Capítulo especial narrado por: LOLITA
Anoche, tuve la noche más mágica de mi vida. Estrellitas de colores, arcoíris... Tenía miedo porque tengo unos sentimientos muy fuertes hacia Javi, tan fuertes que me dan miedo. He fantaseado continuamente con besarle y besarle hasta finalmente hacerle el amor. Y las expectativas eran tan altas que por un momento pensé que el sexo podría enturbiar nuestra relación. Que me podría decepcionar y acabar frustrada. Pero anoche fue fuera de serie. Javi es un animal en la cama, no un animal salvaje, fue tierno, fue cariñoso, fue gominolas y unicornios de purpurina. ¿Me entiendes? Toda mi vida me ha gustado el sexo salvaje, siempre he buscado emociones fuertes que suplieran todas mis carencias emocionales. Que son un huevo. Mis padres fueron pésimos mostrándome las cosas bonitas de la vida. Esas las he aprendido de los libros románticos. Pero la realidad es que las emociones fuertes han sido el noventa por ciento de mi vida. Quizá porque nunca he querido de verdad a nadie. Te enseñan en casi toda la literatura que quien se pelea se desea. Y es lo que la mayor parte de las veces buscamos. Un amor tóxico, que nos lleve a vivir momentos explosivos.
Con Javi he descubierto que algo puede ser explosivo, no, lo siguiente, sin necesidad de ser una montaña rusa. Anoche me demostró, que no tiene que tratarme mal, ni ser duro, ni salvaje para provocarme el orgasmo más increíble que he tenido en mi puta vida. Con algunos, incluso siendo salvajes, tuve que fingir un orgasmo. No te digo más. Ayer, sin embargo, vi fuegos artificiales, solo con la boca de Javi ahí abajo. No sabía que podía tener un orgasmo con el sexo oral. Nunca me había pasado. Y eso que he estado con chicos que se esforzaban lo suyo. Sergio, mi ex, era una fiera en la cama. Creí que me encantaba y que era un veinte sobre diez. Pero anoche Sergio se quedó en un cinco raspao, porque Javi es un cien sobre diez. Me hizo sentir cosas que jamás he sentido. Me hizo flotar. No sé si explico la sensación que tuve. Creo que me correría solo de volver a pensarlo, luego solo vino la guinda del pastel. Después de las dos primeras veces brindamos con un Moët, ese de las pegatinas rosas. ¿Sabéis cuál es? Si no lo conocéis, leed un poquito a Megan Maxwell, es una crack de la literatura romántica. De esa que te pone a tono.
Después del brindis y acabar casi con la botella, porque entra solo eso, volvimos a hacer el amor. Al menos dos veces más, hasta quedarnos dormidos. Ha sido magia pura, lo juro. Ahora mismo me he despertado a su lado. Y él sigue dormido. Es tan guapo. No os hacéis una idea, su pelo rubio tan rizado, sus ojazos azules, tan intensos, cristalinos, transparentes. Tan alto, con ese pecho tan bien tallado. Sus pecas en su espalda y ese olor tan a él que hace que toda mi lívido se concentre en el mismo sitio. Aquí estoy mirándole mientras sigue durmiendo.
No es la primera vez que me despierto antes que él, aunque creo que él no lo sabe. Y siempre siento la misma fuerza que hace que mi mano le acaricie su cara. Su mejilla, su nariz, sus ojos cerrados, acaricio sus rizos, su cuello, bajo por su brazo y unas cosquillas intensas me recorren todo el cuerpo. Siento como mi sexo se contrae queriendo volver a sentirle en mi interior. Porque ha sido una sensación de plenitud tan pura. Eso y que me pone cachonda perdia el solo pensar en él. Ahora que lo he catao, como diría mi abuela, que en paz descanse la mujer, no quiero perderme ni un solo bocao. Las miguitas las voy a lamer para no desperdiciar nada de este hombre. Ya estoy mojada otra vez. ¡Así, yo no puedo! Beso su cuello, lo lamo y bajo por todo su abdomen. Sé que ya está despierto, sus manos lo delatan. Se aprietan sus puños y sé que desea esto tanto o más que yo. Quiero dárselo todo. Y quiero recibirlo todo de él. Su miembro está duro como una piedra, cómo casi todas las mañanas, pero esta vez puedo disfrutar de este momento. Bajo a su entre pierna, dibujando un camino con besos y caricias. Meto su pene en mi boca, lamo y mordisqueo todo a su paso. Oigo su gemido y noto como sus manos se enredan en mi pelo. Continuo cada vez con mayor velocidad, hasta que noto el calor de sus fluidos en mi boca. Esa que se traga absolutamente todo. Es brutal la sensación de sentirme completamente satisfecha y a la vez la necesidad de empezar de nuevo.
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Enséñame a volar
Romance"Si a mis 38 años, soltero, friki y hogareño me dijesen que mi vida iba a cambiar radicalmente en un segundo. Me reiría en la cara del que fuese. Pero, dicen que quien ríe el último ríe mejor y te digo desde ya, que fui el primero en reírme y el que...