Conocí a Samuel con el carácter más complicado que alguna vez llegue a tratar. Aún cuando conmigo no era tan hostil, en la universidad no tenía la etiqueta de amigable, demasiado directo como para que alguien tuviera interés en acercarse y sin embargo aquí estaba yo con mi compañera de clase evidenciándome la posibilidad de que saliera con ella.Admito que no me hubiera interesado el Sam de no haber terminado con Sahara, pero siendo honesto, no me había fijado en las personas a mi alrededor cuando tenía una relación que creí estable. Y tenía miedo de hablar sobre eso porque cualquiera pensaría que Sam me gusta solo por el hecho de qué pasó tiempo con él, pero no era así, era diferente, de alguna manera desde nuestro primer encuentro se sentía bien estar juntos. Además de que no iba por el mundo mal interpretando amabilidad solo porque estaba soltero.
- ¿Porque me estás diciendo esto? - La encare dejando de lado lo fuerte que se sintió el apretón en mi pecho ante la confianza de Camila a que la respuesta que obtendría sería positiva.
-Porque no soy ciega. Me di cuenta como lo miras.
- ¿Y como es eso?
- Solo quiero que sepas que voy a guardar tu secreto. Sería muy vergonzoso si se entera, ¿No crees? Porque viven juntos. - Fingió una sonrisa y se levantó de la banca. - Entenderás que no es nada contra ti, me agradas pero no me gusta perder. - Finalizo retirándose por fin.
Mordí mi labio inferior conteniendo el coraje que sentí y nuevamente recargue mi cabeza sobre la mesa frente a mi.
Ahora entendía cuando mi madre decía que tener a una mujer de enemigo era aterrador.Sin esperar a que mis amigos volvieran guardé mis cosas y me fui a casa saltándome la última hora. Tome un baño y me encerré en mi cuarto a dormir, o al menos intentarlo.
Un par de golpes en la puerta me obligaron a abrir los ojos, espere unos segundos pero era insistente. Me puse los zapatos y salí de mi habitación para poder abrir la puerta principal.
Ya eran pasadas las cinco y aunque Sam podía olvidar cualquier cosa, nunca serían sus llaves.- Hola. - Saludo Uriel en un murmullo.
Me quede quieto descifrando si se trataba o no de un sueño, se veía igual de saludable que antes, ¿Era mi imaginación? ¿Había crecido?-Hola - Correspondí haciéndome a un lado para que pudiera pasar.
Entro despacio arrastrando detrás de si una pequeña maleta.
Había pasado mucho tiempo desde la ultima vez que vi a mi hermano menor. Sumando eso que no había sido la mejor despedida de todas.-Siéntate. -Ofrecí mientras encendía la luz de la sala y me adentraba a la cocina para traer una botella de agua para él.
-Se ve diferente - Comentó observando al rededor mientras recibía el agua.
El clima afuera era lluvioso pero Uriel estaba seco, por lo que deduje que alguien lo había traído.
-¿Es una visita social? - Pregunté mientras me sentaba sobre el baúl de madera junto al mueble de TV.
-Mamá dijo que sabías.
-¿Saber que?
-Salieron de viaje y aprovecharon para remodelar la casa, mamá dijo que me quedara contigo. Terminarán el fin de semana. - Explicó cabizbajo.
Al menos tenía vergüenza, o algo de ella.
Mi madre no había hablado una mierda conmigo, me sentí estafado.El sonido de la puerta abriendo desvío mis pensamientos, Sam se adentró y miró con curiosidad a nuestro invitado. A diferencia de Uriel, él se encontraba empapado en agua de lluvia.
-Se quedara unos días. - Explique sin mirarlo.
Que apenas llegara cuando las clases habían terminado hace mucho me confirmo que había estado con Camila y me dolió.-Ah. - Fue todo lo que dijo y se adentró a su habitación.
-Samuel alquila la habitación que dejaste, te quedarás en la mía. Sabes dónde está todo, intenta ser ordenado y no esperes que te levante para la escuela, si vas o no es tu problema - Explique mientras me levantaba del baúl para sentarme a su lado. - No estoy listo para ser tu amigo, lo que hiciste estuvo mal.
- Gracias por dejarme quedar - Me miro por primera vez desde que llego.
Sam salió de su habitación con una toalla sobre su hombro y se dirigió a la cocina para sacar algo de tomar del refrigerador.-Odia el pecado, no al pecador. - Fingí media sonrisa.
-¿Vas a perdonarme?
-Nunca has pedido disculpas. - Recordé en voz baja dando por finalizada la conversación.
Me levante y avance hasta Sam, quien tomaba jugo en un vaso.
La verdad no quería hablarle, se sentía como un chiste de cupido hacerme dormir bajo el mismo techo de dos personas que me recordaban el amor no estaba hecho para mi.- ¿Donde se va a quedar? - Pregunto al tiempo en que volvía a llenar su vaso.
-Es muy repentino, pero solo serán unos días. Se quedara en mi habitación, yo dormiré en la sala, si no te molesta.
-Si me molesta. - Reconoció dejando el vaso sobre el lavabo.
Me sentía apenado, si bien el apartamento era mío, los dos vivíamos ahí, y los encuentros que Sam había tenido con mi hermano no eran agradables, era obvio que le molestara.-No duermas en la sala - Añadió y por primera vez en el día nuestros ojos se encontraron. - Mi puerta va a estar abierta- Palmeo mi hombro para adelantarse al baño.
La sorpresa ante aquella oferta me dejó en blanco, mi corazón saltó emocionado pero me recodé a mi mismo que ahora mismo ni siquiera sabía mi estatus en su vida privada así que no me adelante a mal interpretar nada.
Llego la noche pero me sentía tan incomodo que no podía cerrar los ojos. La pequeña frazada con la que me cubría apenas alcanzaba. ¿Porque dejarle la habitación a Uriel? Desde siempre había tenido problemas de salud, y la sala era fría. Estaba molesto con él, pero al final era mi hermano.
Intente acomodarme de nuevo pero entonces un relámpago iluminó la sala completa por unos instantes haciéndome pegar un brinco.Lo pensé unos minutos pero me levante y me dirigí hasta su habitación, quise tocar pero antes de que pudiera hacerlo Sam abrió la puerta tomándome por sorpresa.
Permanecimos en silencio solo unos segundos antes de que Sam extendiera los brazos en mi dirección indicándome ir hacia él.Me sentí en extremo confundido, usualmente era yo quien iniciaba el contacto físico, creí que podría escuchar el latir ajetreado de mi corazón.
- ¿Desde cuando te gustan los abrazos? - Pregunté en tono burlón. Claro que me sentía feliz, pero no quise ser tan obvio.
-Dijiste que te esforzarías. Ese fui yo haciendo un esfuerzo - Desvió la mirada al tiempo en que bajaba los brazos avergonzado.
Creí que en definitiva podría escuchar el ruido de mi corazón. Ni siquiera me esforcé en ocultar la sonrisa que se dibujó en mi rostro en ese momento.
Muchas cosas pasaron por mi cabeza en ese momento, pero ninguna me impidió romper el espacio entre nosotros y darle un suave beso en los labios.- Ese fui yo haciendo un esfuerzo. - Le sonreí y contrario a su última reacción cuando algo así pasó, esta vez me devolvió la sonrisa.
Gracias por llegar hasta aquí.
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Root.
Teen Fiction¿Qué pasa cuando confías tu sonrisa a las personas que consideras indispensables en tu vida? La historia gira en torno a Iván, un universitario que cree tener una vida plena, completa y feliz, sin embargo con el paso del tiempo se dará cuenta de que...