[ ACT NINE ]

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—LUEGO DE ENAMORARNOS, TU MADRE quería que viviéramos en Ta Lo —explicó Wenwu, tratando de que sus hijos creyeran que su madre todavía estaba viva.— Ella les pidió permiso a los ancianos y se negaron. Dijeron que yo no era digno. Ella seguiría con nosotros, todos viviríamos juntos allí. Ta Lo nos hizo esto; la encerraron tras esa puerta para castigarla.

A pesar de que el testimonio de Wenwu parecía creíble, les era difícil imaginar todo aquello en verdad estaba pasando. Les costaba creerle porque solo podían ver el lado malo de su padre, lleno de mentiras, avaricia y crueldad. Pues eso era lo único que había quedado de él una vez que su madre había muerto.

—¿No lo ves? —Wenwu se acercó hacia su hijo al ver su expresión de incredulidad.— Ella nos está dejando pistas, quiere que la hallemos y la traigamos a casa, así podemos volver a ser una familia.

—Papá, mamá está muerta. —murmuró Shaun, sintiendo un poco de pena por él.— No está hablando contigo desde atrás de una puerta y no nos está dejando pistas.

Wenwu asintió con una mueca en su rostro, como si sospechara que su hijo le diría eso. Así que sacó el pendiente de Shaun y Xialing que tenía guardados en un cofre antiguo y los alzó en su mano para que pudieran verlo.

—Entonces, ¿qué es esto?.









AHORA SE ENCONTRABAN EN UNA ESPECIE de templo, con una estructura bastante peculiar y hermosa. También había un santuario en honor a la madre de Shaun, con una imagen enmarcada de ella y velas encendidas a su alrededor.

Shaun, Saphire y Katy se miraron con extrañeza entre ellos al ver como Wenwu se acercaba a una de las paredes de estructura extraña, que tenía la forma de la cara de un dragón en una parte. Las dos chicas podían notar como ese hombre actuaba de forma extraña y ni si quiera era su padre.

Wenwu puso los pendientes de sus dos hijos en los ojos del dragón, dejando a todos sorprendidos al ver como encajaban perfectamente y como brillaron de un hermoso color dorado. Las llamas de las velas del santuario casi se apagan cuando una ráfaga de aire chocó contra ellas, y pronto, agua comenzó a brotar de todas las paredes del lugar. Como si fueran olas, casi impactan contra las personas dentro del lugar, pero el agua rápidamente se inmovilizó en el aire y comenzó a moverse en cámara lenta.

Saphire alzó una mano y tocó el agua con sus dedos, demasiado sorprendida como para poder decir algo. El agua ni si quiera logró mojarla, era como si estuviera paralizada en el aire. Quedó aún más impresionada cuando el agua cayó a los pies de todos y se cristalizó en forma de césped. Una luz dorada lo iluminó y comenzó a recorrerlo con velocidad, formando una especie de laberinto o mapa en el suelo.

—El pasaje a Ta Lo está custodiado por un laberinto que se mueve —explicó Wenwu.— Pero hay un camino directo por el bosque que solo se abre una vez al año en Qingming Jie, o día de los muertos. —conforme iba hablando, la luz dorada seguía guiando el camino correcto.— Para pasar, debes conocer la ruta y la hora exacta en que se abre —la luz llegó chocó contra la pared y la iluminó del mismo color.— Ahora sé ambas cosas.

Wenwu les dio la espalda y miró con orgullo a su ejército, que había salido de la nada desde dios-sabe-dónde.

—Dentro de tres días... —anunció a todos.— rescataremos a mi esposa de su prisión y la traeremos a casa.

El ejército de los Diez Anillos alzaron un brazo al aire y dieron un grito triunfal al unísono, haciendo honor a las palabras de Wenwu y a su esposa.

—Por eso estás aquí —le confesó Wenwu a su hijo.— Para ayudarme a traerla de vuelta.

—¿Y qué pasa si no te dejan abrir la puerta? —preguntó Xialing.

𝑩𝑶𝑹𝑫𝑬𝑹𝑳𝑰𝑵𝑬  | 𝑺𝑯𝑨𝑵𝑮-𝑪𝑯𝑰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora