Capitulo 12

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Luego de un rato escuchando el llanto comencé a preocuparme. Tal vez algún infeliz había dejado tirado a un niño a mitad del bosque, así que cuidadosamente tomé mi ballesta para salir a dar un recorrido y averiguar lo que estaba sucediendo realmente, no podía quedarme sin hacer nada.

No voy a negar que el miedo se estaba apoderando cada vez más de mi, sin embargo cuando vi a esa pequeñita junto a un árbol reaccioné de inmediato y corrí hasta ella. Definitivamente estaba sola y no tenía más de cuatro años.

— Hola pequeña— Saludé desde una distancia prudente.

Su llanto cesó inmediatamente y al verme allí se puso de pie a gran velocidad, sin embargo cuando vio mi ballesta se detuvo de golpe y soltó un grito.

— Hey tranquila, mírame— Lancé el arma lejos.

Solo de esa manera logré que se quedara en silencio, aún así no dejó de temblar.

— Voy a ir hasta a ti, prometo no hacerte daño— Avisé.

Caminé lentamente hasta que llegué junto a ella y me puse a su altura, lamentablemente no lograba ver mucho por la falta de luz, pero lo que sí sentí fue su carita helada y mojada por sus lágrimas.

— Debes tener hambre, cariño— Dije quitándole un par de mechones de cabello que tenía en la cara y a la vez secando su rostro.

— Mucha— Contestó con voz débil.

— Bien, te llevaré hasta la fogata y allí te daré de comer ¿de acuerdo?.

— Mhmm.

No quería que caminara mucho en el estado en que se encontraba, así que la tomé en mis brazos y de esa manera me dispuse a caminar de vuelta hacia donde estaban las cosas. La pobre niña estaba tensa en mis brazos y se mantenía lo más alejada posible. Al llegar, la dejé en el suelo y me puse a su altura nuevamente. Esta vez si podía verla mejor, su rostro y su ropa estaban llenos de tierra. Tenía los ojos rojos e hinchados, además de que parecía tener un pequeño moretón en su frente.

— Necesito asegurarme de que estés bien ¿me permites lavarte la carita?— Pregunté lo más amable posible.

Asintió con la cabeza y se echó el pelo hacia atrás para hacerme la tarea mucho más fácil. Rápidamente tomé la cantimplora con agua y a pesar de que ésta estaba jodidamente fría, la pequeña no soltó queja alguna. En cuanto terminé de lavarle las manos también, fui en busca de algún trapo para secarla y no me quedó más opción que hacerlo con una de mis camisas preferidas.

— Ya estás lista, te ves hermosa— Le di un toque en su pequeña nariz.

— Gracias— Contestó con una leve sonrisa— Tu no eres mala.

— Por supuesto que no— Le sonreí de vuelta— Yo me dedico a proteger a las personas.

— ¿Sí?— Preguntó con aparente ilusión.

— Así es. Bien, te daré algo para que te puedas abrigar y luego comerás.

Hice exactamente lo que había dicho y en cuanto acabó su trozo de pan me quedó mirando atentamente.

— ¿Más?— Preguntó sonriente.

— Amm...— Le eché un vistazo a la bolsa, ya no quedaba mucho para la cantidad de días que me faltaban de viaje— Por supuesto, ten.

Luego de un rato me volvió a mirar.

— Más por favor— Dijo.

(...)

— Gracias por... por el pan— Dijo en un pequeño bostezo.

— Deberías dormir un poco, pequeña. Te ves muy cansada.

Temptation || ChoniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora