Epílogo.

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"No me acuerdo de olvidarte".
-Memento.

Epílogo.


-¡Hey! En hora buena, YoonGi se casó con Jimin hace un mes en una ceremonia privada en la Isla Jeju -notifiqué mientras terminaba de leer la carta que alguien, una persona especial, me había mandado-. El padre de Min logró conseguir un sacerdote para el momento y este admitió que nunca compartiría el pensamiento retrógrado de otros, para él, amor era amor. Que curioso, al parecer los tiempos cambian para bien -sonreí-. Todos disfrutaron de unas vacaciones para disfrutar el acontecimiento, el recién nacido matrimonio, pues aunque era momento de la pareja, JeonSoo afirma que fueron ellos mismos quienes pidieron el acompañamiento luego de la ceremonia. Que lindo, debe hacerte muy feliz saber que tu plan fracasó y que ahora todos continúan con su vida, felices y enamorados. ¿Qué piensas? -lo miré levantando la carta que solo podía admirar tras las rejas- Oh, lo siento, olvidé que ya no podías hablar.

Él era demasiado digno y orgulloso como para quejarse como lo hizo aquella vez cuando fue condenado hace tres meses, exactamente en la víspera de navidad, casi un mes después de que alguien le pidiera matrimonio a Park.

Y ahora ellos ya se habían casado.

Nos encontrábamos casi empezando Febrero en Seúl, el mes de los enamorados, y como amaba aquel sentimiento.

-No me mires así -le susurré acercándome a la celda-. Sabías que no me gustan los gritos y aún así no paraba de chillar como un cachorrito herido solo con fuerzas para pedir ayuda, pero no para huir. ¿Crees que fue muy satisfactorio para mí cortarte la lengua?

El falso yo, frente a mis ojos, había fracasado, y en aquel fracaso, yo me encargué de que sufriera las consecuencias mientras iniciaban la investigación en el pueblo de Ggweing, en busca de aquel asesino que se llevó a víctimas mujeres por aquel río hace un par de años. Finalmente, mi arte fue descubierto, pero jamás se descubrirá el artista, al menos no el verdadero.

-Nos divertimos mucho antes de engatusar a la gentuza que se encarga de tomar sospechosos, ¿verdad? -sabía que su sangre estaba hirviendo de la ira y eso me provocaba cierto placer, sin embargo, solo era por el resentimiento que le tuve debido a sus acciones contra mí, contra los demás, contra JeonSoo-. Gracias a ti logré deshacerme de esas personas, debido a tu descuido imitando mis cartas cuyas enviadas por mi fueron encontradas en la casa de las víctimas y también en tu casa, dónde te encontraron inconsciente, con una carta de suicidio dónde confesabas haber matado y un par de pastillas tiradas a tu alrededor. Que genial haber tenido la misma letra, solo hizo falta un poco de ingenio y un pasado deprimente reflejado en letras para que esos idiotas te encarcelarán una vez que te recuperaste de aquel intento de suicidio, ni siquiera dudaron de tu falta de habla, en aquella carta fui tan explícito que solo hizo falta escribir desde lo más crudo de mis recuerdos.

Escuché como intentaba levantarse y las cadenas en sus piernas que lo ataban a la pared no se lo impedían. Él solo lograba gruñir como un animal.

-Cómo intentaste ser yo debiste saber que después de hacerte tomar esas pastillas, de meterlas a la fuerza a tu garganta por montones, no sería tan idiota de dejar mis huellas en el lugar, ¿Verdad? Así que no te cuestiones mucho sobre cómo es que no encontraron mis huellas antes de irte a dormir. Bueno, si es que consigues dormir, escuché por los pasillos que alguien le dijo a los reclusos que te lastimarán siempre que pudiesen durante, oh, toda tu cadena perpetua. También escuché que este dió la orden de que te rompieran cada hueso en el cuerpo, una y otra vez, sin matarte. ¿Cuánto tiempo piensas que estarás cuerdo? ¿Aún crees que siquiera me has llegado a los talones?

El tiempo se me agotaba, pero ya lo dicho, dicho estaba, así que no necesitaba seguir perdiendo el tiempo con este bastardo cuando ya le hice lo mismo que hizo con JeonSoo antes de entregarlo a la justicia para que siguiera sufriendo por el resto de sus días, sin descanso, esperando cautivo la muerte sin poder llegar antes a ella por su cuenta. ¿Qué mejor venganza que esa?

-Que bonito es cuando todos tenemos nuestro final feliz -le sonreí alejándome de la celda-. Ten una larga y alegre vida, Kang JaeYoon.

Finalmente, el tiempo para salir al patio estaba llegando y los uniformados debíamos guiar a los reclusos para mantenerlos observados, pero yo no me quedaría para ver cómo la justicia una vez más se dejaba caer por un poco de chantaje. Di la vuelta por el pasillo para retirarme de este lugar pasando desapercibido por el uniforme que me entregó un guardia miedoso, otra vez, y con un par de pasos llegué a la oficina del director de la prisión quien se encontraba fumando, como siempre. -Supongo que ya dió las órdenes, ¿verdad? -él, al igual que mi amigo anterior, solo gruñía- Tomaré eso como un sí, después de todo no querrá que su hermosa esposa y aquella preciosa niña de doce años se enteren de que su padre se está follando a su cuñada.

Dicho y hecho, le sonreí en despedida y abandoné el lugar dejando el uniforme con el chico tembloroso que esperaba por él en el baño. Este me miró, bajo la cabeza, y yo rodé los ojos al recordar cómo es que confundí la actuación de ese idiota encarcelado con la de alguien que realmente tiene miedo. Ese falso yo tenía talento. -Me quedaré con tu ropa -le dije-, pero mi consejo es que te quedes aquí escondido, al menos hasta que los reclusos vuelvan a sus celdas y los guardias no andén rondando con mayor intensidad por los pasillos, sino, serás no solo el hazme reír de tus compañeros, también la nueva chica de los enfermos que están aquí. Cuídate mucho.

¿Vieron eso? Soy considerado.

-Y has ejercicio, estás muy delgado. Tus pantalones están partiéndome.

Muy considerado.

Cuando salí de aquel lugar tan apartado de la ciudad logré respirar porque, en pocas palabras, ya era alguien nuevo empezando a buscar un nuevo sentido a la vida.

Ya libre, me subí a la camioneta que esperaba por mi y le sonreí al piloto a mi lado. -¿Y qué tal las vacaciones?

-Increíbles. Los chicos se veían felices y JeonSoo comenzó a hablar con un chico, fue algo tímida al principio, pero al final de los días intercambiaron números para continuar su amistad lejos de la isla -dijo con tranquilidad y aunque fue un golpe directo al corazón, me hizo sentir feliz el saber que está saliendo adelante-. Ahora tú vas a volver a desaparecer, ¿no es así?

-Me conoces muy bien, señor Min.

Él asintió. -Suelo observar a la gente, ¿Cómo crees que tengo tantos contactos y pruebas de chantaje de no ser así?

Chillé para mis adentros. -Cuando sea grande quiero ser como usted -dije en broma y él sonrió divertido-. Gracias por ayudarme con esto, pero ya no nos volveremos a ver.

-Este era mi último favor a tu hermano: apoyarte cuando intentes hacer el bien. Estoy seguro que estaría orgulloso de ti tras saber que entregaste un chico antes de matarlo, lo has hecho bien.

Si omitimos la parte donde lo tortura y, básicamente, si lo mate, pero lo revivieron, estoy de acuerdo.

-Gracias y lo siento por todo lo que hice.

El hombre me miró por unos segundos antes de regresar la mirada al camino. -Como padre debería odiarte porque sé que mi hijo no habría pasado por ciertas cosas si no fuera por ti, pero ellos, aunque nunca te lo dijeron, te perdonaron para salir adelante y lo están logrando. Pero no lo hago porque sé, que muy en el fondo, si ellos lograron hacer eso fue porque vieron algo bueno en ti y espero logres descubrirlo.

-Así será -dije en cuanto llegamos a mi parada-. Tenga un gran día y cuando vea a JeonSoo dígale que gracias por la carta. Sé que no enviará otra más, pero fue lindo saber de ella y los demás.

En realidad, fue lindo saber de ella y burlarme con la felicidad de los otros ante el idiota que, ahora, deberían estar golpeando en algún rincón de la prisión.

-Le haré llegar tu mensaje.

Cuando nos despedimos se sintió como un verdadero adiós. Sabía que yéndose él ya no habría más lazos que conservar con mi pasado, y estaba bien con eso, todos lo estábamos. Así que, con una sonrisa, comencé a caminar por las calles de Seúl buscando mi nuevo camino siendo un gran hijo de puta que nunca pagó por sus pecados ante la justicia, sino bajo las manos de otros.

¿Pero qué puedo hacer? Después de todo santo no soy.

-Jimin se salvó... -tarareaba por lo bajo una canción que iba creando en el camino- YoonGi se enamoró. NamJoon a SeokJin encontró. JiYeon volvió al amor, JeonSoo continuó bailando en el balcón, a un paso de la muerte, pero jamás saltó. Jungkook, él cambió, y a su hermana amó, mientras que la hermanita de su sueño salió. Felices fueron todos y también feliz seré yo.

Bittersweet Dream | YoonMin #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora