Dylan (2)

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Llegaba diez minutos tarde a trabajar, mi móvil se había quedado sin batería porque anoche se me olvidó cargarlo y por eso no me ha saltado la alarma. Por suerte fuí rápido y conseguí atravesar las calles en pocos minutos. Debido a la velocidad que llevaba abrí la puerta de la oficina de correos de golpe y entré directo a la sala de empleados. Nadie parecía haberse dado cuenta de mi ausencia y eso que éramos pocos. A un lado de la sala se encontraba uno de mis compañeros de piso, con los pies subidos sobre la mesa y los brazos colocados hacia atrás apoyando su cabeza en ellos, tenía los ojos cerrados y parecía haberse quedado dormido.

"Llegas tarde amigo" dijo de repente y no pude evitar sobresaltarme "Menos mal que te he cubierto"

"¿Me has cubierto?" pregunté sorprendido.

"Pues claro, ¿para que están los amigos?" el chico se incorporó y se situó a mi lado. Me habría gustado corregirle, pero no pude, tan solo fruncí el ceño y me quedé callado.

"Ya se que apenas hablamos, pero compartimos casa tío, antiguamente eso no se llevaba, nos habrían tachado de dementes, ¿tres extraños viviendo juntos? Raro de cojones, pero oye, hemos evolucionado, y podemos llegar a ser hermanos, y si fuésemos hermanos entonces antiguamente no nos habrían tachado de dementes, porque seríamos como familia, ¿lo pillas?"

En realidad no lo pillaba. El chico le había dado tantas vueltas que ni sabía que contestarle.

"Uh... vale" dije intentando mostrarle una sonrisa convincente, pero eso no era muy típico en mi a si que no se si le llegué a convencerle del todo. Pero el chico pasó su mano por mi hombro y me dio unos golpecitos alentadores.

"Estoy aquí para lo que quieras tío" dijo sonriendo.

"Gracias Kian" dije casi en un susurro porque no sabía se había acertado con su nombre.

"Eh pero si te acuerdas de como me llamo, genial chaval, nos vemos luego" dijo dándome un pequeño golpe en el brazo. Una vez que ya me quedé solo en la sala de empleados me cambié a mi uniforme de repartidor de correo, no era el mejor trabajo del mundo, pero me distraía de todos mis problemas.

Cuando salí de la sala mi jefe estaba hablando con Kian detrás del mostrador, de repente desvió la mirada hacia mi y apreté con fuerza mis dientes esperando a que comenzara a gritarme por llegar tarde.

La cuestión es que se deshizo de Kian enseguida y se acercó a mi, me cogió por los hombros y por un segundo pensé que me tiraría al suelo, juro que pase miedo por una milésima de segundo, después pensé que podría denunciarle por maltrato laboral... Espera ¿eso existe?

"Dylan, no tienes por que venir a trabajar en tu estado, yo siempre he tenido problemas de estómago fuerte y nadie se rió por ello, cuando vuelvas a tener problemas intestinales no dudes en llamarme y decirme que te quedas en casa" el hombre de mediana edad y piel oscura se me quedó mirando con cierto brillo en los ojos, y ahora si que tenía el miedo corriendome por las venas.

"Gracias señor" mi jefe asintió con la cabeza y desapareció tras las puertas de la sala de descarga, acto seguido dirigí la mirada a Kian quien se encontraba inclinado sobre el mostrador con una sonrisa divertida, después levantó sus dos pulgares y me sonrió victorioso. La verdad es que estaba agradecido de que mi compañero de piso y trabajo tuviera tanta habilidad a la hora de cubrir a la gente, aunque esperaba que la próxima vez no le dijese a nuestro jefe que tenía "problemas intestinales"

Después de trabajar me dirigí directamente al hospital, me quedé los quince minutos diarios frente al mostrador esperando a que la enfermera me diese el número de la habitación de Carly, pero por suerte no le habían vuelto a cambiar de bloque.

Last hopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora