Capítulo IV.

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«Sólo los enemigos dicen la verdad; los amigos y los amantes mienten sin cesar, atrapados en la red del deber.» -Stephen King.

Capítulo IV


-¿Puedo sentarme?

-Casi me matas.

-Tomaré eso como un sí.

A mí costado derecho el banco crujió al sentir más peso y yo me quise levantar para alejarme de él, pero me tiró de la muñeca con la fuerza suficiente como para dejarme sentado nuevamente y yo ya no quise oponerme después de eso. No tenía fuerzas. No tenía ánimo. No tenía ganas. No...

-Si quisiera haberte matado -dijo-, esa misma noche habrías pasado al otro lado.

Negué con una sonrisa cínica en el rostro. -No finjas que no quisiste matarme Taehyung, esa fachada no me la creo ni aunque me paguen.

-Tienes razón -confesó y es que siempre lo supe; solo era un cabo suelto y todos sabemos que hay que deshacerse de ellos-. Lamento eso...

-No, no lo haces -interrumpí atreviendo a mirarlo fijamente-. No lamentas lo que hiciste y jamás lo lamentarás porque es algo que siempre quisiste hacer, jamás cambiaste ni por SooRim y estoy seguro que jamás cambiarás por JeonSoo, así que, por el amor de Dios, tú y YoonGi váyanse de nuestras vidas.

Mis palabras no hicieron efecto en él. Algo completamente diferente a lo que ocurría con el otro chico.

-Soy ateo, no creo en el amor de Dios, ni siquiera en él, así que, ¿por qué haré algo bajo su nombre? -Cerré mis ojos, suspiré y me rendí ante él, no necesitaba más- La verdad es que estás tan ansioso por saber lo que otros sienten y quieren que te olvidas de lo que eres capaz de sentir al saber esas cosas. ¿No te has puesto a pensar en todo el dolor que puede causar dejarse influenciar por otros?

Me reí en su cara. -¿Tú vienes a hablarme de esas cosas?

-Sí, porque soy yo quien sabe de esas cosas, tú solo eres un niño asustado que actúa sin saber y busca donde no debería buscar.

-¡Solo quiero estar en paz!

-Y no la conseguirás si no dejas de prestarle atención a otros antes que a ti.

No, no, no, ya era suficiente de escucharlo, ya estaba cansado de hacerlo, de no poder concentrarme en calmarme solo por tener su voz en mi mente, ya bastante tenía con los recuerdos que él mismo había convertido en pesadillas. ¿Como se digna a venir y hablar como si quisiera ayudarme a darme cuenta de las cosas después de todo lo que hizo?

-Deberías estar más preocupado por seguir tu historia con JeonSoo en vez de estar aquí.

Su risa divertida mezclada con melancolía llamó mi atención, pero ya no quería mirarlo. ¿Cómo hacerlo?

-Mi historia con ella terminó hace ya un tiempo.

-¿Entonces qué haces aquí?

De repente vi como se encogía de hombros y un extraño brillo se apoderó de su mirada. -Para nosotros terminó, pero eso no significa que no pueda protegerla a la distancia -me quería reír de él, decirle que su moral ahora era patética después de todas las atrocidades que hizo, pero las palabras ya no salían, era como si una parte de mí en este momento quisiera escucharlo y me sentía fatal por esa razón-. Quiero que ella sea feliz, que salga adelante, olvidé sus miedos, sonría y amé a alguien porque sé que tiene mucho amor por dar, así no sea a mí.

«¿Por qué vas a dejarme?» Otro recuerdo, esta vez más intenso que los anteriores. Me veía a mí, mirando a YoonGi y alejándome de él cada vez más para entrar en mi casa, fueron días después del funeral de mi hermana y de que mis padres se fueran del pueblo, cuando comencé a sentir pánico y querer estar solo porque sabía que me estaba metiendo en un mal camino del que, posiblemente, no saldría vivo. Yo sabía que mi hermana no se había suicidado y comenzaba a desconfiar de todos, incluyéndolo a él, a YoonGi, pero eso fue después de pedirle que se alejara de mí, de gritarle que lo nuestro era imposible y jamás tendría un final feliz. Lo hice. Yo... lo rompí. «No puedo dejarte solo, Jimin. No quiero.»

Bittersweet Dream | YoonMin #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora