Capituló trece.

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Que acaba de hacer?
Por alguna razón me había quedado solo con Miranda, su novio había ido a la tienda junto a su familia pues querían preparar un postre y les faltaban ingredientes.
Me sentía bastante cómodo para ser la primera vez que los conocía.  Samuel había salido y cuando le envié un mensaje ni siquiera lo vio.

Pensé que se había molestado. ¿A quien le gustaba invitar a alguien y que anduviera como si nada con su familia?

Hablamos de profesores en la universidad y sobre cómo había conocido a su hermano menor.
Siguió hablando sobre lo buen hermano que era aunque no fuera tan abierto.
De repente sentí un nudo en la garganta, ¿Como era Samuel capaz de esconder sus sentimientos sin auto destruirse?

Miranda comenzó a hablar acerca de algo que había pasado con su ahora pareja y aunque intentara seguirle el hilo, la verdad es que apenas podía escucharla.
No podía dejar de pensar en cuán difícil debía de ser algo así. Tener que verlo todos los días siendo feliz con alguien más.
Me sentí reflejado cuando entendí que si mi propio hermano me hubiera tenido en consideración posiblemente hubiera preferido que él fuera feliz, tal vez me hubiera alejado de Sahara y ahora no estaríamos en esta situación.

Samuel no merecía vivir escondiendo lo que sentía, al igual que yo no merecía sentirme mal por que mi hermano me hubiera traicionado.
No era igual pero definitivamente el sentimiento era el mismo.

Para cuando me di cuenta no podía detener las lágrimas que brotaban de mis ojos.
Podía escuchar a Miranda intentando ayudar pero no lograba calmarme. Fue como si todo lo que había guardado explotara de repente.
Sin percatarme del momento Samuel estaba sosteniendo mi rostro con sus manos cuestionándome si estaba bien.
Entonces fue cuando por mi mente cruzo la idea de que la vida no nos quería ver felices, fue deprimente pero, ¿Y si lo hacíamos mutuamente? Desde el principio lo que sentía hacia Sam era diferente a mis amigos y las razones y el tiempo en el que habíamos coincidido después de tanto tiempo conociéndonos era casi como destino.

Aprobechando que se encontraba cerca tire de su sudadera y rompí la distancia entre nosotros en lo que originalmente pensé un abrazo pero por alguna razón termino en un beso.
Samuel se levantó sin mirarme y se quedó de pie a unos pasos de mi dándome la espalda.

  -Vamos a salir. - Propuse.

Sam no era un mal tipo, parecía y actuaba como tal pero tenerlo cerca me hacía sentir tranquilo, se sentía correcto.

El silencio en el que nos encontramos fue interrumpido por su animada familia cruzando la puerta principal.
Recordé en donde me encontraba, restregué la manga de mi sudadera en los ojos intentando eliminar cualquier rastro de lágrimas y levante mi mochila.

  -Hablemos después. - Me despedí de prisa al tiempo que su familia entraba. Agradecí la estadía y me marche directo a casa.










            ...











  - Necesito que le lleves estas cosas a tu hermano. - Señaló unas bolsas de plástico sobre la mesa.

La última vez que había visto a Iván un tipo salido de la nada me había humillado.
Sahara no contestaba mis llamadas y no me atrevía a pisar el edificio sin sentir que el malo en la historia había sido yo. Era como si todos ahí lo supieran luego del escándalo que se formó la última vez.

  - Tengo tarea. - Me excuse mientras me levantaba del sofá.

  -Mañana es viernes, la camioneta que rentó tu padre para tus cosas pasara temprano, asegúrate de llevar estas bolsas contigo. - Finalizo mi madre saliendo de la cocina.
Por la forma tan indiferente en la que me trataban mis padres podría pensar que Ivan les hablo sobre todo, pero lo conocía perfecto como para saber que no era así. No había manera.
Ivan era un buen hermano, aún cuando lo había traicionado tan bajo el nunca me devolvería un trato como ese.

Root.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora