Dylan (9)

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Hacia demasiado tiempo que no me sentía así, con ganas de echar hasta mi primera papilla. Calum me había dejado solo en aquel bar y después de eso lo último que recuerdo fue la llegada sin parar de chupitos con un intenso sabor a cerezas.

Llevaba unos cinco o seis, no me acuerdo, estaba a punto de ser media noche y no me apetecía seguir allí. Por lo que salí al exterior a que me diese un poco el aire. Tenía unas intensas ganas de vomitar, no paraba de mirar hacia abajo intentando estabilizarme pero el suelo parecía temblar como en un terremoto.

"Anda, ven" dijo alguien a mis espaldas colocándome su brazo por detrás de mi hombro. Giré mi cabeza para ver al peli azul amigo de Calum. Me llevó a un par de metros del local y me dio un golpe en la nuca que me hizo casi desvanecerme. Pero lo único que consiguió fue que echara mis dos últimas comidas.

"¿Mejor?" dijo Michael dándome palmadas en la espalda como si fuera mi padre "Venga, te llevo a casa"

"¿Calum?" pregunté en un hilo de voz. Michael se rió y negó con la cabeza.

"Se fue hace una hora e iba bien acompañado" dijo. Iba borracho, pero al menos llegaba a entender bien las cosas.

"Capullo" dije entre dientes, lo que hizo que Michael se riera.

"Bienvenido a mi mundo" me contestó él. La cabeza me daba vueltas, no recordaba ni haberme montado en el coche de Michael, ni del recorrido hasta mi casa, ni que ya había pasado el año nuevo, ni de subir las escaleras, joder estaba muy perdido.

Noté el timbre de la puerta resonar en mi cabeza y gruñí. Michael tenía su brazo sobre mi cadera y mi brazo derecho sobre sus hombros estableciéndome estabilidad. Noelia abrió la puerta y noté que ella y Michael mantuvieron una conversación antes de que el peli azul me echara literalmente a los brazos de la chica.

"¡Noeee!" grité alzando mi puño en alto con diversión. Parecía un crío de dos años.

"Al final si que voy a acabar siendo un buen padre" dijo Michael antes de marcharse y que Noelia le diera las gracias. La chica intento sostenerme pero pesaba demasiado para ella, mis piernas flaquearon y estuve a punto de caerme al suelo, pero Noelia me agarró por la cintura y consiguió mantenerme erguido hasta que me guió torpemente hasta el sofá.

Una vez me senté noté que Noelia se sentaba a mi lado y se reía.

"No me dejes salir más" dije llevandome las manos a la cara.

"Seguramente no hayas bebido ni una mierda" dijo incapaz de controlar sus carcajadas. Alcé mi mano y torpemente señalé el numero ocho con mis dedos "¿Ocho copas?"

"Chupitos" dije arrastrando las vocales.

"¿Chupitos?"

"Cerezas" dije cual troglodita.

"¿Chupitos de cereza? ¿Te has emborrachado a base de chupitos de cerezas? ¿Cómo una colegiala? Oh por dios Dylan, eso es muy triste" su risa hacía eco en mi mente, sabía que estaba tomando ventaja de esta situación y se reía de mi lo máximo posible, pero no me importaba, su risa me gustaba.

Me incorporé y me costó encontrar sus ojos, pero una vez lo hice me quedé mirándolos un buen rato.

"¿Qué?" dijo con una sonrisa. Levanté mi mano y pase mi dedo por su mejilla, técnicamente la rozaba, apreciando su piel

 "¿Qué?" Dijo esta vez en un tono más suave. Sus ojos parecían absorberme y me quedé pensativo.

"Tus ojos son muy profundos" dije casi sin sentido alguno "Y tu piel muy suave"

"Oh dios mío estás muy mal" dijo mostrándome sus blancos dientes en una sonrisa.

Aparté mi mano de su mejilla y me eché hacia atrás en el sillón, incliné mi cabeza hacia atrás como si me sangrara la nariz, y me quedé mirando el techo.

Last hopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora