Al día siguiente fui al almacén a las a las siete con cincuenta para poder darle una vuelta al perímetro y comprobar que no sea una trampa. Sorprendentemente todo estaba limpio a excepción de la mancha de sangre de aquel suceso de hace un mes.
— Ya son las ocho y no hay señales de Sanzu. — me quejé en voz alta.
— ¿Cuál es la desesperación oficial? — la voz de Sanzu resonó en el almacén — ¿O debería llamarte Naoko?
— ¿Cómo sabes mi nombre? — trataba de escuchar de que dirección venía su voz.
— Eso no es lo único que sé de ti.
— Déjate de juegos Sanzu, da la cara y dime lo que tengas que decirme.
— Le quitas lo divertido a mi entrada — salió de atrás de unos barriles — Ya debes tener una idea de lo que voy a decirte, eras la más lista de tu clase en la academia o me equivoco.
— ¿Cómo sabes eso?
— De la misma forma en la que supimos quien era el informante — caminaba alrededor mío sonriendo.
— No hay que ser un genio para entender que hay un traidor en la división — todo esto seguía sin causarme gracia — ¿Qué ganas con decirme todo esto? — se plantó en frente mío serio y mirándome a los ojos.
— Odio a los traidores. — continúo dando vueltas — Nada nos asegura que no va a traicionarnos a nosotros y si eso sucede Bonten corre peligro y por ende también Mikey.
— Reunirte conmigo a solas podría considerarse como traición a Mikey y a Bonten — lo seguía con la mirada.
— Tch, tch, tch — negó con su dedo — No preciosa, porque no te estoy contando nada de Mikey. Así que... ¿Quieres que te cuente o no?
— Dudo que estés haciendo esto por caridad ¿Qué quieres a cambio?
— A ti — dijo poniendo sus manos en mis hombros estando atrás mío — Con tu conocimiento e inteligencia, Bonten sería aún más imparable de lo que es actualmente.
— Nunca traicionaría a mis compañeros y tu dijiste que odiabas a los traidores.
— Pero tú ya no eres parte de ellos así que no es traición.
— Aún así-
— Aún así ¿qué? — me volteó para que lo vea de frente — ¿Alguno de ellos replicó cuando te botaron injustamente? ¿Alguno de ellos te apoyo cuando tus ideas empezaron a ser rechazadas por más buenas que fueran? ¿Alguno siquiera se preocupó por ti? — desvié la mirada.
Él tenía razón, cuando el líder de escuadrón comenzó a ignorar mis idea nadie decía nada. Todos me dieron la espalda cuando me expulsaron, ni siquiera cuando me abofetearon dijeron algo.
¡Maldita sea! Sabía que Sanzu trataba de meter cizaña para que me uniera a él, pero me hervía la sangre de recordar todo lo que pasé en la división.
— Primero dime quien es el traidor — dije mirándolo a los ojos.
— Yamada Masato — sonrió.
— No, él es una de las personas más dedicadas que conozco — no podía ser el en ese entonces líder de escuadrón y actual jefe de la división.
— Que linda, a pesar de lo mal que te trató sigues apoyándolo.
— ¿Cómo sé que es verdad? ¿Cómo sé que no me quieres manipular para que esté en su contra? — me alejé de Sanzu.
— Interesante ¿Qué era lo que sentías por él? ¿Amor o admiración? — estaba leyendo a través de mi y eso me no me agradaba.
— No tengo porque decirte nada.
— Está bien, entonces déjame contarte una pequeña historia a ver si eso te convence...
Había una niña que durante la escuela era muy aplicada, callada y obediente, la alumna perfecta según muchos profesores. Lo que ellos no sabían era que al llegar a casa la pequeña tenía que lidiar con un padre que abusaba de ella física y verbalmente, nunca se supo, nunca nadie intervino y obviamente eso iba a traer consecuencias en un futuro cercano.
En la secundaria nuestra niña pasó de ser una alumna ejemplar a una muy aplicada con problemas de respeto hacia la autoridad, tenía los mejores promedios de su clase pero la peor nota en conducta. Por otro lado acusó a su padre de abuso infantil y pudo decir adiós a sus golpes de ahí en adelante.
Con el tiempo ingresó a la academia de policías, aunque sus problemas con la autoridad se mantenían, se graduó siendo reconocida como la más inteligente de su clase y pudo ingresar a la división antinarcóticos.
— ¿Te suena a alguien? — preguntó interrumpiendo su narración.
— Eso no me dice nada, si tienes un traidor en la policía puedes obtener todo eso — él no dijo nada, solo continuó con su narración.
Al ingresar a la división conoció al líder de su escuadrón, se hicieron buenos amigos, compartían ideas y comenzó a sentir cierta admiración por él. Su escuadrón empezó a ser reconocido por sus logros y sus superiores comenzaron a elogiar a nuestra joven oficial, poco a poco esto despertó cierta envidia en el señor Yamada quien poco a poco comenzó a alejarse de ella. Le llamaba la atención aunque hiciera bien las cosas e ignoraba sus estrategias por más buenas que fueran.
Lo que orilló al estúpido señor Yamada a traicionar a la policía fue la decisión de los superiores de ascender a Nishimura Naoko a ver si se podía desenvolver mejor como líder que como subordinada. Él no podía concebir que ella fuera ascendida tan rápido, hizo lo posible para que dejara de destacar pero Naoko era muy inteligente, era algo inevitable.
Es ahí, que Yamada se reunió con Mikey y le dijo que uno de los nuestros era un infiltrado, le pidió dinero a cambio de revelar la identidad, Mikey casi le vuela los sesos hasta que el cobarde de Yamada le dijo que lo haría gratis pero que por favor ejecutemos al informante en este almacén.
— Él me echó la culpa de su muerte...me echó por eso — murmuré.
— Así es la gente, hace cualquier cosa por dinero o estatus. — me tomó del mentón y me hizo mirarlo de frente — Entonces...¿Qué quieres hacer con Yamada? Naoko.
Continuará...
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My Master (Sanzu x Fem Oc)
Fiksi PenggemarExpulsada de la división antinarcóticos de la policía de Japón por no acatar órdenes de forma reiterada, Nishimura Naoko decide seguir el caso de Sanzu Haruchiyo como investigadora independiente. - Solo sírveme a mi - ordenó. - Si, maestra. ESTE ES...