La mente de Naruto y Gaara se quedaron en blanco cuando escucharon lo que el concejo había dicho solo hacía unos minutos. Estaban completamente aturdidos, pero Naruto era el que se sentía más estúpido de los dos. Claramente su plan había funcionado para engañar al concejo, pero fue demasiado bien, pues ahora, las cosas se habían complicado, tanto como para él, como para Gaara.
—Así que enviamos una carta a Konoha para acordar la relación que ustedes dos mantienen —vociferó Hanae, una concejal de unos treinta y cinco años.
—Pero no hemos recibido respuesta, aunque no creo que tarde en llegar un pájaro mensajero, pues esto es una gran noticia —habló Ebizo mientras veía con reproche a Gaara.
—¿Y quién les dio la orden de hacer aquello? —preguntó Gaara intentando mantener un tono calmado, aunque por dentro fuera todo lo contrario, pues la ira empezaba a inundarla.
—Sea como fuere, las cosas ya están hechas Lady Gaara, ahora simplemente debemos acordar esto con el Lord Kakashi —volvió a hablar Hanae.
Naruto se quedó completamente callado, pues ni su cerebro podía encontrar algo lógico que decir, y sentía que si hablaba, escaparía una estupidez de su boca. Sus manos estaban relajadas, mientras no sentía sus piernas, pero su mandíbula estaba tensa, mientras sus dientes se apretaban con ansiedad. Sentía que su garganta se secaba cada vez más con cada pasar de un segundo.
«Kakashi sensei me va a matar», pensó angustiado, pues le había mentido a su sensei, y ahora estaba en un problema político con su mayor aliado.
—Está bien, todo esto debe terminar aquí de una vez —empezó a murmurar Gaara, pesando en decir la verdad sobre el plan de Naruto.
—Gaara, espera un minuto —le susurró Naruto al oído.
—¿Qué?
—No lo hagas, sé que todo esto es una gran mierda, pero sé que podremos salir de aquí —hizo una pausa— y al final arreglaré las cosas con Kakashi, pero no digas nada.
—Esto te meterá en muchos problemas Naruto —murmuró Gaara mientras lo veía a los ojos.
—Lo sé, pero es lo mejor, sino quieres que el concejo te case justo ahorita con el hijo del Daimyio.
—No me importa casarme si eso te quita los problemas en los que te metí.
Los dos concejales simplemente se quedaron algo ansiosos de saber que tanto se susurraban, pues solo podían ver a la pareja discutir algo completamente importante, oh bueno, lo que ellos creían, discusiones de pareja.
—¿Terminaron de discutir? —preguntó Ebizo.
—¿Eh? —expresó confundido Naruto— ¡Oh, claro!
—¿Qué le mandaron a Konoha? —cuestionó Gaara.
—Tenemos una copia de lo que le mandamos —dijo Hanae mientras mandaba a alguien por la copia.
—Entonces, esto quedará entre nosotros y los líderes de Konoha, simplemente para llegar a un acuerdo, pues el señor Uzumaki es un shinobi muy importante para Konoha, y no creemos que su líder piense bien de esta relación, por lo que intentamos apaciguarlo por el momento.
«Estos idiotas seguramente lo enfurecieron con su maldita carta», pensó Gaara mientras fruncía el entrecejo.
Dejando todo eso de lado, Gaara despidió a los concejales mientras se sentaba con resignación en su silla detrás de su escritorio. Naruto estaba frente suyo sin decir ninguna palabra, o emitir cualquier sonido, ni siquiera su respiración era audible con facilidad. Su rostro estaba extrañamente serio, y parecía bastante sumido en sus pensamientos, por lo que no quiso interrumpir su meditación. Ella tomó la copia de la carta que fue mandada a Konoha y empezó a leerla con rapidez.
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El Sol de la Arena | Naruto fanfic
FanfictionTantos años en un sufrimiento interno en el que no podía escapar por su propia cuenta. Un chico rubio simplemente le mostró que el mundo podría demostrarle su existencia sin base al dolor. Eso fue lo que la mantuvo cuerda por tanto tiempo, con simpl...