Capítulo 10.

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Maratón 2/3.

El día era soleado y la temperatura a juego, un calor abrazador pero no tan fuerte como para hacer sudar a las personas.

El tiempo parecía perfecto para salir a pasear, caminar por horas sin que tu cuerpo goteara de sudor y la piel se calentara.

Jeon se encontraba dentro de su deportivo, justo en frente del edificio de los Park, esperando nada más ver el cuerpo del menor, para meterlo dentro y llevárselo lejos de ahí. No había podido dormir bien esa noche, y todo por culpa del menor.

Por el espejo retrovisor pudo apreciar cómo salían de la mansión dos chicos, a quienes después de unos segundos reconoció como Jimin y Taemin.

Un poco enojado se bajó del auto y apoyó la cadera en el mismo, una pose demasiado sexy y atractiva para quien lo viera. Inconscientemente llevó su lengua a la parte interna de su mejilla para moverla seguidamente, cuando observó a los chicos reír a más no poder dirigiéndose a un auto justo delante del suyo, de suponer, propiedad de su hermano.

Los celos y la rabia lo invadieron, pero no lo admitiría, Jeon era lo suficiente adulto como para sentir celos porque su hermano fuera tan cercano a su Jimin, que lo hiciera reír tanto, mientras el sólo lo había hecho llorar en varias ocaciones.

— ¡Jimin! —   gritó desde la distancia, obteniendo que los dos chicos detenieran su andar y su mar de risas.

El menor frunció su ceño y abultó sus labios, se preguntaba qué hacía Jungkook frente a su casa.

¿Habría ido por el?.

No, era algo ridículo, que el castaño le hubiera impedido irse del país para permitirles comenzar una relación, no significaba que volvería a hacerlo.

— Hyung... —  susurró mirando de soslayo al peliazul — A la cuanta de tres, corremos en dirección contraria, ¿bien? —  indicó.

— ¿Estás loco? —  preguntó Taemin de regreso, observando entre Jungkook y el rubio.

— No, aún no lo estoy —  habló en voz baja, tomando la mano del mayor y comenzar a retroceder  — Aquí vamos, una... — retrocedió — Dos...— lo jaló — ¡Tres...! — gritó comenzando a correr, arrastrando a su hyung consigo, quien sólo pedía que pararan.

— ¡Jimin! —   escuchó el grito de Jeon y supo que después se arrepentiría — ¡Detente, Jimin! —   otro grito — ¡Más te vale que te detengas, porque no me haré responsable de lo que te ocurra cuando te atrape! —  se escuchó el rugir de un motor de auto.

El sudor comenzaba a bajar por su frente y ésta punzaba constantemente, sus pies sentían calambres debido a las tres cuadras que llevaba corriendo, y que tuviera que arrastrar otro cuerpo no era nada fácil.

Las personas que transitaban los miraban con caras que daban risas, se detenían a ver que ocurría, y los autos pitaban cada que cruzaban las calles, haciendo que se detuvieran haciendo fila y que el tráfico se volviera insoportable y puro bullicio.

— ¡Joder Jimin, detente! —   gritó esta vez Taemin, quien miraba a cada rato para atrás  — ¡El auto no está, Jimin, Jeon nos atrapará dentro de poco! —  comenzó a jalar de su mano para zafarse del agarre del menor.

Este idiota, nunca me sonrió a mi, y ¿a Taemin le sonríe tan deliberadamente?.

Jimin lo había pedido. Si quería terminar, el sería quién terminaría con él.

Jeon comenzaba a formular ideas locas en su cabeza, como que dentro de poco el rubio comenzaría sus berrinches con el peliazul y se olvidaría de cómo le había hecho la vida un yogurt para largarse con Taemin.

Jeon quería felicitarlo, pero antes que nada, haría que le diera excusas. El era un adulto que sabía poner las cosas en orden.

Tuvo que frenar casi de repente cuando el semáforo cambió a color verde, comenzando las personas a cruzar para aquí y para allá.

Tranquilízate...


























Dianita los ama.

Terrorista  ||Kookmin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora