Empieza el plan

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Naruto y Gaara acordaron que durante el este mes, los dos empezarían a actuar como una pareja, aunque de una manera lenta para hacer más realista la farsa ante los concejales. En una hora se pusieron de acuerdo en lo que cada uno haría para hacer lo más convincente posible la situación; desde citas, algunas muestras de cariño y en el caso más extremo, algunos besos. Naruto estaba completamente feliz con lo último, pero claramente no le había dicho a Gaara sobre eso. Por el otro lado, Gaara se encontraba completamente nerviosa ante la idea, pues sabía en los distintos problemas en los que los dos se podrían meter por aquella mentira.

—¿Estás completamente seguro acerca de esto? —preguntó Gaara mientras lo miraba a los ojos.

—Cien por ciento seguro. Si es por ayudarte en este problema, haré todo lo posible —le respondió con una gran sonrisa mientras le tomaba la mano.

—Pero no tienes que volver a Konoha pronto, no creo que a tu aldea le agrade la idea de que su shinobi más poderoso no esté en misiones.

—Bueno... Kakashi sensei me cubrirá por el momento, aunque pueda ser que dentro de dos semanas tenga que volver, pero pediré que me vuelvan a asignar una misión aquí —Naruto simplemente dejó de sonreír antes de exhalar.

—Entonces es a partir de mañana, los dos empezaremos a actuar como una pareja, o al menos, como un par de enmarados —musitó Gaara.

—Ese es el plan, así que será mejor que todo salga a la perfección.

—Y bueno, ¿dónde dormirás? —le preguntó Gaara.

—Oh cierto, olvidé esa parte —murmuró avergonzado.

—Dos puertas a la izquierda está la habitación de invitados, allí quédate a dormir —le dijo Gaara mientras soltaba un suspiro.

—Está bien, gracias.

Cuando Naruto se fue, Gaara simplemente negó con la cabeza ante la loca idea formulada, si esto realmente funcionaba, sería estupendo, pero todo pendía de un hilo, pues si konoha se enterase, toda la relación se iría a la mierda. Sin saberlo exactamente, sintió alegría ante lo que Naruto planteó, pues ni ella misma sabía lo que sentía por el que llamaba, «su amigo». Desde la carta en la que relató que se sentía atraído por alguien, sintió un vacío en el estómago pero de cualquier forma, trató de darle un buen consejo a su amigo.

Se recostó en su cama mientras su mente divaga en las distintas posibilidades en las que podía terminar este plan, y para ser precisos, la mayoría acaban de una forma desastrosa, aunque hubo algunos que Gaara consideró agradables. Por ejemplo: en una de las posibilidades imaginadas, fue que al final todo saldría bien y así podrían despistar al concejo, pero también estaba la segunda, la cual era la más loca y que realmente no quisiera comentarla.

Tomando el oso de peluche de su cama, se tapó con las mantas mientras abrazaba fervientemente al pequeño peluche. Siempre le traía calma en situaciones confusas y estresantes, pues desde que era solo una niña lo ha tenido en su posesión. Relajándose con el oso, poco a poco se fue quedando dormida para el nuevo y exorbitante día que le esperaba mañana.

(...)

Sintiendo que todo iría bien, Naruto tomó algo de ropa que siempre cargaba en un rollo de almacenamiento y se dispuso a dormir. Con ya su pijama puesta, se recostó en la cama mientras una enorme sonrisa marcaba la mitad de su rostro. Estaba feliz y orgulloso de que Gaara haya aceptado su plan para impedir su matrimonio, y así, poder enamorarla en el transcurso del mes. No sabía cómo le haría, pero no se rendiría hasta lograrlo, después de todo, él era aquel que nunca rompía sus promesas, no importa lo que pasé.

El Sol de la Arena | Naruto fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora