Soraya (4)

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"Si quieres recuperar tu móvil ven a cenar a mi casa - Kianator"

Rodé los ojos a medida que leía el mensaje dirigido desde mi móvil. Habían pasado tres días desde que Kian intercambió su móvil con el mío. Me ponía de los nervios que él pudiera hurgar en mi móvil y yo en el suyo no, tampoco es que yo escondiera un gran tesoro en mi móvil, de hecho todas las fotos que tenía eran sobre mis apuntes y mis chats se habían reducido al numero de tres: Mi madre, mi padre y Andie. Por lo que tampoco encontraría conversaciones interesantes en las que indagar. La razón por la que me ponía de los nervios es por que yo no puedo estar sin mi móvil tanto tiempo, tenía una tablet y podía utilizarla perfectamente, pero en mi móvil tengo abierta la sesión del correo y no puedo abrirla en otro dispositivo si mi cuenta sigue abierta, a si que si Kian no me daba mi móvil ya iba a enloquecer, sobre todo porque me quedaba poco para que me enviaran los resultados de mis últimos exámenes.

Esa misma tarde Kian me envió un mensaje de que a las cuatro y media comenzaría a preparar la cena de navidad, era día veinticuatro y normalmente lo pasaba con mi familia, pero les comenté lo de la extraña relación que tenía con Kian y a mi madre le pareció perfecto que dedicase aquellas navidades a pasar tiempo con él y Andie.

Mi madre siempre insistía que uno de los mejores años de su vida fueron en la universidad, y que aprovechase ahora que podía para hacer locuras y conocer a gente nueva, claro que siempre con consciencia y protección. Madre enrollada, ¿no? Pues para mi no, normalmente prefería una madre que me dijese que me centrase en mis estudios, pero siempre lo he hecho y ni si quiera le hizo falta mencionarme los estudios, más bien ella se preocupa de que no muera amargada y rodeada de gatitos.

A si que decidí darme por vencida y asistir a la maldita fiesta de Kian, al menos así recuperaría mi preciado móvil. Me envió la dirección unas veinte veces seguidas, y le habría contestado que al finar sí asistiría pero debido al bloqueo de su móvil no podía ni siquiera abrir la pantalla del mensaje.

Por otro lado mi preocupación por Andie aumentaba, no sabía nada de ella, ni de que tal estaba ni de cómo le habían salido los exámenes. Normalmente después de los exámenes quedábamos para hacer una comida de chicas, e invitábamos a alguna que otra amiga más, pero llevo sin recibir noticias suyas desde hace siglos.

Me gustaría ir a casa de Jake para poder comprobar que las cosas marchan bien con Andie, pero ni él quiere verme ni yo a él, por lo que esperaré a que a Andie le dé el venazo de pasar tiempo conmigo, es lo único que puedo hacer ahora mismo si ni siquiera ella me da una pista de lo que le ronda la cabeza.

No estoy muy segura donde vive Kian, por eso salgo cuarenta minutos antes de mi casa, y si Kian no está conforme con ver mi cara antes de lo previsto entonces cogeré mi móvil y me iré tan tranquila a mi casa a ver una ridícula peli de navidad.

Su casa no queda tan alejada de la mía después de todo, y llego media hora antes de lo previsto, pero me da igual. Llamo al número indicado, el edificio es de tres plantas y él vive en el tercero, no está nada mal para ser universitario, normalmente nos asignan casas poco espaciosas y con pocos vecinos porque al parecer somos demasiados ruidosos.

Nadie contesta al timbre pero la puerta se abre tras un pequeño chasquido. Subo las escaleras que para mi desgracia son bastante empinadas, para cuando quiero llegar al tercer piso estoy exhausta y cogiendo bruscamente aire por la boca.

Cuando despego la mirada del suelo lo primero que veo es a Kian apoyado en la puerta con los brazos cruzados y una amplia sonrisa dibujada en sus labios.

"Sabía que vendrías" dijo arqueando una ceja. Coloqué las manos sobre mi cadera e intenté recuperar mi postura.

"Mi móvil" dije tendiendo la mano.

"Uh si que empiezas fuerte, ni siquiera has pasado a mi humilde morada" Kian se echó a un lado de la puerta dejando entre ver parte de su recibidor.

"Siento llegar antes de lo previsto" digo mientras atravieso el umbral de la puerta.

"Tranquila es normal que tuvieras ganas de verme"

Cuando entro al interior de la casa encuentro a un chico tumbado en el sillón con los ojos cerrados y la boca entreabierta.

"Disculpa al vago de mi compañero de piso" dice Kian levantando las manos como si aquella escena fuese de lo más normal. El chico de pelo platino alcanza una pequeña pelota de goma que había sobre un bol en la mesilla de la entrada, y acto seguido cierra un ojo y saca la lengua. Coloca la pelota a la altura de sus ojos y tras amagar un par de veces, lanza la pelota sobre la cabeza de su amigo. El chico sobre el sillón reacciona adormecido pero consigue incorporarse, mira extrañado a Kian y después dirige su mirada hacia mi.

"Hola, soy Calum" dice levantándose del sillón y relamiéndose los labios intentando ocultar la baba que comenzaba a caérsele por la comisura de sus labios.

"Soraya, encantada" dije sonriéndole.

"Vaya, conmigo no fuiste tan amable" dijo Kian a mi lado.

"Puede que el café ardiendo que me tiraste a las piernas tuviera algo que ver" le sonrío con ironía y noto como si Calum entendiese nuestra conversación.

"Ah, a si que eres tu" dijo Calum con una sonrisa retorcida "Kian nos ha hablado mucho de..."

Kian alcanza otra pelotita de goma y se la vuelve a lanzar.

"Ve a por el alcohol, que es lo único que se te da bien" dijo Kian. Calum esquivó la pelota con diversión y torpemente se dirigió a la salida "Este es uno de mis compañeros, ya verás que fiesta cuando conozcas al otro"

Last hopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora