Capítulo 4.

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— ¿A...A dónde vas? — preguntó Jimin luego de unos segundos, observando cómo Jeon tomaba un enorme abrigo que colgaba del espaldar de una silla.

— A algún lugar —  respondió caminando hacia la puerta.

— ¡No huyas! —  gritó tomando del abrigo a Jeon   — ¡Es cierto, estudié sin esforzarme demasiado y me fue bien, debido a mi familia nunca me hizo falta el dinero, por eso es que no hay nada que realmente quiera hacer o algo que quiera ser — tomó aire, reteniendo un sollozo 
— Pensé que mi vida sería entrar en la universidad, trabajar, casarme. Sólo eso —    Jimin se asustó al ver cómo Jeon se giraba bruscamente para observarle, pero eso no impidió que continuara — ¡Pero me apasioné por algo y ese algo eres tú! — su vista se estaba volviendo nublosa — ¡¿Es malo perseguir lo que uno quiere?! — gritó con las lágrimas de vuelta — ¡Dime! —.

Jeon suspiró y se giró para continuar con lo planeado, se iría se casa por unas hora a ver si así podría poner sus ideas en orden. Jimin era un chiquillo demasiado escandaloso y egoísta.

— No te olvides cerrar la llave del gas —   fue lo último que dijo antes de cruzar el umbral y cerrar la puerta en la cara del rubio.

— ¡No huyas, Jungkook! —  gritó una vez sólo en la casa, como si la puerta enfrente pudiese responderle   — ¡V..vuelve! —   lloró   — No te vallas por favor... —   llevó una de sus manos hacia su boca, para controlar los hipidos.






















Jungkook caminaba por el enorme y desolado pasillo de su edificio como si fuera lo más difícil del mundo. Sus pies pesaban y no sabía el porqué, y su mente era un maldito revoltijo a causa de lo ocurrido en su departamento.

¿Qué fue eso?... ¿Acaso hablaba enserio?.



*Flashback*

El cielo se oscurecía a cada segundo y amenazaba con romper a llover, las nubes grises estaban por todos lados y el fuerte oleaje hacía que el vienta golpeara fuerte es sus rostros.

Las ruedas de aquel sillón hacían un poco difícil el avanzar entre la arena, pero no imposible.

— Gracias por quererme, Jungkookie —   dijo aquella voz de la cual nunca se olvidaría, ni después de muerto.

*Fin de Flashback*



































Jeon pestañeó varias veces al abrir los ojos, la luz de la mañana no se lo permitía pero se fue acostumbrando hasta sorprenderse al ver el rostro de Park Jimin en frente suyo.

— ¿Jimin? —   dudó por unos segundos hasta contemplar al menor casi encima suyo en el sofá, abrochando algunos botones de su delgada camisa   — ¡Por la mierda! —   gritó asustado   — ¡¿Qué estás haciendo?! —   se sentó en el mueble y se tranquilizó un poco a ver al rubio ponerse de pies y alejarse un poco   — ¿Qué estás haciendo aquí? — preguntó.

Jimin observó a su alrededor antes de responder   — Como no regresaste a casa, pensé que estarías aquí —  se hincó de hombros.

— Sólo un loco vendría a estas horas a la universidad, los menores de edad no deben estar en la calle a estas horas — inquirió colocándose de pies Jeon.

— Veo que no te has dado cuenta, ya es de día, es hora de ir a clases —   sonrió inocentemente, sus ojos volviéndose dos finas líneas.

Jeon recordó los buenos y bonitos momentos que habían pasado juntos, cuando era parte de su familia y estaba felizmente casado con Jihyun, la hermana del chico.

Terrorista  ||Kookmin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora