Capítulo 26

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Capítulo especial narrado por el inigualable y recién casado: BRYAN

Esta colaboración solo se ha pedido porque nuestros queridos protas no recuerdan una mierda de su viaje a Las Vegas. Sí, son un par de borrachos.

No puedo creerme que hace 24 horas era un tipo normal, un piloto de aviones, que acaba de romper con su novia, porque soy un gilipollas incapaz de no mirar un par de tetas cuando se las ponen delante. Eso y que veo a una tía buena y la bragueta se baja sola. Y si la tía buena encima está llorando, me da por casarme con ella.

Venía a Las Vegas como piloto. En dos días me largo. Y al bajar del avión vi a una preciosa Diosa de ébano sentada en un asiento sollozando.

— ¡Disculpe! ¿Se encuentra bien? — Un par de enormes ojos negros me miran vidriosos y enrojecidos por el llanto, le toco un hombro y le ofrezco un pañuelo. Porque, mi madre me enseñó, que hay que ser un caballero y mi padre que siempre hay que ayudar a una dama en apuros. Así le fue a mi padre. Cuatro hijos de mujeres distintas. Y eso que solo se casó con mi madre. Vamos que mi padre era un golfo. Bueno un Hijo de puta en realidad. Porque nos enteramos de mis tres hermanos cuando mi padre estiró la pata.

— ¡Lo siento! Es que... — se suena los mocos, muy femenino todo — Es que acabo de descubrir que mi futuro marido me es infiel. — Prefiero guardarme mi opinión. Yo no puedo ser fiel. Así que...

— Bueno mujer, seguro que esto ha pasado por algo. Además, está en Las Vegas ¡Disfrute un poco!

La mujer de repente se incorpora — Tiene razón — claro que sí, siempre la tengo — Tengo que casarme en Las Vegas, hoy.

¿Cómo? ¿Yo he dicho eso? Creo que me perdido en las divagaciones de la mujer, la miro y veo que sigue hablando, pero no tengo idea de qué cojones me está diciendo.

— Mil gracias — La mujer se levanta y me abraza. ¡Joder! Huele de la hostia, su olor me embarga y me empieza a incomodar la entrepierna. Uff que calor me está entrando. Agarro a la mujer de los hombros para separarla, es alta y fibrosa y al ir a mirarla a la cara y agachar la cara sus pechos asomando con el escote de su camiseta me dejan hipnotizado. Menudo pecho. ¡Deja de pensar gilipolleces! Sólo te falta acostarte con una mujer que llora por otro. Bueno tampoco sería tan mala idea ¿no?

Total, que aquí me encuentro, en la habitación de un hotel de lujo, en una suite del amor mientras esta diosa de ébano me cabalga. Yo agarro sus caderas para ayudarme a entrar aún más en su interior. Es una locura, pero esta mujer es mi esposa. Sí, me he casado con este pedazo de mujer que me tiene loco. La acabo de conocer, es la prometida, bueno ya ex prometida, de un CEO mogollón de rico, que por lo visto se está tirando a otra mujer. Y lo ha descubierto a tres días de su boda. Así que, se ha querido vengar de él con mi idea. Yo no la recuerdo mía, pero bueno. Se ha casado a lo loco conmigo, y nos estamos fundiendo las tarjetas que ella tiene a nombre del susodicho, y vinculadas a la cuenta del CEO. No he querido pensar mucho en las consecuencias de esta mierda. Pero ya las pensaremos cuando volvamos a Berlín. Donde vivo y donde vive ella. O vivía. A lo que voy, que esta mujer me tiene loco. Llegamos a un clímax brutal a la vez, algo que me abruma y que me hace sentirme raro. Por primera vez en mi vida, no quiero levantarme y largarme o darme la vuelta y dormir. Estamos exhaustos, llevamos tres asaltos sin parar desde que llegamos al hotel. Más el polvo en el baño de la hamburguesería y las dos veces que lo hemos hecho esta mañana en el hotel donde me hospedaba.

Llaman a la puerta cuando Mel estaba empezando a besarme de nuevo, tiene ganas de más y yo no le pienso decir que no. Me aparto a regañadientes y me dirijo a la puerta. Me pongo encima uno de los albornoces antes de abrir. Abro y me encuentro a mi amigo Javi, aún borracho, y desnudo al otro lado. Además, está empapado. ¿Qué cojones?

Enséñame a volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora