Capítulo 29

27 9 9
                                    


Acabo de aterrizar en París y me dirijo al hotel. Hoy me ha acompañado Lucas, un piloto con el que he coincidido en alguna ocasión. Es agradable, tímido y callado. He echado tremendamente de menos a Lola. Ella habla mucho, conmigo o con quien sea. Y siempre está contando historias de las suyas. El chico este tiene unos 42 años, está casado desde hace 20 años y tiene tres niños. Le he estado sacando conversación, porque al acostumbrarme tanto a la verborrea de mi chica, el silencio que hoy reinaba en la cabina y que antes me daba paz, me agobiaba.

Pero al final se ha soltado un poco y me ha contado cosas de sus críos. La azafata, Sandra, la pesada de Hawái entra.

- ¿El viaje bien? - nos pregunta.

- Bien gracias - Luca responde y se le salen los colores. Pobre. La verdad es que Sandra es muy guapa.

- Bien - le respondo educadamente.

- Algunos vamos a ir a comer cerca del hotel - se me queda mirando - ¿Quieres venir?

- ¿Yo? - me señalo

- Sí, claro, Javi. Ni que fuese la primera vez que haces algo con nosotros.

Es cierto, antes de Lola no hacía nada con los demás, pero últimamente Lola me ha contagiado y suelo acompañarla en muchas de sus salidas a comer con ellos.

- Eh... sí, claro. Iré.

- Genial - me guiña un ojo y le pregunta a Lucas.

Este dice que le parece bien y salimos.

Llegamos al hotel y me tiro en la cama. La habitación que me ha tocado le habría encantado a Lola. Abro la ventana y aunque hace algo de frío, admiro las vistas. La torre Eiffel está cerca y se ve desde la ventana. Igual que en Las Vegas. Me toco el corazón. Cada vez que recuerdo eso, me toco el tatuaje que me hice allí. Menuda locura de viaje. El más divertido de mi vida. Miro el reloj. El avión de Lola salía un poco más tarde que el mío por un retraso y aún no habrá llegado. Hago tiempo dándome una ducha y llamo a mi madre. Enzo no está porque dentro de apenas un mes, es la inauguración de su cafetería y estaremos todos allí para apoyarle. Llaman a mi puerta y abro. Es Sandra.

- Hola bombón - ¿Bombón? Le pongo mala cara y ella carraspea - ¿Estas listo para ir a comer?

- Si claro - cada minuto tengo menos ganas. Además, aún no he hablado con Lola. La he llamado antes y comunicaba ¿Con quién hablaba que fuese más importante? No me seas tóxico ¿Eh? Cierto, no debo pensar así. Igual ha surgido algo que tiene que solucionar. Cojo mis cosas y salimos de la habitación.

- Bueno Y ¿Qué tal todo? - Sandra corta el incómodo silencio que se ha creado entre los dos en el ascensor mientras bajamos.

- Bien ¿Y tú? - Sandra se está atusando el pelo frente al espejo del ascensor. Va vestida con un vestido muy ceñido de color rojo, lleva unos tacones de infarto y un abrigo negro colgado del brazo. Los labios también rojos, voluptuosos, la verdad es que va espectacular.

- Bien, Tenía ganas de que llegara este viaje. Hace mucho que no viajaba contigo.

- Ya bueno dos o tres meses ¿no? - tampoco lo recuerdo exactamente, la verdad.

- Si más o menos - las puertas se abren en el recibidor del hotel - ¡Qué ganas de comer tengo!

En el recibidor ya está Lucas, está Carlos y Carmen, otros azafatos.

- Hola - les saludo, aunque hace un rato nos hemos despedido en el recibidor.

- ¡Vaya! Dichosos los ojos - Esa es Carmen, creo que hace mucho que no coincido con ella.

Enséñame a volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora