Capítulo VII.

77 11 21
                                    

«El monstruo nunca muere». -Stephen King.


Capítulo VII

Marzo; Día después del
regreso de 1987.

K;Th

Suspiré entrando en mi habitación y encontrándome a alguien en ella; siempre dejaba la ventana abierta porque nunca me gustaba estar plenamente en la oscuridad, ya no, no después de todo lo que provoqué en ella, así que la luz de la luna llena estaba alumbrando todo dentro, incluyendolo. Me detuve analizando la silueta y llegué a pensar que era YoonGi, pero esté último no estaba en casa a estas horas.

-¿Qué haces? -pregunté, viendo cómo abría una carta que se encontraba en sus manos y que yo reconocía muy bien por el diseño de la misma. Ese papel, ese orden en el que se encontraba el sobre, por muy común que sea, lo reconocía como mío, pero no pude haberla escrito yo. Ese alguien, claramente, no estaba ahí por algo bueno si tenía alguna relación con mi pasado.

Comenzó a hablar antes de que pudiera prender la luz y mi dedo índice quedó sobre el interruptor.

-Perdiste tanto por sentir mucho -dijo, su voz tétrica me hizo estremecer, no porque fuera algo distorsionado, sino porque yo recuerdo aquella máscara. La use un par de veces en el pasado-. Tenías un futuro por delante como artista, Kim TaeHyung, y me siento decepcionado de saber que a quien más admiraba tendré que matarlo porque me hizo sentir aquella sensación tan negativa; no cumpliste con lo que eras y, viéndote ahora, supongo que no volverás a hacerlo.

En mi lugar, cualquier que no fuera yo sé habría cagado en los pantalones, pero me reí. -Que patético debes ser para admirar a alguien al punto de querer ser como él, ¿tú madre nunca te dijo que ser la copia de otros era deprimente?

Él, porque claramente era un hombre, sabía analizar muy bien las siluetas y proporciones algunas veces y sobre todo el cambio en la voz que produce esa máscara, abrió el sobre, pero no saco su contenido, me lo tiró a los pies y lo deje de ver para que notará que no tenía miedo porque así era; un mocoso que fingía ser yo jamás podría producirme algo que no fuera asco y molestia. Odiaba que se hicieran pasar por mi. Le rompí la cara a YoonGi dos veces por eso.

Al abrir la carta, sonreí, solo había un pequeño papel en ella que decía: «yo maté a mi madre».

-Eso no responde mi pregunta -dije, rompiendo la hoja y dejándola caer a mis pies-. ¿Creíste que sería predecible como para preguntarte si tus inicios fueron parecidos a los míos? No, te pregunté otra cosa, si nunca te enseñó lo patético que es ser alguien más -reí-. Es como ese divertido mensaje que está en las redes sociales donde un personaje aparece hablando de su vida y el otro con una viñeta que dice: «hermano, solo te pregunté la hora».

-Sé lo que estás haciendo -habló poniéndose frente a mí con rapidez-. Crees que con humor podrás distraerme.

Ahogué una risa dándome cuenta de que una copia siempre será eso. -Crees que podrás convertirte en mí -insinue sacando el arma de mi cinturón y colocándola en la boca de su estómago, se estremeció al darse cuenta-, pero eso jamás pasará -sonreí, hace tanto que no sentía tanta satisfacción que dispare de inmediato y su cuerpo retrocedió tambaleándose.

Pensé, en ese momento, que ya no podría acercarse, así que lo hice yo y puse el arma en la máscara. Fruncí el ceño al darme cuenta que no había sangre por ningún lado y, dándome cuenta de lo que estaba pasando, apreté rápidamente el gatillo, pero no logré disparar a su cabeza. Tomó mi arma y desvió el disparo parándose para comenzar una pelea física lo suficientemente intensa, frívola y desquiciada como para dejarme en claro que, quizás, lo había subestimado.

Bittersweet Dream | YoonMin #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora