Capítulo 34

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Capítulo especial narrado por: LOLITA

Oigo el eco de unos golpes. Los oigo lejos, muy lejos. Mi cabeza parece una bomba a punto de explotar. Pero... anoche, no recuerdo haber bebido más que una copa de vino en la cena con Paul. Y luego nada más. No recuerdo nada más.

Abro los ojos, todo me da vueltas. No reconozco nada de lo que veo. La cabeza gira y gira. Me incorporo en la cama y la sensación de vértigo que tengo no es normal. Uffff. El estómago, parece que lo tengo del revés. Menudas nauseas. Me levanto como puedo, pero no llego al baño. Veo una papelera y la cojo para vomitar. Las piernas las tengo como si fuesen de gelatina. Me arrodillo en el suelo y miro a mi alrededor. Parece la habitación de un hotel. Cama grande, paredes con papel pintado bastante clásico, moqueta en el suelo. Hay un escritorio blanco de madera y una tele sobre él. A la derecha un sillón orejero y una puerta que debe ser el baño. Un poco más a la derecha, un pequeño pasillo y otra puerta que debe ser la de la habitación. Pero... ¿Qué hago yo en un hotel? ¡Joder! Es la misma sensación que en Las Vegas. Miro en el sillón y mi ropa está ahí. ¡¡Voy completamente desnuda!! Pero... No, no, no. No puedo haber hecho nada de nada. No si no es con mi grandullón. Me levanto como puedo y me sujeto en la pared. Me cojo la ropa, la interior no la encuentro. Vuelvo a tener arcadas. Entro rápido al baño y vomito de nuevo en el váter.

He perdido cerca de cuatro kilos estas dos últimas semanas con la tontería de los nervios. Limpio el váter y me siento. Al levantarme me doy cuenta de que estoy sangrando. ¡Joder! ¿Me tiene que bajar la regla en este momento? Además... cuento con los dedos. No me toca. La última vez que recuerdo tuve la regla hace... no puede ser. ¿Hace seis semanas que no me baja la regla? No he notado el retraso. Es imposible ¿No? Tengo que buscar mi teléfono, tengo una aplicación donde me las apunto todas. Y soy como un relojito. Nunca me retraso, ni fallo. Y con las pastillas que tomo es imposible. Aunque claro con los vómitos y toda la mierda que he tenido que soportar, una se desajusta seguro. Me pongo las bragas, que estaban en el baño tiradas y busco el móvil. No lo encuentro. Vuelvo al baño y rebusco en los cajones. Hay un kit de emergencias con un par de salvaslip. Me tendré que apañar con esta mierda hasta que vuelva a casa.

Enciendo el teléfono, que tenía apagado. Seguro que Javi está como loco porque no ha sabido nada de mí. Me río al pensar en la cara de desesperado que debe tener. Es algo exagerado a veces. El terminal se enciende y comienzan a llegar notificaciones sin parar. Tengo mil mensajes y mil llamadas. Enzo, Eros, Rober, Sofi, Andrés, Bryan pero... Javi no me ha llamado. Qué raro. Llamo a Javi.

Salta el contestador. Igual no tiene cobertura o algo así. ¿Hoy no viajaba no? Da igual. Llamo a Eros... no lo coge. ¡Genial! Marco a Sofi.

— ¿Lola? — la oigo jadeante y con bastante ruido de fondo — ¿Dónde estás?

— Yo... no lo sé. Espera — miro por la habitación y veo una tarjeta — hotel Miguel Ángel. Madrid

— ¡Mierda! Está en el hotel Miguel Ángel — se oyen voces de fondo. Reconozco a Eros y creo que el otro es Bryan. ¿Bryan y Eros juntos? — ¿Estas bien?

— Si. Bueno me encuentro mareada, he vomitado y encima me ha bajado la regla ¡AAAAggggg! — ¡Joder! Menudo pinchazo en el abdomen

— ¿Qué pasa? ¿Lola? — se oyen otros sonidos de fondo que no identifico.

— Un pinchazo en el abdomen. ¡Joder! Puta regla.

— Vale, oye vamos a por ti ¿vale? Estaremos en... diez minutos.

— ¿Diez minutos? ¿Dónde estás? — Desde la sierra al centro de Madrid no hay diez minutos.

— Estamos en casa de Eros.

Enséñame a volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora