(II)

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Yeonjun se despertó y encontró su ropa al lado suyo, en un estante que no recordaba haber dejado ahí. 

― Debe haber sido mi papi Yoongi. 

― Este pendejo, fui yo, un gracias no hay pero ―Yeonjun solo oyó un susurró, pero la persona que había hablado recibió un golpe en la cabeza. 

― Que no hables hasta asegurarnos de que sea seguro, Soobin hyung dijo que esperemos. 

― Está bien. 

― Ok, esto está raro, y si esto es por la estrella esa, me tiro por la ventana, no pedí un fantasma, pero pensándolo bien, técnicamente pedí un fantasma, bueno, que más, tengo hambre ―Yeonjun bajó las escaleras corriendo y encontró a su papá Yoongi al final de esta. 

― ¿Qué parte de "no se corre en las escaleras", no entendiste? 

― Lo siento, pero quería bajar rápido, ¿te gusta mi atuendo? 

― Te ves precioso mi amor. 

― Gracias. 

― Ven, ya te preparé el desayuno. 

― ¿Tengo que tomar medicina?

― Sí mi amor, pero solo es un tiempo. 

― Hoy es miércoles, tengo clase de baile. 

― Sí, en la tarde a las tres, la atrasamos una hora porque tú y yo iremos a comprar ropa. 

― ¿Por qué? 

― Porque la que tienes, la mitad te queda chica. 

― Pero son bonitas. 

― No importa, vamos, ya mismo empiezan tus clases, ve a lavarte los dientes. 

― Sí papi ―Yeonjun corrió de vuelta a su habitación. 

― ¡No corras por las escaleras! ―pero Yeonjun ya había entrado a su habitación. 

― A ver, primero que nada, los dientes ―Yeonjun corrió al baño a cepillar sus dientes, después salió y ordenó un poco su habitación, bueno, en realidad, solo la miró, ya estaba ordenada―. Ok, necesito la mesa, y si hay algún ser que la pueda mover, se lo agradecería mucho, por fis ―uno de los chicos que había llegado se disponía a mover la mesa, pero Soobin, su líder y mayor del grupo, lo paró. 

― Espera. 

― Pero él lo pidió. 

― Espera dije ―Soobin tomó una hoja y escribió algo rápido, la puso sobre la mesa y dejó que su amigo la moviera. 

― ¿Qué escribiste? 

― Espera y verás. 

― "Hola, en realidad somos cuatro, no seas tan intenso, niño" ―dejó la hoja de lado y comenzó a sacar sus cosas del estante. 

― Nos ignoró, pero así es él, prepara todo antes de darte la charla de tu vida ―Kai suspiró con fingido cansancio. 

― La estrella esa no me escuchará, pero, jodete, pedí uno, no cuatro, y por lo menos hablen claro, me estresa que hablen muy bajo, no escucho bien lo que dicen y no entiendo la mayoría de palabras, y si siguen así, tendrán que irse, a pesar de que me encante tener mi ropa lista en la mañana ―siguió mirando a la mesa―. Frente a mí, todos, ahora, den la cara y digan sus nombres, y en un idioma que yo entienda. 

― Eso va a estar difícil, soy el único que habla tu idioma ahora. 

― ¿Soobin? 

― ¿Me recuerdas? 

― No lo sé, tu voz me sonó de alguien y me acordé de Soobin, si no veo tu rostro no voy a saber si eres Soobin, fácil. 

― Cierto, bueno, de menor a mayor, Kai, por favor no hagas nada anormal. 

― Ya dime que no exista de una vez. 

― ¿Sabes el idioma? 

― No, pero mi hermana me dió un traductor, supongo que funciona bien. 

― Sí, muy bien, deja que te vea. 

― Hola, ¿me recuerdas? 

― No, pero sí a tu hermana, Lea noona, ¿verdad? 

― Sí, ahora tengo otra hermana, Bahiyyih. 

― Oh, ¿cómo está Lea? ―desde muy pequeño, Yeonjun había escuchado una y otra vez la misma historia, él venía de la Luna, tenía un pedacito de luna incrustado en su alma, era un niño especial, por eso debía de ser protegido, además, tenía ciertas habilidades, como el baile, era un don, simplemente lo hacía bien, igual que el canto, y podía entender a los animales, sabía de donde venía, sabía como era ese lugar, pero no recordaba todo, solo a dos personas, una era Lea, porque fue la última a la que vió, y la otra era Soobin, porque le ayudó a sentirse seguro sobre si bajar o no, había sido su decisión llamar a esos humanos padres, pero tenía miedo de ese mundo desconocido. 

― Está bien. 

― Taehyun. 

― Buenos días, bueno, supongo que tampoco me recuerdas a mí. 

― No, lo siento, recuerdo tu voz si te sirve de algo. 

― Te gané, recuerda mi voz. 

― Tonto. 

― Beomgyu. 

― Hola, soy Beomgyu, ¿algo qué recuerdes de mí? 

― ¿Osito? 

― ¡Sí! ―el niño chilló de emoción, pero una mano muy pálida le tapó la boca―. ¿Escucharon?, me llamó como lo hacía cuando era chiquitito. 

― Sí, sí, como sea, hola Junnie. 

― Soobin ―Yeonjun se abalanzó sobre Soobin, que tuvo que elevarse un poco para no caer por el impacto―. Sí eres tú. 

― Te prometí que vendría a verte, y aquí estoy ―todos los recuerdos volvieron a la mente de Yeonjun, recordaba la promesa, recordaba todo. 

Años atrás, en la Luna: 

Un joven Yeonjun miraba a la Tierra, pensando en lo que iba a hacer. 

― ¿Ya estás listo? 

― Sí, supongo que sí. 

― Hey, mírame, tranquilo, ellos son buenos. 

― Lo sé, solo que, es un nuevo mundo, tengo miedo de no poder adaptarme. 

― No te preocupes, ellos te cuidarán y protegerán con su vida si es necesario, y yo iré a verte a la primera oportunidad, solo no me olvides. 

― No lo haré Soo, te quiero, y te estaré esperando ―pero Yeonjun sí había olvidado eso, fue lo primero que olvidó, esa pequeña promesa. 

En el presente: 

Soobin sostenía al menor entre sus brazos, pequeñas lágrimas bajaban por sus mejillas. 

― Lo siento, casi no te recordaba, y prometí no olvidarte, lo siento, lo siento. 

― No bebé, ahora estamos aquí, ya no importa. 

Y bueno, la vida de Yeonjun cambió totalmente desde ese día. 

A tu lado | soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora