Capitulo 17

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Su respiración junto a mi oído, sus manos recorriendo mi cuerpo y los pequeños besos en mi mandíbula estaban volviéndome loca. Cheryl tenía el poder absoluto en ese momento, con tan solo la punta de sus dedos logró hacer que mi cuerpo temblara bajo su toque.

— ¿Estás cómoda y segura?— Preguntó.

Por mi mente solo daba vueltas la idea de ser tomada por ella, era lo único y lo que más deseaba. Sin nada que decir moví mi cabeza para darle a entender que estaba bien.

Continuó en lo que estaba, solo que esta vez fue repartiendo besos directamente hasta mi centro. Una vez estando allí comenzó a lamer como si de eso dependiera su vida, logrando así, hacerme retorcer del placer puro.

— Cheryl, no pares... te lo imploro.

En el pequeño limbo entre la cordura y la locura pude escucharla soltar una risita, sin embargo no se detuvo, sino todo lo contrario, su lengua comenzó a moverse con más agilidad. Una sensación que ya había sentido antes volvió a aparecer, mi cuerpo se llenó de calor y con tan solo un movimiento más pude experimentar una vez más aquello tan majestuoso y satisfactorio.

— ¡Cheryl!— Gemí al mismo tiempo que intentaba sacaba algo, y entonces ella lo hizo, introdujo sus dedos en mi y finalmente liberé lo que parecía querer salir momentos antes— Te amo.

— También te amo— Me dijo al oído en un susurro mientras se dejaba caer a mi lado.

(...)

La mañana llegó más rápido que nunca, Cheryl dormía junto a mí y es ese momento caí en cuenta de lo que habíamos hecho. Tal vez la adrenalina que tenía mi cuerpo había logrado ayudarme a dar ese paso tan arriesgado, pero de todos modos una sonrisa se apoderó de mi. Por supuesto que era ella, desde el primer momento fue ella y yo no lo había notado, que estúpida fui.

— No eres estúpida.

Su voz me sacó de mis pensamientos, en cuando mis ojos se encontraron con los de ella la miré interrogante por aquel comentario que había hecho.

— Buenos días— Me acerqué para dejar un casto beso en sus labios un tanto morados por lo sucedido en la noche— ¿Cómo supiste lo que...

— Siempre que pones esa cara significa que estás pensando que eres estúpida— Me miró seria por un momento para luego soltar una risita— Es broma, sin querer estabas pensando en voz alta y pude oírte.

— Ya me habías asustado, bruja— Regañé abrazándome a su cuerpo que me recibió calidamente.

— ¿Te sientes bien?.

Noté preocupación en ella y supe de inmediato a que se refería, además su rostro la delató de inmediato. Aquello hizo que mi estómago se recogiera de felicidad, estaba preocupada por mi y por lo que había significado nuestro hermoso encuentro.

— Sí, me siento mejor que nunca— Volví a besarla— Es como si me hubieran dado hongos alucinógenos.

Ambas reímos por mis palabras mientras ella negaba con la cabeza.

— ¿Es que acaso los has probado?.

— Sí— Asentí un poco avergonzada, aún así quise contarle— Hace algun tiempo atrás mi hermana y yo nos encontramos con un anciano en medio del bosque, Betty tenía unos malestares bastante extraños los cuales pensamos que eran por una posible brujería, y para nuestra suerte, el era un supuesto curandero.

— Ya lo creo— Rió— Vamos, sigue contando la historia.

— Bien, el caso es que nosotras solo creíamos en el poder de Dios, sin embargo quisimos probar con algo que él tuviera. Le explicamos los malestares que Betty tenía en ese momento y el nos dijo que con esos hongos todo pasaría en un abrir y cerrar de ojos. Nos cobró cinco peniques por cada uno, a mi también me advirtió que debía comer uno para no correr riesgos.

Temptation || ChoniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora