-Esa zorra... - Musito con desagrado Diego – Quiero decir, lo de ella pasa de alguna forma pero de Uri, simplemente no lo entiendo... ¿Qué piensas hacer? – Pregunto dejando de lado la botella de cristal casi vacía de cerveza.
Nos encontrábamos en un club cerca de su casa, solíamos visitarlo con Leo y Ricardo pero los tiempos que compartíamos con Diego disminuyeron bastante luego de nuestro primer año en la universidad.
Aún era temprano y el club era familiar así que no había muchas personas bebiendo fuera de nosotros.
-Suicidarme – Sentencie mirando algún punto fijo del lugar.
Sentí su preocupada mirada perforarme. Debía lucir patético si la persona más despreocupada dentro de mi vida me veía con esos ojos.
-Llamaré a los chicos - Aviso sacando su teléfono del bolsillo trasero de su pantalón.
Reaccione apenas vi la pantalla encender y sin darme cuenta mi mano alcanzo deprisa el aparato impidiéndole hacer nada.
-¡Hey!
-No los llames... P-por favor no se los digas – Suplique.
Me sentía avergonzado, deseaba que la tierra me tragara, desaparecer o mínimo olvidar lo ocurrido. No quería escuchar lo evidente, que a los ojos de mis amigos la culpa sería mía por permitir que ocurriera en mi cara. Sus opiniones eran importantes para mí, sabía que me apoyarían, pero en ese momento, simplemente no quería escuchar el regaño obligatorio que vendría primero.
»No seas egoísta Iván. Por una vez no pienses que eres el centro del mundo«
Sus palabras calaron con fuerza en mi persona, ¿En donde es que era egoísta? ¿El centro de atención? Desde que tenía memoria mis padres premiaban por todo a mi hermano, mis abuelos creían que sus logros eran superiores a los míos y de los tres tíos que teníamos yo solo era el favorito de uno. Nunca me sentí inferior o afectado por eso, de hecho me hacía feliz, porque si Uriel sonreía yo era el más feliz de todos.
-Estúpido – Me dije reincorporándome sobre mi asiento.
-¿Eh?
-No te preocupes, yo se los diré en su momento. Así que por favor no los llames ahora. – Pedí un poco más tranquilo.
Diego exhaló pesado y asintió levemente.
-Como tú prefieras.
Siempre creí que las personas que se embriagaban por un problema amoroso eran idiotas, que era la forma más infantil de sentirse derrotados. El amor que una persona entregaba, independientemente de ser correspondido me parecía tan puro, que el hecho de devaluar los sentimientos por un rechazo al grado de querer olvidarlos bebiendo hasta perder la conciencia sonaba horrible. Quiero decir, ¿Por qué? El amor no duele, y saber que diste todo de ti para hacer que el reloj no dejara de girar pese a que los engranes que en un principio funcionaban ahora no encajaban debería enorgullecer.
Mis ideas no se aclararían por ahogarme en alcohol asique después de unos tragos nos retiramos.
-¿Quieres quedarte en mi departamento? – Ofreció Diego mientras cruzábamos la calle.
-Gracias, pero pasaré la noche en casa de mis padres, ahí tengo algo de ropa.- Sonreí al tiempo en que mi amigo pasaba su brazo sobre mis hombros
-Podría prestarte algo - Insistió.
-Está bien, quiero estar solo un rato – Sinceré cansado.
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Root.
Подростковая литература¿Qué pasa cuando confías tu sonrisa a las personas que consideras indispensables en tu vida? La historia gira en torno a Iván, un universitario que cree tener una vida plena, completa y feliz, sin embargo con el paso del tiempo se dará cuenta de que...