Capítulo 8.

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Habían pasado dos días desde que Jimin se había mudado a casa de Taemin.

Jeon había intentado hablar con el, casi había perdido su gran orgullo con tal de que el rubio continuara bajo sus cuidados, pero estábamos hablando de Park-terco-Jimin, señores.

Era raro, ¿eh?, pues desde que el señor Park había pedido de favor, que cuidara de su hijo, trató de que el chico no terminara viviendo con él, pero las cosas había dado un vuelco enorme y sabía que aquello era malo.

Ahora se encontraba en uno de los sillones de la oficina de profesores en la secundaria donde impartía clases, rompiéndose la cabeza prácticamente. ¿Por qué no se sentía cómodo con la idea de Jimin viviendo bajo los cuidado de dos chicos, aunque uno fuese su propio hermano?.

Extrañaba sus quejas, sus caprichos, su voz chillona e intentos de comidas a la perfección. Con sólo unas semanas conviviendo con el enano y este se había pegado a su cabeza como un chicle, pero Jimin le había dejado bastante claro que no lo intentaría más, que abandonaría ese capricho, como decían todos, claro, no sin antes soltarle uno de sus típicos, te amo.

— Buenos días, Jungkook — interrumpió sus pensamientos Taehyung   — ¿Y esa cara? — preguntó adentrándose a la habitación junto a otro chico.

— La mía, ¿cuál más? —  ironizó sentándose correctamente y sonriendo con sorna a los dos chicos enfrente suyo.

— Joder, con que amaneciste de malas —  habló el pelirrojo, Hoseok   — Te crecerá una enorme arruga en la frente cuando sigas así de amargado — suspiró.

— Cada que ustedes discuten o se sacan su mierda en cara, yo me tengo que aguantar los berrinches y lamentos del otro — se cruzó de brazos — Es mi temporada de rebeldía —  dijo frustrado.

— Déjalo Hobi, Jungkook es así —  suspiró Kim, tomando la cintura de su novio para abrazarlo por la espalda y apoyar la cabeza en su hombro — Suéltalo ya, hombre de las cavernas — chasqueó su lengua.

Jeon suspiró, si reflexionaba bien, necesitaba hablar con alguien por más que lo negara, ¿y quién mejor que su mejor amigo?.

Tae lo había acompañado siempre en las buenas y las malas, a pesar de haberse burlado luego de contarle sus desgracias, pero estuvo ahí.

— Jimin se mudó donde Taemin — habló lo preciso.

— Júralo, ¿Taemin, tu hermano? — asombrado Taehyung, tomando asiento en uno de los muebles frente el castaño y palmar a su lado para que su novio le copiara.

— Nah, Taemin el que vende panqueques en la esquina — chasqueó la lengua — Claro que mi hermano —   desvió la vista, de pronto apenado.

— Joder, esto si que me sorprendió... ¡Oh espera!... ¡¿Entonces pudiste hablar con Taemin?! —   preguntó escandalizado, haciendo que su novio lo mirara preocupado.

— Si, y me sorprendí al ver lo bien que le ha ido, tiene un gran departamento, aparenta poseer mucho dinero, y cómo bien, ha trabajo duro para conseguirlo, sabes cómo es — sonrió con nostalgia, a pesar de todo, Taemin era su hermano menor — Ya sabía desde antes que ellos se conocían, incluso el tipo de relación que tenían, pero joder, es complicado ver cómo Jimin me deja por irse con Taemin y su novio — hizo una mueca y siguió, sin percatarse que se estaba delatando así mismo — La casa no se siente igual, se que solo fueron unos días pero me siento más solo que nunca, Jimin logró infiltrarse en mi disco duro a duras penas, y ni decir de aquella noche, me sentí tan mal, me quería golpear a mi mismo por ser tan cobarde con él, cuando Jimin solo me decía que me amaba — negó   — ¿Y sabes qué es peor?, que no puedo pasar un maldito segundo si que me pase su imagen por la cabeza, sin que quiera ir a esa casa y sacarlo de allí para que viva conmigo, para pedirle disculpas por ser tan estúpido —concluyó llevando sus manos a sus cabellos y despeinarlos con frustración.

Terrorista  ||Kookmin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora