Capítulo 18

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— ¡Vamos o llegaremos tarde! — Lola siempre igual. Tarda la vida para hacer una maletita de nada. Echa muchas cosas que al final no va a usar. Pero ya paso de decirle nada. Es inútil.

— ¡Ya estoy! Pesado — Lola baja por las escaleras con unos vaqueros super ajustados, un jersey de lana, el abrigo en una mano y la maleta en la otra. Y yo no quiero irme a ningún lado, quiero quitarle toda la ropa y que nos quedemos todo el fin de semana en la cama. Pero la voy a llevar a una casita rural, vienen Pelayo con Marta y Andrés. Además, he llamado a su amiga de Sevilla, que también se llama Marta. Es lo único que conozco de la vida de Lola antes de que llegase a Madrid. Sigue encerrada en sí misma con el tema de su pasado y sus padres.

Enzo y Eros también vienen e incluso mi sobrina Lucía. Que se ha unido mucho a Lola. Se llevan genial y se pasan las horas muertas en casa haciéndose las uñas, arreglándose el pelo o cuchicheando sobre chicos. Lucía, se ha rapado la cabeza como Lola, lo que le ha costado un disgusto a su madre. Germán, por lo visto ni se ha preocupado por verla. Casi no pasa tiempo en casa. Ha alquilado una habitación en el hostal del pueblo y se ha ido de casa. Azucena, no me cuenta nada. Lola sabe algo, pero no me quiere decir nada.

En fin, que le daré una buena sorpresa. Estoy desando ver su cara. Porque este fin de semana, quiero que sea feliz, así que apartaré mis reticencias a un lado. Te preguntarás, a qué viene esta sorpresa. Pues bien, es el cumpleaños de Lola. Cumple 26. Y yo quiero que nos relajemos, que hagamos cosas de pareja, fuera de la cama, quiero decir. Porque en la cama hacemos todas las cosas de pareja que se puede hacer, ya me entiendes. Fuera, no tenemos demasiado tiempo. Lola está casi todo el día con Enzo y con el proyecto de la cafetería, que ya va tomando forma y está quedando genial. Sé que Lola me deja mi espacio y mi tiempo, para no agobiarme. Y yo en parte lo agradezco. Pero quiero empezar a ir al cine. Pasear con ella en plan tranquilo, porque en los viajes, Lola quiere ver y visitar los lugares, y por ella lo hago. Pero no nos da para relajarnos. Sólo en los viajes largos. Y de esos tampoco tenemos tantos. El de Rusia estuvo bien. Pero hacía un frío del carajo y el turisteo lo hicimos rápido, casi todo el tiempo estuvimos haciendo el amor en la habitación del hotel. Porque cuando empezamos, no podemos parar. Ninguno de los dos.

Así somos. Unos salidos. Jamás había tenido tanto sexo. Jamás había estado tanto tiempo con una mujer y lejos de agobiarme o de aburrirme, cada vez necesito pasar más y más tiempo con ella. Pero ambos somos muy independientes y nos gusta estar a nuestro aire. Eso es lo bueno.

— ¿Dónde Vamos? ¿Por qué no me dices nada? — Ella no me ha contado que es su cumpleaños. Creo que no le gustan mucho. Por eso voy con algo de recelo a esta escapada.

— Ya lo verás — Es noviembre y he cogido una casita en el norte. Cerca de la casa de mis abuelos. A lo mejor y si Lola quiere podré presentárselos. Ellos me han ayudado a encontrar esta ganga y que me la dejasen a un muy buen precio, pues conocen a los dueños.

— Ya lo veras, ¡Ya lo verás! Me estás poniendo muy nerviosa.

— ¿Yo? — me acerco a ella y la agarro de la cintura atrayéndola hacia mí. Beso sus labios con dulzura — Ya lo verás — toco la nariz con un dedo y me separo, o no pararé. Ella hace un mohín muy divertido y vamos al coche a cargarlo con la maleta.

El viaje en coche se da bien. Ella va mirando todos los lugares por los que vamos pasando y va preguntando pueblos del norte a ver si acierta alguno. Me resulta divertido verla tan ansiosa. Porque, aunque dice que le gusta hacer locuras, en el fondo es tan calculadora como yo. Y le gusta controlar las cosas que le pasan. Hacemos un par de paradas para estirar las piernas y comer algo. Hoy es jueves y esta noche estaremos los dos solos en la casa rural. Mañana, que es su cumpleaños, la llevaré a ver cositas y si quiere conocerá a mis yayos. Y por la noche regresaremos cuando ya estén todos allí para darle la sorpresa y felicitarla.

Enséñame a volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora