Capítulo XI.

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"Si quieres entender algo de verdad, intenta cambiarlo". -Kurt Lewin.

Capítulo XI



Park JiYeon,
dos horas antes:

Dejé la maleta en la primera habitación que encontré en este hotel moribundo y sucio, realmente la primera habitación que abriera y no sé rompiera en pedazos; claramente estaba desolado y asqueroso, pero era el único hotel que encontraba cerca de todo y a la vez era el único al que podía acceder por su falta de seguridad y personal. Las puertas las abría y estás caían por completo o se doblaban, pero logré encontrar una habitación que, a pesar de estar asquerosa, tenía solución y cerraba.

Me pregunto por qué razón nunca odié antes este pueblo.

Suspiré, dejando la maleta escondida en lo que queda de habitación y cerré la puerta sabiendo que necesitaba salir, respirar aire fresco y recordar las palabras de Jimin que básicamente me pedían alejarme de él y yo no podía hacerlo, no después de aquel mensaje que me envió SooRim. Yo sabía porque ella no había respondido mis otros mensajes, lo sabía, y aún así, no planeo llorarle porque fui una mala amiga que merece soportar el peso de cada lágrima.

-¡NamJoon! -Un grito desesperado me alertó y miré hacia donde venía; el bosque estaba a solo unos pasos de mí, tan cerca, pidiendo que entrara.

Si no hubiera reconocido la voz seguramente no habría comenzado a adentrarme rápidamente en él siguiéndola. Si no hubieran gritado por segunda, tercera y hasta cuarta vez seguramente habría creído que fue parte de mi imaginación. Si no hubiera pasado, yo ya no estaría frente a alguien cuyo rostro no tenía ninguna expresión porque ni siquiera tenía rostro. Si no hubiera pasado, yo no habría llegado, y seguramente, JeonSoo habría muerto.

Con todo el impulso de mi corrida, golpeé el abdomen del desconocido que se encontraba frente a mis ojos y ambos caímos hacia donde se encontraba la chica. Rodé por la tierra húmeda y me queje de dolor al darme cuenta que había caído justo encima del hombre cuyas armas me lastiman. El cañón de la pistola estaba caliente y quemaba la piel de mi abdomen, al parecer ya había sido usada antes, hace muy poco.

Logré levantarme antes de que pudiera jalar el gatillo y tire el arma lejos antes de comenzar a golpear su rostro, su máscara oscura como la noche que estaba posándose sobre nuestras cabezas; no sabía si le hacía daño bajo de esta, pero él no se movía, no hacía movimiento alguno, como si estuviera inconsciente, y ante este último pensamiento, opte por quitar la máscara que ya estaba quebrada casi por completo. Fue entonces que él actuó, tomó mis muñecas con fuerza y nos dió vuelta hasta que yo quedé bajo su cuerpo, siendo presionada por sus piernas en mis costillas y tomando mis muñecas con una de sus manos para golpear mi rostro con la otra.

Tras la fuerza que ejercía sobre mí, lo que quedaba de máscara cayó y aunque quisiera ver, lo poco que pude admirar no me era conocido y no fue mucho. Casi nada. La sangre ya lograba tapar mi rostro casi por completo así como mi razón. Si no fuera por JeonSoo que terminó disparándole con el arma que antes le había quitado, él seguiría golpeándome hasta morir.

-¡JiYeon! -Hace tanto que nadie me llamaba así. Era lindo recuperar mi nombre y dejar descansar el de aquella chica que hace bastante debí haber dejado libre- ¡JiYeon, apresúrate, no puedo mover mi pierna!

Como pude me puse de pie, mi cuerpo pesaba y terminé quitando una tela de mi camisa para quitarme la sangre que se escapa por algunas zonas de mi rostro y me tapaba la visión. -No eres la única herida, idiota -titubee con la voz entre cortada y haciendo el amago de levantarme para ir hacia ella.

Bittersweet Dream | YoonMin #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora