Capítulo 33

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Llevo tres días desde que Lola se fue a casa de mi sobrino. He hablado con ella tres veces al día, cada día. Ayer estuve en Londres, Fue un vuelo de un día, ir por la mañana y vuelta por la tarde. Estuve con Lisbeth y su hija María, de la cafetería de siempre. Lis me ha contado que María está saliendo con un chico que parece muy simpático, pero que la pobre, parece querer ir con pies de plomo. Bueno es una chica muy simpática. Les hablé de Lola y de nuestra relación. Les dije que vamos a casarnos y se pusieron muy contentas por nosotros.

Esta misma mañana he firmado mi renuncia al puesto en la compañía. Les he dicho que los viajes que necesiten que cubra lo haré, pero ni uno más. He estado en las oficinas centrales casi toda la mañana a lo tonto. Casi todo el mundo ya sabe lo de mi ruptura con Lola. Ya saben que al menos es oficial. De hecho, ayer mi compañero, Lucas, me habló de eso. Bueno de eso y de los miles de rumores que circulan sobre mí.

Sandra volvió a tener un intento de acercamiento conmigo. Es increíble, lo chismosa que es la gente y lo espabiladas que son otras. Aunque, en realidad, yo ya sabía cómo son. Siempre lo he sabido y por eso siempre he querido mantenerme al margen de todo. Suena mi teléfono. Es Eros. O sea, es Lola.

— Hola

— Hola grandullón — la noto muy agitada.

— ¿Todo ok?

— Si, bueno. Paul me ha llamado, dice que tengo que firmar algo y quiere quedar esta noche. Creo que es otra encerrona porque quiere ir a cenar a un restaurante. Está muy pesado. Si se pasa de la raya, te juro que le voy a mandar a freír espárragos.

— ¿Qué vas a hacer?

— Eros me ha dicho que lo mejor es ir a ver que quiere.

— ¿Entonces vas a ir?

— Si ¿te parece bien?

— Mi niña, no sé. No me huele bien.

— A mí tampoco ¿Lo ves Eros? A tu tío tampoco le parece bien — oigo como se activa el manos libres.

— Tío — mi sobrino comienza a hablar — Lola debe cortar por lo sano. Tú, ya has renunciado. Lola debería hacer lo mismo. Puede usar, lo que quiera que quiere ese imbécil para cortar la historia. He pensado que puedo llevarla yo, hacerme pasar por su ligue e ir a recogerla, como un caballero. Así, el tipo este, deberá mantener las distancias.

— Pero es que te pareces mucho a tu tío. Se va a notar que sois familia.

— ¿Y si te lleva Rober?

— ¿Rober? — me meto en su diálogo

— Si... es un... amigo — ¿amigo de mi sobrino? Uuuu

— Oh, venga Eros, sois algo más que eso — Lola al ataque.

— ¡Lola! No veas cosas donde no las hay. Nos llevamos bien, peo si quieres te recuerdo que tiene novio.

— Buah, esos son detalles sin importancia. Se nota mucho que está coladito por tus huesos.

— Da igual... Puedo decírselo a él.

— Por mi vale — no conozco al tal Rober, pero si Lola está acompañada, al menos la llevan y la traen, me quedo más tranquilo.

— ¿Entonces acepto la cena? — Lola sigue indecisa.

— Si mi niña. Acabemos con esto lo antes posible.

— Te quiero grandullón... mmm... ya está. Le he escrito para ir a la cena.

— Rober también, me ha contestado. Te llevará y esperará por allí, hasta que le avises de que te recoja.

Enséñame a volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora