Llegue a casa con la cerveza en blanco.
Apenas eran las siete, tenía sueño pero desde lo ocurrido hace unas semanas no lograba consolidar el sueño profundo, me levantaba por cualquier sonido y mi cabeza comenzaba a divagar en lo sucedido.
Arrastre los pies por las escaleras directo a mi departamento, no estaba seguro porque pero últimamente esos cuatro pisos que llevaba recorriendo tanto tiempo me parecieron demasiado.
- Llegas tarde- Me saco de mis pensamientos una voz femenina. Levante la mirada para encontrarme con Sahara de pie frente a mi puerta. - Me estaba congelando- Sonrió sacando las manos de los bolsillos de su chamarra para estirar los brazos como esperando un abrazo.
Me quede de pie conservando esos pocos pasos que nos alejaban.
¿Como nunca noté lo desvergonzada que era?
Debí notarlo la vez que intento molestar al mesero durante una cena y al decirle que no estaba teniendo una buena actitud se puso a llorar diciendo que yo prefería a un extraño.
Debí notarlo cuando llegue tarde a recogerla por quedarme a terminar un proyecto de la escuela y me llamo desconsiderado frente a sus amistades.
Lo notaba ahora, que pese a confesarme hace unos días que estaba saliendo con mi hermano menor desde hace siete meses y estuvieron a punto de tener un bebé estaba parada frente a mi esperando recibir afecto.
Ahora que la miraba solo veía a una egoísta.
-¿Puedes darme permiso por favor? - Pedi en tono neutro.
Estaba cansado, no tenía ganas de un encuentro.
Bajo los brazos avergonzada y dio un paso atrás. Avance para abrir la puerta sin prestarle más atención.
-¿No vamos a hablar? - Pregunto.
-Ya hablamos lo que era necesario, no tengo nada más que agregar- La encare dejando abierto el departamento tras de mi.
-¡Por favor perdóname! - Suplicó sujetando mi muñeca con fuerza. Intente safarme pero no quería ser brusco y ella se aferraba con fuerza
- ¡Ya no estoy con Uriel, entendí que fue un error, es solo un niño, estaba confundida porque tú me dejabas sola, porque no tenías tiempo para mi pero ya quedó en el pasado, porfavor perdóname! - Chillo incrementando la fuerza, deje de forcejear pues comenzaba a enterrarme las uñas.
-¿Que carajo están haciendo? - Cuestionó molestó Uriel. Se veía agitado, como si hubiera corrido hasta llegar aquí. Ni siquiera noté en el momento en el que llego, tenía tiempo sin verlo, inevitablemente mi corazón se hizo pequeño, pero me dio gusto verlo bien....
Caminaba rumbo a casa luego de haber sacado las copias, había quedado todo claro con Iván, había firmado todo y el me había dado la dirección y rutas cortas para llegar a la universidad desde ahí.
>> - No tengo nada que hacer. <<
De alguna manera me sentí mal por no haber hablado un poco más, no era que me desagradara, era un buen tipo, pero por alguna razón sentía que no éramos compatibles. Ivan era un sujeto alegre y amable, yo por mi parte aunque intentara por alguna razón siempre terminaba tratando mal a los demás.
Me detuve en seco a solo unas calles de llegar a casa y camine de vuelta hacia la parada directo a tomar un taxi.
Si no tenía nada que hacer, tal vez no estaba mal pasar a ver mi nueva habitación....
-¡Suéltala! - Ordenó mi hermano acercándose deprisa.
Comencé a sentirme mareado, fuera de mi mismo, esta escena se sentía tan irreal.
Tire de mi mano y ella fácilmente la libero.
Ardía.
-¡Te dije que iba a volver con Iván, no tienes derecho a estar aquí después de lo que hiciste! - Reclamó Sahara encarando al menor.
-¿Lo que yo hice? Por favor, solías decir que no te hacía feliz y ahora quieres regresar- Bufó Uriel. Sahara desvió la mirada y retrocedió dejando el espacio libre entre mi hermano y yo.
-Uriel vuelve a casa. - Pedi en un hilo de voz.
No quería discutir con él, no quería hablar con ella. No quería ver a ninguno de los dos.
-¿Que me vaya? ¿Porque? ¿Para que te arrastres patéticamente y consigas que Sahara vuelva contigo? - Pregunto al tiempo en que se acercaba hasta mi. Me empujó con poca fuerza pero en ese momento tan inestable en mi cabeza, eso fue suficiente para hacerme trastabillar. - Que poco te quieres, por eso todos te usan y se burlan de ti, porque no tienes ni una pizca de inteligencia. - Agregó al tiempo en que volvía a empujarme esta vez logrando con éxito hacerme caer. Apenas pude meter las manos pero al arderme la muñeca izquierda apenas pude evitar el impacto.
No entendí muy bien que estaba pasando. Mi cabeza daba vueltas y vueltas.
¿Como había llegado a esto?
Entonces pensé, si me hubiera quedado más tiempo con Sam, o hubiera aceptado aquella propuesta que me hizo Camila, no habría llegado a casa temprano y Sahara se habría ido. A lo mejor no evitaba que Uriel llegara pero no hubiéramos peleado.
-¡No eres más que...!
-Sugiero que no digas más si no quieres salir lastimado niño- Amenazo Samuel al tiempo en que lo obligaba a mirarlo tirando de su cabello hacia atrás. Era obvia la diferencia de altura.
Bufé.
Ahora alucinaba a mi compañero de clase.
Uriel luchaba por zafarse y Sahara solo miraba la escena sorprendida. No dijo más y corrió hasta su apartamento azotando la puerta tras ella.
-¿Estás bien? - Pregunto Sam mirándome preocupado.
Uriel seguía maldiciendo mientras forcejeaba sin éxito su libertad pellizcando y arañando la mano sobre su cabeza.
-Todo bien - Asegure levantándome del frío piso para sacudirme la ropa y recoger mi mochila.
Samuel, quien no había dejado de mirarme ni un segundo desde que había llegado libero a mi hermano quien de inmediato intentó lanzarle un golpe pero este detuvo su mano sin problema.
-Deberías irte- Le sonrío con sorna antes de liberarlo una vez más . Uriel chasqueó la lengua molestó y me miró solo unos segundos antes dar media vuelta y aprovechar que el elevador apenas había abierto sus puertas.
-¿Seguro estás bi...? - Antes de que pudiera terminar su pregunta lo sorprendí con un abrazo. Se quedó inmóvil.
No dije y no dijo nada.
Estaba pensando demasiadas cosas como para preocuparme de lo patético que debía verme ahora buscando consuelo en un abrazo no correspondido.
Caí en cuenta de lo incómodo que podría ser la situación para él así que pensé en alejarme y no alargarle el mal rato pero entonces sentí sus brazos rodearme y su mano golpear levemente mi espalda.
-Estoy bien ahora. - Afirme al tiempo en que me separaba para encararlo.
Me sorprendí al encontrarme con un Samuel completamente diferente al que conocía.
Su cara estaba roja y miraba el piso distraído.
Una sonrisa se dibujó en mis labios, ¿como podía llegar a parecer adorable un tipo tan pesado como él?
Tal vez no éramos amigos, pero estaba seguro de que quería aprender a apreciarlo y quizá un día llegaríamos a serlo.
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Root.
Teen Fiction¿Qué pasa cuando confías tu sonrisa a las personas que consideras indispensables en tu vida? La historia gira en torno a Iván, un universitario que cree tener una vida plena, completa y feliz, sin embargo con el paso del tiempo se dará cuenta de que...