales, el sexo oral y las masturbaciones con Ronni pero había muchas cosas más que ambos podían hacer. Ese día era el último que estarían reunidos, ambos sabían que ella debía irse al departamento de su hermano y aunque estudiarían en la misma universidad no sería posible verse como lo hacían ahora porque ella estaría con Alex.

Al ser la última visita de su primo, ella había preparado algo para esa ocasión especial. Con tacones de plataforma negros y medias altas era lo único que llevaba puesto, su maquillaje era atrevido, todo lo justo para atraer, se sentía como una zorra pero en el mejor sentido de la palabra y eso le gustaba. Una sonrisa se dibujó en sus labios cuando escuchó la voz de Ronni en el piso de debajo de su casa, saludó a sus padres y luego subió las escaleras tan rápido como siempre. Ella lo esperaba desnuda, solo con las medias y tacones en una posición sumisa, los labios abiertos, la lengua afuera con una sonrisa, todo para que él supiera lo que ella esperaba.

Ronni abrió su puerta para quedarse congelado unos segundos al verla, un gemido se escapó de su boca antes de cerrar con seguro. Abrió sus pantalones con la desesperación de costumbre para mostrar su miembro duro frente a sus ojos, de inmediato él se hundió en sus labios y ella comenzó a chuparlo. Los gemidos iniciaron con fuerza mientras Ronni se hundía con ímpetu en su garganta, los movimientos continuaron hasta que los espasmos erráticos de su primo le avisaron que estaba cerca.

-¡Sí, sí! Me encanta como lo haces, cada día te vuelves mejor- Gimió Ronni sujetando su pelo antes de correrse -trágalo todo, no dejes ni una gota.

Y con esas palabras su semilla caliente llenó su garganta, ella tragó como pudo intentando darle el mayor placer del mundo, su miembro palpitaba con los espasmos del orgasmo mientras él gemía. Unos segundos después ella se levantó y él la miró entonces fijándose en su vestimenta, una mirada de lujuria cruda llenó su expresión mientras con una sonrisa se acercaba a ella para comenzar a rodearla como un depredador. Acarició sus pezones con lentitud mientras ella se retorcía sintiéndose mojada y excitada, creyendo que él la tumbaría en la cama para lamerla como siempre sucedía ella intentó moverse pero él la detuvo.

-Yo también hice algo por ser el último día- anunció él con una sonrisa -te traje un regalo.

-¿Qué será?- Preguntó ella devolviendo la sonrisa pícara.

Pasajes lujuriososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora