Los nervios lo carcomían desde muy profundo de su ser. Seguía cuestionándose como le haría para expresar sus emociones a Gaara sin estar ansioso. Era una situación algo extraña, siempre se había sentido seguro con ella después de los exámenes de Konoha cuando tenían doce años, pero declararse a una persona siempre ponía de nervios a cualquiera. Aún no sabía cómo sería su declaración, pero quería que fuera rápido.
«Esto cada vez me pone más nervioso», pensó mientras se frotaba las palamas de las manos contra sus piernas. Eran alrededor de las nueve de la mañana, y suponía que Gaara ya estuviera en la oficina para su trabajo como líder. Se bañó extremadamente bien y se alistó con su ropa habitual. Bajó al comedor del hotel y se sirvió unos hot-cakes y una taza de café. Comió con calma mientras se deleitaba con el sabor amargo del café negro. Todo estaba preparado, ya sea para que sus sentimientos fueran aceptados por Gaara, o rechazados con su amistad intacta.
Terminó su desayuno y salió a caminar un poco por Suna. La gente ya empezaba a amotinarse en el mercado principal de la aldea, y algunos le miraba algo extrañados, pues seguía fresco el recuerdo de ese beso con Gaara en sus memorias. Saludó a algunos ninjas que había visto durante la guerra, pero no se quedó a platicar con ellos aunque estos se lo pidiesen. A lo lejos vio a Temari bastante apurada llevando unos papeles.
—¡Hola Temari! —saludó Naruto mientras agitaba una mano en el aire.
—Hola Naruto, con permiso, debo dejar estos documentos en la academia —respondió rápidamente Temari pasando a su lado a una velocidad bastante rápida.
—No te preocupes —dijo Naruto cuando se alejó de ella.
Siguió su camino tranquilo por Suna mientras veía los distintos productos que se vendían en los locales. Se preguntaba si debería comprarle algo a Gaara, pero pronto negó con la cabeza, pues sentía que tal vez eso no saldría muy bien si salía rechazado. Solo se mantenía pensando en las dos opciones que tenía, en este momento estaba rechazado y aceptado al mismo tiempo, o eso creía por solo ver una teoría en un periódico viejo de un tipo raro ciego. Había leído el encabezado de una noticia, «El gato de Schrödinger» No le había entendido por completo, pero solo supo que había distintos planos ocurriendo al mismo tiempo y uno no sabría en donde está hasta verlo.
Fue al parque donde estuvieron en la noche, aunque ya estaba repleto de niños jugando y padres cuidándolos a la distancia. Una sonrisa de marcó en su rostro al recordar que gracias al esfuerzo de todos, ver a los niños jugar era una realidad y no una ilusión como lo pintaba Madara. Tenía el vago recuerdo de cuando jugaba con Shikamaru, Kiba y Chouji en el parque de la academia en Konoha, y aunque no duraba mucho debido a que siempre se juntaba tarde, atesoraba con fervor esos recuerdos gratos de su infancia. En su interior sintió lastima por Gaara debido a que ella nunca experimentó eso, pero él esperaba encargarse de su felicidad a partir de hoy por completo.
Inhalando y exhalando en repetidas ocasiones, se armó de coraje para ya ir a la oficina de Gaara. Esperaba que todo ella tuviera algo de tiempo para dejar el trabajo de lado, o si no, debería decírselo en la oficina, pero de que lo haría, estaba completamente seguro. Mientras caminaba, solo se repetía que no debía ser un cobarde, o como había dicho Kurama, no debía ser un marica. Sus puños estaban tensos a sus costados y su mirada estaba fija al frente. Sus ojos estaban serios mientras intentaba mostrar seguridad con su lenguaje corporal.
Entró al edificio y saludó cordialmente a la recepcionista. Pidió ver a Gaara, pero en este momento ella había pedido estar sola, por lo que tendrá que esperar hasta que se desocupara. Naruto obedeció y se fue a sentar en las sillas que fungían como sala de espera. junto sus manos de manera nerviosa mientras que se perdía en su mente. No supo cuánto tiempo pasó hasta que la recepcionista lo llamó. Le notificó que Gaara ya estaba disponible. Con una sonrisa, se despidió de la dama y fue a la oficina.
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El Sol de la Arena | Naruto fanfic
FanfictionTantos años en un sufrimiento interno en el que no podía escapar por su propia cuenta. Un chico rubio simplemente le mostró que el mundo podría demostrarle su existencia sin base al dolor. Eso fue lo que la mantuvo cuerda por tanto tiempo, con simpl...