Capítulo catorce.

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La luz que pegaba directo a mi rostro me obligó a abrir los ojos con dificultad pues lastimaba, definitivamente necesitaba cortinas.
Me giré al otro lado pero lo primero que encontré fue a Ivan durmiendo junto a mi como si fuera natural.
Levante la cabeza dándome cuenta que del otro lado de la cama había mucho espacio libre.
Suspire bajo y aunque quise volver a dormir mis ojos no podían dejar de mirar al chico frente a mi.
La luz del sol entrando por la ventana lo hicieron arrugar los ojos, pensé que se levantaría pero solo se acercó a mi en busca de sombra, su nariz apenas rosó la mía, una sonrisa tranquila se dibujó en sus labios como disfrutando el éxito de haberse escondido del sol.
Me quede inmóvil, sentía mi corazón comenzar a acelerarse como si estuviera en una carrera, mi cara se sintió caliente.
Su olor era agradable, una mezcla de el shampoo que yo mismo había usado la noche anterior y ese peculiar aroma que solo él emanaba.

        "Vamos a salir"

Sus palabras resonaron en mi cabeza planeando la simple idea.

¿No me gustaba o no quería que fuera así porque sabía que no podía ser?
Desde un principio sin notarlo nunca lo traté como a los demás. Me parecía atractivo pero no lo conocía, nunca consideré la posibilidad.

Ojalá supiera que sus palabras tenían peso y no dijera algo como eso a la ligera.
Pero era obvio que solo lo había dicho por decir, después de todo, una relación de años no se superaba en un mes. Y yo mismo aún estaba resolviendo mis propios sentimientos por Aarón.

Retrocedí sigiloso hasta salir de la cama sin hacer mucho ruido y acomode una almohada frente a él para cubrirlo del sol.

No podíamos ser una pareja, pero tal vez debería de dejar de alejarlo y solo ser amigos.








...









Me despertó un olor a tocino, mi estómago rugió en respuesta recordándome que no había comido bien en días.
La noche anterior Sam me había dejado dormir con él en la cama, era la primera vez que compartía con un amigo, por extraño que sonara pese a que conocía a Ricky, Diego y Leo desde mucho tiempo, nunca habíamos dormido juntos.
Ni siquiera me percaté de en el momento en el que me quede dormido. Últimamente no podía conciliar el sueño, ¿Como es que estando con él se volvía más sencillo?

Mire la hora en mi teléfono, apenas las nueve, según yo hoy teníamos clase hasta las once.

Me levante y estire los brazos antes de abrir la puerta dejando que me golpeara el olor a comida recién hecha.

  -Buenos días- Salude mientras el revolvía algo en en sartén.

  -¿Cómo es que puedes dormir ahí? - Pregunto dedicándome toda su atención.
Anoche no lo había notado pero solo usaba una camiseta holgada y unas bermudas en gris. Su cabello ahora seco estaba alborotado, una sonrisa se dibujó en mis labios, era curioso conocer más facetas suyas.

  - La Luz me despertó desde las siete. - Se quejo mientras apagaba la estufa. - Desayuna antes de que se enfríe.

  -¿Hiciste para mi? - cuestioné mientras me acercaba y tomaba lugar en una de las sillas altas de la barra de la cocina. -No sabía que había algo de comer.

  -No había. Tuve que salir. - Respondió mientras dejaba frente a mi un plato con waffles y en otro huevo revuelto con tocino. - Te toca lavar los trastes. -  Finalizo extendiéndome un vaso con jugo de lo que a juzgar por su apariencia era fresa.

  -Gracias Sammy - Sonreí emocionado.

Como era su costumbre me ignoro y acomodó junto a mi en una silla mientras comía un sándwich.
Me sentí feliz, la verdad es que solo mi mamá había preparado algo para mi, y hacía bastante tiempo de eso.

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