Capítulo 3

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¿Qué quería hacer con Yamada? Obviamente quería darle su merecido, exponerlo, golpearlo o lo que sea. Tenía muchas cosas en la cabeza pero no podía responder en base a mi enojo.

— ¿Tú que propones? — volteé el rostro para que Sanzu me soltara.

— ¿Qué opinas de torturarlo? Tal vez podrías golpearlo hasta que llore y ruegue tu perdón. Igual lo mataré al final. — levantó los hombros restándole interés.

Imaginar a Yamada en la situación que proponía Sanzu me resultaba emocionante, pensar en verlo humillado y llorando hacía que se me pusiera la piel de gallina.

— ¿Cómo sé que no es una trampa para deshacerse de mi entre los dos? — pregunté.

— Pero que desconfiada eres Naoko.

— Eres un delincuente y yo una ex-policía, se le llama ser precavida.

— ¿Entonces qué es lo que quieres?

Me quedé pensando por un momento, me había dado pase libre para solicitar lo que se me diera la gana, obviamente no podía pedir nada que tuviera que ver con traicionar a Mikey. 

— Está bien — contesté — Ayudaré a Bonten. Pero a cambio...— me acerqué a él tomándolo del cuello de la camisa — quiero que tú me sirvas.

En ese preciso momento Sanzu dejó de sonreír y mostró una expresión de disgusto, se soltó de mi agarre y se alejó de mi, por su lenguaje corporal estaba dispuesto a sacar su arma.

— Yo solo le sirvo a Mikey — definitivamente estaba molesto.

— Hace un momento dijiste que las personas hacían cualquier cosa por dinero o estatus ¿cierto? — caminé alrededor de él hasta posicionarme atrás — Pero la gente también hace cualquier cosa por placer — le dije al oído.

Era divertido verlo a la defensiva, me sentía como un león acechando a su presa, y pensar que él era el que me acechaba hasta hace un momento.

Quiso sacar su arma pero antes lo reduje haciendo que cayera sentado en el suelo con las piernas abiertas y quedando yo en frente de él con su arma en mi mano.

— Creo que no me estás entendiendo — le apunté con el arma — No quiero que me sirvas como a Mikey, quiero que me sirvas de otro modo — pasé mi pie por su miembro presionando ligeramente.

Su expresión de desconcierto no tenía precio, era claro que no entendía lo que estaba pasando y como es que terminamos de ese modo.

— Eres listo Haruchiyo — le lancé el arma al lado y caminé a la salida del almacén — Contáctame si aceptas mi propuesta — lo dejé aún sentado en el piso procesando que era lo que había sucedido.

Me fui del almacén en mi auto y llegué a mi casa, era más tarde de lo que esperaba llegar.

— Naoko — escuché llegando a la puerta de mi casa.

— ¿Naoto? — estaba apoyado en el marco de la puerta.

— Estaba preocupado, no me llamaste después de que me dijiste que irías a buscar a Sanzu ¿Dónde estabas?

— Fui a despejar mi mente un rato — abrí la puerta.

— ¿Viste a Sanzu? — preguntó antes de que entrara a mi casa.

— Si, pero creo que tienes razón...es hora de renunciar a eso de entregar a Sanzu.

— ¿Estás bien? — me agarró de la muñeca.

— No te preocupes Naoto, ahora que he renunciado a algo por lo que estuve empeñada tanto tiempo, tengo que replantearme muchas cosas — me soltó.

— Si necesitas hablar con alguien, sabes que puedes llamarme.

— Gracias Naoto.

— Buenas noches, descansa.

— Tú también — entre a mi casa y cerré la puerta.

Si Sanzu llega a contactarme estaré ayudando a la organización que Naoto quiere atrapar.  Realmente lo siento Naoto, si lo descubres espero que algún día puedas perdonarme.

En medio de mi lamento sonó mi celular, era un número desconocido.

— ¿Aló? — contesté.

— Naoko — era la voz de Sanzu.

— Sabía que me llamarías — la verdad que rezaba porque no lo hiciera.

— Hubiera llamado antes si hubieras dejado tu número.

— Una dama debe hacerse de rogar de vez en cuando. — traté de bromear un poco.

— Déjate de bromas.

— Y tú háblame bonito — ordené — Dime para qué me llamaste.

— Agh...maldita sea, sobre tu propuesta... — parecía que aún lo estaba pensando.

— Piensa en como beneficiarás a Mikey si aceptas.

— Lo sé, por eso yo te llamé en un inicio. Podríamos primero encargarnos de Yamada.

— Creo que no entendiste de todo el mensaje de hoy. 

— Fuiste muy obvia.

— ¿Sabes lo que es una domina o dominatrix? — alguien de su edad debería tener una idea.

— Nunca he escuchado de eso.

— Lo supuse, no tienes porque contestar a mi propuesta hoy, con tu llamada y el que te lo hayas cuestionado me confirma que no es una trampa.

— ¿Entonces me ayudarás como informante?

— Cita a Yamada en el mismo almacén donde me citaste hoy y lleva una silla.

— ¿Una silla?

— Sería más fácil para mi si aceptaras a mi propuesta sin saber a que te expones, pero prefiero que seas consciente.

— Está bien, te volveré a contactar cuando cite a Yamada — colgó.

Todo lo que dijo Sanzu estando en el almacén era cierto, había acertado absolutamente a todo, pero le faltó mencionar un detalle que no se puede obtener de la policía.

Este fetiche de querer denigrar a las personas, me di cuenta de que me gustaban esas cosas terminando la escuela secundaria. Mi primera vez teniendo sexo fue en preparatoria y fue el típico sexo vainilla y me gustaba, pero cuando experimenté el dominar a alguien en la cama, tener sexo vainilla ya no me satisfacía.

La primera vez que un chico me pidió que lo castigara, que lo amarrara, que lo denigrara esa sensación de superioridad...era algo sublime sentir que tenía poder sobre alguien, creo que hasta podría decirse que soy un poco sádica.

Nadie supo de esto porque los chicos con un fetiche de sumisión son mal vistos por la sociedad, "a ningún hombre en su sano juicio le gusta que lo denigren", piensa la gente. Eso me aseguraba que ninguno de los chicos con los que me acosté siendo domina hablaría de haber tenido algo así conmigo.


Continuará...


My Master (Sanzu x Fem Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora