Compañeros de clase

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Acababa de terminar su primera clase del día, estaba en la universidad dando vueltas porque la siguiente clase no sería hasta entrada la tarde por lo que paseaba por los salones, saludaba a sus conocidos y pasaba el tiempo. La verdad era que no había nada que quisiera más que ir a su casa, tumbarse en su cama y quedarse dormida por quince horas seguidas. Los exámenes finales estaban siendo difíciles y los desvelos estaban pasando factura a su cuerpo, su sangre se componía de café más que de cualquier otra cosa. Los ojos le pesaban a esas alturas del día y por esa razón en lugar de quedarse sentada, había decidido pasear por el lugar.

A veces no importaba en donde estaba, el sueño podía ganar en cualquier momento y eso lo había aprendido quedándose dormida en las escaleras de las aulas. Se imaginaba que una gran cantidad del alumnado la había visto sin detenerse a levantarla hasta que un profesor la había sacudido hasta que ella había abierto los ojos sorprendida. Su clase había terminado una hora antes para el momento en que ella se levantó y sin poder hacer demasiado caminó hasta su casa y se acostó a dormir de nuevo. Alicia no quería que le sucediera de nuevo por lo que caminaba sin descansar para no quedarse dormida antes de su clase de ese día.

Luego del almuerzo, cuando por fin tocaba entrar en el aula, ella llegó temprano. Estaba casi vacío y sus compañeros llegaban hablando, sonriendo. Uno de sus compañeros, un muchacho de sonrisa fácil que siempre se sentaba a su lado llegó ese día con un amigo. Sentándose a su lado como era costumbre, la saludó y procedió a presentarle a su amigo.

-Este es Lucas, Alicia- dijo su compañero con una sonrisa -a lo mejor lo has visto antes, lo cambiaron a esta clase por el horario.

-Un placer- dijo ella al amigo -supongo que el horario del otro grupo chocaba con algún compromiso.

-Con mi trabajo, de hecho- contestó Lucas -así que tuve que cambiarme antes de que me despidieran, ya nadie iba a cubrirme y mi jefe iba a notar las faltas.

-Entonces es bueno tenerte aquí- dijo ella con una sonrisa -y agradezco porque hoy no tengo que ir al trabajo, no tengo energía para nada más que esta clase.

Ambos hombres rieron asintiendo para luego voltearse cuando al llegar el profesor, la clase comenzó. El tiempo pasó bastante rápido pero no lo suficiente para ella que solo deseaba llegar a su casa, cuando por fin se estaba levantando para irse una vez que el profesor había dejado el aula, Lucas se acercó a ella con una sonrisa y acompañándola poas las escaleras la siguió. Era un poco extraño porque estaba segura de que Rodolfo, su compañero de clases y el amigo de Lucas había estado secretamente atrído por ella, así que era extraño que él no lo supiera.

-Espero que no te moleste si te acompaño- ofreció Lucas una vez que salieron del lugar -Rodolfo me dijo dónde vives y yo vivo cerca de allí, así que me queda de camino. Podemos irnos juntos.

-Claro- aceptó ella con una sonrisa antes de comenzar a caminar.

Salieron de la universidad luego de despedirse de Rodolfo y caminaron hasta las residencias donde vivían, él la acompañó hasta la entrada de su edificio por lo que ahí estaban ambos, mirándose como tontos sin saber cómo despedirse. Lucas tenía una vibra ardiente que a ella no le pasaba desapercibida, sobre todo considerando que no paraba de verla como si quisiera hacerle cosas sucias. Su cuerpo comenzó a responder de pronto sorprendiéndola, sus pezones se alzaron bajo su mirada y su ropa interior se mojó.

-¿Quieres subir?- Preguntó ella excitada de pronto.

-Me encantaría- contestó él viéndose tan excitado como ella.

Subieron las escaleras intentando aparentar normalidad pero la verdad era que ninguno la sentía, sus manos sudaban cuando intentaba abrir y cuando por fin lo logró entraron en el departamento desesperados. Sus labios se unieron al cruzar el umbral de la puerta, sus bolsos cayeron al piso casi tan rápido como sus manos comenzaron a recorrer sus cuerpos, la ropa quedó olvidada a medida que se separaba de ellos y no alcanzaron a llegar hasta la habitación, sus cuerpos desnudos terminaron en el mueble.

Sus manos acariciaban cada rincón, al mismo tiempo sus besos se volvían cada vez más salvajes. En ese momento, él se inclinó sobre sus piernas y en segundos la tuvo abierta tal como deseaba, su humedad era clara delatando lo excitada que estaba, ella gimió con fuerza cuando él la lamió, su lengua probó cada labio hasta que se centró en su clítoris hinchado, con lentitud primero y luego con más velocidad ella se volvió loca de deseo, sujetaba su pelo intentado que el placer se centrara en ese punto tan dulce, aquella lengua diestra la lamía con fuerza y en tres segundos ella no pudo contenerlo más. Su cuerpo convulsionó, sus ojos se cerraron y su vagina palpitó con los espasmos de placer.

Unos segundos después él se levantaba y de una estocada la penetró, ella gimió de nuevo sintiendo como su cuerpo se excitaba una vez más, sus pezones se alzaban y sentirse tan llena era algo que no había experimentado en mucho tiempo. Fue así que Lucía, su compañera de apartamento los encontró.

-No llegaste a tu habitación, Alicia- se quejó su amiga -comiendo delante de los pobres.

Un largo gemido que intentaba dar una explicación fue todo lo que salió de sus labios.

-Solo únete- ordenó Lucas viendo a su amiga -desnúdate y quédate con nosotros.

Por un minuto ella pensó que Lucía se negaría, pero cerrando la puerta del lugar se desnudó y estaba allí con ellos. Él se separó de su cuerpo tocando a su amiga, besándola y excitándola hasta que ambos estaban gimiendo. Luego la colocó de una forma en la que sus labios quedaban sobre su vagina húmeda. Sin detenerse Lucas la penetró y en ese segundo su amiga comenzó a lamerla, ella podía sentir el movimiento de las embestidas, con deseo su cuerpo respondía a las caricias en su clítoris. Todos gemían con fuerza, los movimientos se hacían cada vez más salvajes, más fuertes hasta que ella se corrió, su vagina palpitaba con el orgasmo al mismo tiempo que Lucía se corría gimiendo y temblando. Unas estocadas después fue Lucas quien se corrió con fuerza mientras gemía, su miembro palpitaba soltando su esencia caliente.

Ellos se separaron y recuperando la respiración se vistieron, ella solo alcanzó a llegar a su habitación, a su cama antes de quedarse dormida. Pudo escuchar a lo lejos a Lucía invitando a Lucas a quedarse mucho más rato pero el sueño se la llevó. Mucho más tarde cuando el hambre la levantó pudo escucharlos en la habitación de su amiga gimiendo, los golpes de la cama resonaban y luego de una comida ligera, sonriendo ella entró en la habitación. Estaba segura de que no molestaría y no lo hizo.

Pasajes lujuriososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora