Naoto había aceptado ir a mi casa al día siguiente de mi encuentro con Sanzu, así que ahí estaba yo, terminando de limpiar mi casa para recibir a Naoto y conversar quien sabe de que, porque le dije que quería conversar con él pero no tenía ningún tema en mente.
Puse agua a hervir en la tetera para poder ofrecerle té cuando llegue, según lo acordado llegaría en quince minutos, tomé asiento en la mesa del comedor a esperar que el agua hirviera y Naoto llegara.
— ¿Qué rayos voy a hacer para poder acercarme a su maletín? — pensaba mirando a la silla en la que posteriormente se sentaría Naoto — ¿de verdad sería su maletín la mejor opción?
Estaba ensimismada en mis pensamiento para poder encontrar un buen lugar donde colocar lo que me entregó Sanzu cuando escuché la puerta, el agua también estaba hirviendo pero por la concentración no me había percatado del sonido de la tetera. Me levanté apagué la hornilla de la tetera y abrí la puerta, era Naoto, al parecer había pasado mucho tiempo pensando.
— Hola Naoko, traje esto — levantó una caja de una pastelería.
— No debiste molestarte, pasa — me hice a un lado y cerré la puerta detrás de él.
Me dirigí a la alacena y saqué dos tazas, preparé los tés y llevé ambas tazas a la mesa donde Naoto ya había sacado de la caja un delicioso "pie de limón".
— En serio no debiste molestarte — le dije alcanzándole su taza.
— Es de mala educación llegar a casa de alguien con las mano vacías y la comida sabe mejor en compañía de una amiga.
— Naoto... — "¿Si me pasa algo a mi tampoco te importaría?" esa pregunta resonaba en mi cabeza — sobre lo del otro día...
— Dime ¿qué sucede? — se levantó y fue por los platos para servir el pie.
— Yo... — tenía la vista fija en mi taza mientras jugaba con mis dedos — quería decirte que si te sucediera algo...yo...
— Naoko, está bien — tomó asiento poniendo los platos sobre la mesa — sé que no eres buena expresando tus sentimientos, estuvo mal de mi parte ponerte en esa situación y aún más después de la noticia que te di.
Escucharlo decir esas palabras con un tono de voz tan comprensivo, me dieron valor para terminar de decir lo que sentía.
— Yo me pondría realmente triste si te sucediera algo — levanté la vista y me encontré con la suya, era una mirada cálida con una sutil sonrisa.
— Gracias por hacérmelo saber... — parecía que quería decir algo más — ¿Quieres una tajada?
— Si, por favor — le acerqué mi plato.
Estuvimos comiendo y bebiendo té en silencio por un rato, hasta que Naoto habló.
— Y...¿sobre qué querías hablar? — mierda, había olvidado ese detalle.
— Yo... — piensa, maldita sea — Yo ya te lo dije.
— ¿Solo era eso? — parecía que no se lo creía.
— ¿Cómo que "solo"? Así minimizas mis sentimientos — dije como si me sintiera un tanto herida.
— Jaja, lo siento, tienes razón eso es algo importante — reía cubriendo su boca con el dorso de su mano — Me gustaría hablarte de algo — dijo con un tono serio.
— ¿Qué sucede?
— No quiero arruinar la comida, pero...— tomó aire y habló — es sobre Yamada, entiendo si no quieres hablar de eso aún-
— Dime — evitar el tema por más tiempo sería muy raro.
— Al parecer fue torturado, aún no saben porque ni por quien pero según su registro telefónico de ese día había tenido llamadas con un número que no tenía registrado...— pausó un rato — Si no quieres escuchar, no es necesario que te fuerces — puso su mano sobre la mía en señal de apoyo.
— No te preocupes, ya ha pasado un tiempo, estoy lista para escucharlo — soltó mi mano y yo sonreí fingiendo ignorancia de todo lo que me estaba hablando.
— Hay sospechas de que lo hayan ejecutado por algún tipo de traición o venganza aún no hay nada seguro, no sé si te gustaría que contara lo que se encuentre.
— Pero ya no soy parte de la policía — dije mientras jugaba con el ultimo trozo de pie en mi plato.
— Pero eres mi amiga Naoko, confío en ti — dejé de mover el pedazo de pie.
— Gracias por eso Naoto, entonces estaré esperando las próximas noticias.
Se veía llegar el fin de nuestra reunión en unos minutos y aún no encontraba como poner el dispositivo en algún lado de su ropa o maletín, además que las palabras "confío en ti" hacían eco en mi cabeza haciendo que dudara un poco de mis acciones.
— Naoko — dijo Naoto llevando el plato y la taza al lavadero — me alegra haber podido conversar contigo, pero lamentablemente no tengo el día libre y tengo que volver al trabajo.
— Gracias por venir — me puse de pie y lo seguí a la puerta — Pensé que estabas enojado conmigo.
— Creo que nunca podría enojarme contigo — tenía la mirada clavada en el piso.
— Eso es muy lindo de tu parte, pero tienes derecho a enojarte si hago algo que no te agrada — agité mi mano en señar de negación.
— No entiendes — antes de poder articular una palabra Naoto me abrazó.
Aunque estaba un poco sorprendida y no sabía como reaccionar al abrazo, vi una oportunidad para poder poner el GPS en el bolsillo de su saco, estaba decidida a hacerlo pero...
— Te quiero — se alejó para ver mi rostro.
— Naoto yo... — esto era aún más sorpresivo que el abrazo.
— No te preocupes, no lo digo con el objetivo que me digas yo también o que empecemos una relación — sonrió y abrió la puerta.
— ¿Entonces?
— Tenías razón cuando dijiste que lo de Yamada eran gajes del oficio, eso me dejó pensando en que algo podría llegar a sucederme y si ese día llega... puedo irme tranquilo sabiendo que te dije todo lo que tenía que decirte.
— Aún si me has dicho eso, no se te ocurra morir ¿de acuerdo? — ahora era yo la que miraba al suelo.
— No lo haré, cuídate mucho.
— Tú también, por favor — luego de eso cerró la puerta y se fue.
¿Qué era lo que estaba a punto de hacer? ¿En qué estaba pensando? Si le hubiera entregado eso a Naoto hubiera sido lo mismo que firmar su sentencia de muerte, conocía perfectamente como era Sanzu, por poco y mato a la única persona que desde que la conozco ha estado a mi lado a pesar de todo, suficiente tengo con mentirle y ayudar a Bonten, tengo que pensar en alguien más.
Continuará...
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My Master (Sanzu x Fem Oc)
FanfictionExpulsada de la división antinarcóticos de la policía de Japón por no acatar órdenes de forma reiterada, Nishimura Naoko decide seguir el caso de Sanzu Haruchiyo como investigadora independiente. - Solo sírveme a mi - ordenó. - Si, maestra. ESTE ES...